Cómo el tener padres mayores me ayudó a encontrar pareja estable

Por Jack Rushall

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(iStock)
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Hace un par de años, tropecé con la cruda realidad: yo no estaba planeado. En otoño de 1992, mis padres, muy conservadores, que rara vez habían viajado juntos en los 18 años que llevaban viviendo juntos bajo el mismo techo, reservaron un viaje para ver obras de arte en San Francisco. Allí fui concebido con cuidado tras una pintura.

Esa dura verdad, con el paso del tiempo, ha sido fácil de asimilar. Mis padres se refieren a mí como una "sorpresa feliz". Mi madre siempre había luchado por tener hijos. Mi única hermana, mayor que yo, tiene ocho años más. Mis abuelos, ahora todos muertos, estaban impresionados por la fertilidad de mi madre, de 44 años. Mi padre tenía 47 años.

Algunos investigadores se oponen a los padres que tienen hijos como yo. Afirman que los padres mayores aumentan el riesgo de tener bebés con anomalías cromosómicas (como trastornos mentales, físicos y de estado de ánimo). Sin embargo, puedo dar fe que también aporta beneficios sociales, sobretodo en el terreno romántico.

La edad de mis padres los hacía diferentes de los padres del resto de mis amigos al tiempo que yo iba creciendo, pero ese no era el único factor que los distinguía. Ambos, que ahora están sobre los setenta años, siguen estando muy enamorados. Han tenido la misma rutina desde que se casaron en 1876: se despiertan, alimentan a su zoológico de gatos y perros, disfrutan de una taza de Joe y leen los periódicos del día. Muchas veces no me desperté con el rayo de sol entrando por la ventana sino por su risas. Ambos eran abogados y lo cierto es que no recuerdo ninguna discusión entre ellos.

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Tener padres mayores se ha vuelto algo más fácil cuando he crecido. Al principio, cuando estaba en la escuela primaria, mi mamá evitó participar en las ventas de pasteles o en las fiestas dirigidas a los jóvenes. Mi papá, no muy entusiasmado, tampoco fue voluntario para entrenar al equipo de mi escuela o a otros grupos de la comunidad.

Recuerdo que tenía muchos celos por mis compañeros que tenían padres de unos treinta años. ¿Y ahora? Pues no me importa en absoluto que no quisieran estar involucrados en esas actividades.

¿Cómo podría afectar a mi vida romántica el hecho de tener unos padres mayores? El tema ha sido analizado. Pero vale la pena señalar que las parejas casadas mayores de 50 años tienen el doble de probabilidades de seguir juntos en comparación con sus homólogos menores de 50, a pesar de un repunte de los llamados "divorcios grises". A partir de esa premisa se puede deducir que los hijos de padres mayores son más propensos a presenciar un compañerismo prolongado. De hecho, mis padres establecieron un precedente en ese sentido. Verlos dándose cariño mútuamente con enfermedades que alteran la vida y con las muertes de algunos miembros de mi familia, me hizo ver algo con lo que mi generación parece que está luchando: el compromiso.

Me doy cuenta de que no todas las personas quieren familias, pero sé que yo lo haré. Mis padres nunca han sido dependientes, pero me siento atraído por el amor perseverante que ha estado presentado en sus cuarenta años de matrimonio. Jamás me cuestioné su devoción o su capacidad de compromiso. A pesar de que pude sentir envidia de otros niños con padres divorciados y jóvenes o de otros que eran más atléticos, ahora estoy agradecido de que nunca fui un hijo de padres divorciados.

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La forma de actuar de mis progenitores nos dio, tanto a mí como a mi hermana, una estabilidad que nos gustaría reflejar. Mi hermana se casó a los treinta y de momento no piensa en tener hijos. Mis padres tuvieron otras parejas antes de conocerse, pero nosotros siempre hemos tenido presente que no íbamos a tener un compromiso serio con alguien hasta que encontráramos a aun compañero con el que quisiéramos formar una familia.

Realmente creo que mis padres son la causa principal de que yo piense de esa manera. No tengo ninguna prisa por casarme. Ante este escenario también reconozco que no estoy muy seguro de si quiero casarme. Tampoco he fijado ningún tipo de plazo. Mis padres me han animado a buscar una relación a largo plazo, siendo plenamente consciente de que es posible encontrar a alguien en cualquier momento.

Se podría decir que soy quisquilloso, pero en el amor, lo mejor es esperar hasta que veas que eres capaz de mantenerlo.