La ceguera no impide que un apicultor, un panadero y un kayakista puedan ampliar su visión

Por Tara Bahrampour

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Otra de los ganadoras de este año es Penny Melville-Brown de Farnham (Reino Unido) (Penny Melville-Brown / The Washington Post)
Otra de los ganadoras de este año es Penny Melville-Brown de Farnham (Reino Unido) (Penny Melville-Brown / The Washington Post)

En las zonas rurales de Uganda, las personas que son ciegas o tienen discapacidad visual suelen ir a la ciudad a buscar trabajo. Pero esos empleos son difíciles de encontrar y muchos de ellos acaban como mendigos callejeros.

Ojok Simon quiere dar a conocer algunas formas de ganar dinero sin necesidad de salir de casa. ¿Cómo? Con la apicultura. Simon, de 36 años, se volvió discapacitado visual tras ser golpeado por unos rebeldes que llegaron a su aldea cuando era un niño. Ha sido apicultor durante 15 años y en 2013 cofundó Hive Uganda, una organización que enseña a las personas con discapacidad visual a ganarse la vida criando abejas.

Este año, su entidad recibirá un nuevo impulso ya que Simon ha sido uno de los tres ganadores del Premio Holman, que otorga The Lighthouse for the Blind and Visually Impaired de San Francisco.

"Es como una beca Fullbright para ciegos", comenta Will Butler, director de comunicación de la organización, sobre el premio que da hasta USD 25,000 a cada una de las personas ciegas o con discapacidades visuales que buscan fondos para ambiciosos proyectos personales.

El premio lleva el nombre de James Holman, un teniente de la marina inglesa del siglo XIX que perdió la vista a los 25 años. En aquellos días, si un militar se volvía ciego "lo normal era que lo sentaran en un convento o en una iglesia a rezar por las almas de los soldados y marineros ingleses muertos", recuerda Bryan Bashin, CEO de The Lighthouse.

Holman no creía que eso fuera algo divertido. Así que "en un momento en que la gente ni siquiera pensaba que los ciegos eran capaces de salir de casa, él comenzó a viajar hasta convertirse en la persona ciega más viajada del siglo XIX". Según cuenta Bashin, llegó a cruzar Escocia, Francia e incluso Siberia.

Ojok Simon utilizará la dotación del premio para enseñar a otras personas a convertirse en apicultores (Okello Geoffrey / The Washington Post)
Ojok Simon utilizará la dotación del premio para enseñar a otras personas a convertirse en apicultores (Okello Geoffrey / The Washington Post)

Otra de los ganadoras de este año es Penny Melville-Brown de Farnham (Reino Unido). Ella perdió la vista mientras trabajaba como comandante de la Armada Real Británica. Su proyecto, Baking Blind, llevará a chefs ciegos por todo el mundo para que cocinen. Harán paradas en China, Australia, Malawi y Virginia Beach, donde espera "vincularse con algunos veteranos de la Armada, especialmente con los ciegos, para que puedan compartir historias".

A lo largo del camino grabará sus encuentros y los publicará en su blog de viajes. Su objetivo, según dice, es "demostrar que las personas ciegas o con discapacidad tienen muchas habilidades para levantarse y salir, siendo un gran apoyo para el resto de la sociedad, especialmente para que los empleadores hagan un uso mejor de ellos".

Melville-Brown estaba emocionada al saber que había ganado. "Es como ganar los paralímpicos o The Apprentice, con un aroma de Nobel", confesaba a los organizadores en un emocionante correo electrónico. También señaló que ese honor viene con "una gran responsabilidad, porque estoy representando a un montón de personas ciegas y, especialmente, a aquellas que fueron candidatas al premio".

El tercer ganador fue Ahmet Ustunel, un maestro de San Francisco y un ávido kayakista, que podrá desarrollar un sistema de guía para que los atletas ciegos pueden practicar este deporte y hacer hasta 800 kilómetros solos en diferentes partes del mundo, como el Estrecho de Bósforo, entre Europa y Asia, en su Turquía natal.

202 participantes de 27 países y 35 estados de Estados Unidos aplicaron con presentaciones de 90 segundos en video hablando de sus proyectos.

"Nos sorprendió el gran interés, la calidad y la diversidad de las propuestas. Uno de los mayores obstáculos es la percepción de nuestras capacidades en todos los campos, y parte de la misión de The Lighthouse es cambiar eso", afirma Gashin.

Ahmet Ustunel en su kayak (Zilara Yarbrough / The Washington Post)
Ahmet Ustunel en su kayak (Zilara Yarbrough / The Washington Post)

Los ganadores se irán a San Francisco y trabajarán con el gerente de la organización para refinar sus ideas. Un año más tarde se volverán a presentar para explicar cómo resultaron sus proyectos.

En el distrito de Gulu, al norte de Uganda, la organización de Simon ya ha enseñado a 38 hombres y mujeres a ser apicultores, gracias al uso de materiales locales para hacer colmenas y al aprendizaje sobre el comportamiento de las abejas.

Los ugandeses valoran mucho esos insectos por su miel, por su cera (utilizada para el jabón y otros cosméticos), sus propóleos e, incluso, por su veneno, que se puede utilizar para aumentar la inmunidad. Sin embargo, gran parte de la cosecha se realiza en el medio silvestre, lo que representa un desafío para los discapacitados visuales.

Ganar el Holfman permitirá a Simon saber a cuántas personas lo podrán ayudar.

"Siento que ahora voy a estar dirigiéndome a la sociedad en general, para empoderar a África Oriental", comentó a The Washington Post. "Mi sueño se está convirtiendo en realidad, y ese cambio que yo quería lo estoy empezando a notar en la punta de mis dedos", finalizó.