Los teléfonos inteligentes están matando a los estadounidenses

Por Kyle Stock , Lance Lambert y David Ingold

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A Jennifer Smith no le gusta el término "accidente". Implica demasiadas posibilidades y muy poca culpabilidad.

Un "choque" mató a su madre en 2008, insiste, cuando su vehículo fue golpeado por otro. Ella se dirigía a recoger comida para los gatos. El otro conductor, un estudiante universitario de 20 años, se pasó una luz roja mientras hablaba por teléfono móvil, una distracción que admitió inmediatamente y citó eso como el catalizador del fatal suceso.

"Estaba arrepentido", comenta Smith, que ahora tiene 43 años. "Él nunca cambió su historia", agrega.

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Sin embargo, en los registros federales, la muerte no se atribuye a la distracción o al uso del teléfono móvil. Es solo otro elemento del nefasto peaje anual de la Administración Nacional de Seguridad del Transporte en las Carreteras, una muerte más de las 37,262 de ese año. Tres meses después, Smith renunció a su trabajo como agente de bienes raíces y formó Stopdistractions.org, un grupo de apoyo y cabildeo sin fines de lucro. Su intención era hacer que la trágica pérdida de su madre concietizara a la población.

Pese a eso, su defensa no ha dado los frutos esperados. Nueve años después, el problema de la muerte por distracción ha empeorado.

En los últimos dos años, después de décadas de muertes en declive, los fallecimientos por accidentes de tráfico en Estados Unidos aumentaron un 14.4 por ciento. Solo en 2016, más de 100 personas murieron cada día en vehículos o cerca de ellos en el país. Es la primera vez que la nación ha superado esa triste cifra en una década. Los reguladores, mientras tanto, todavía no tienen una buena idea de por qué las muertes relacionadas con colisiones aumentan: las personas conducen distancias más largas pero no tanto; el total de kilómetros aumentó solo un 2.2 por ciento el año pasado. Colectivamente parecíamos estar acelerando y bebiendo un poco más, pero no mucho más de lo habitual. Los expertos dicen que estos aumentos no justifican el aumento de las muertes en las carreteras.

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Sin embargo hay tres grandes pistas, y no están en la carretera. Una de ellas, como habrás adivinado, es el aumento sustancial del uso de teléfonos inteligentes por parte de los conductores de Estados Unidos mientras manejan. De 2014 a 2016, la proporción de habitantes que tenían un iPhone, un Android o algo similar aumentó del 75 por ciento al 81 por ciento.

El segundo es la forma cambiante en que los estadounidenses utilizan sus teléfonos mientras conducen. En estos días, ya casi hemos acabado de hablar. Los mensajes de texto, Twitter, Facebook e Instagram están a la orden del día, todas las actividades requieren mucha más atención que simplemente sostener un dispositivo en el oído o responder con un toque de voz. Para 2015, casi el 70 por ciento de los estadounidenses usaban sus teléfonos móviles para compartir fotos y seguir eventos noticiosos a través de las redes sociales. En solo dos años, esa cifra ha aumentado al 80 por ciento.

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Finalmente, el aumento de las muertes se produjo en ciclistas, motociclistas y peatones. Todos ellos tienen más posibilidades de morir que alguien que está en un SUV. El año pasado, 5,987 peatones perdieron la vida por culpa de los autos, casi 1,100 más que en 2014, es decir, que hubo un aumento del 22 por ciento en solo dos años.

Los reguladores de seguridad y los funcionarios encargados de hacer cumplir la ley, ciertamente, comprenden el peligro de tomar o hacer una llamada telefónica mientras se opera una pieza de maquinaria pesada. Sin embargo, todavía no tienen idea de cuán peligroso es porque los datos simplemente no se obtienen de forma sencilla. A medida que el tráfico de teléfonos móviles continúa pasando de simples llamadas de voz y mensajes de texto a redes sociales encriptadas, los funcionarios cada vez tienen menos pistas.

(Télam)
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Del conjunto de datos de 2015, solo 448 muertes se vincularon a teléfonos inteligentes, y eso representa un 1.4 por ciento de todas las muertes de tráfico. Según esa medida, conducir ebrio es 23 veces más mortal que usar un móvil mientras se maneja, aunque los estudios han demostrado que ambas actividades detrás del volante constituyen (en promedio) un nivel similar de deterioro. La organización aún no ha dado a conocer los datos de 2016, pero la agencia dijo que las muertes vinculadas a la distracción disminuyeron durante el año pasado.