Cinco formas en las que padres pueden ayudar a los niños a despertar su curiosidad

Por Julie Scagell

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(Pixabay)
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Como cada sábado, mi esposo y yo nos disponemos a competir en lo que llamamos cariñosamente como las "Olimpiadas del barrio": ir al supermercado, ir a la lavandería, llevar al pequeño a hockey… No habíamos salido de la carretera cuando nuestro hijo de cinco años empezó con su interrogatorio.

"¿Cuántas ballenas viven en la Florida?"

"¿Los Buffalo Bills derrotaron a los Giants este año?" (Esa se vale, vivimos en Minnesota)

"¿Las cenizas de un volcán te queman?"

"¿Cuánto es seis por diez?"

"¿Los Jets derrotaron a los Packers?"

"¿Puede matarte un gran tiburón blanco?"

"¿El Ohio State Buckeyes derrotó a los Badgers?"

"¿Cuál es tu animal de granja preferido? El mío es una cabra."

El chico está destinado a ser un agente del FBI especializado en interrogatorios. Eso es algo que solemos hacer y, aunque es bastante divertido, resulta un poco agotador.

"Es enloquecedor, ¿no crees?" susurré a mi marido mientras me miraba.

"Es fascinante que no lo veas" me contestó. "Cuando te conocí por primera vez, pensé que nadie, anteriormente, había estado tan interesado en mí como tú. No tardé en darme cuenta de que estabas pendiente de todo. Y eso es lo que más me gusta de ti", añadió.

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"Eso es muy dulce", le contesté.

"Daría cualquier cosa para que dejes de hacer tantas preguntas mientras vemos películas", dijo.

Suficiente.

Para mí, la curiosidad es necesaria. Es una cualidad que admiro en otros y que yo trato de nutrirme. Mi deseo de aprender se ha acentuado con la edad y es algo que espero enseñar a los tres hijos que tengo. Quiero que ellos sean los que constantemente hagan preguntas y amplíen su conocimiento. Por supuesto, no quiero que ellos sean los más pretenciosos para hacer creer a la gente que son los más inteligentes. Todos conocemos a alguien así, y nadie quiere estar cerca de ellos.

Estas preguntas son un poco agotadoras, sí. Pero peor sería si en vez de hacernos 47 preguntas en un trayecto de 10 minutos, el niño no dice absolutamente nada.

Por desgracia, también tenemos uno de esos. En un viaje a Escocia, donde fuimos a visitar a la familia de mi marido, la pregunta más frecuente de mi hija fue: "¿Cuál es la clave del WiFi?". No tuvo ningún interés en la historia, en las tradiciones ni en la cultura del país. El momento en que la vi más emocionada fue cuando estábamos de compras por Edinburgo.

Aunque la curiosidad es algo innato, lo cierto es que es un rasgo que debe trabajarse continuamente, dependiendo de nuestra edad o etapa de la vida. Los padres pueden desempeñar un papel activo cultivando la capacidad del niño. Haciendo preguntas y buscando respuestas. Pero eso requiere de bastante persistencia.

(Pexels)
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Aquí le propongo cinco maneras de fomentar el espíritu inquisitivo en su hijo.

  • Cuando un hijo le haga una pregunta, no responda inmediatamente
  • . Anímelos a que ellos encuentren la respuesta por sí solos. Usted puede indicarle dónde encontrar la solución de acuerdo a su edad: en Internet, en una biblioteca o en un documental. Eso les ayudará a tener más confianza y encontrar las respuestas por su cuenta.
  • Responde a una pregunta con una pregunta
  • . Cuando mi hijo me preguntó si las cenizas de un volcán pueden llegar a quemarte, le pregunté qué pensaba al respecto. Dijo que, definitivamente, sí que podían quemar y me dijo que, por esa razón, uno no debería construir una casa al lado de un volcán. “A no ser que tengas una caja llena de vendas”, añadió.
  • Cambie el final de su cuento favorito antes de ir a la cama
  • . Mezclar, agregar o quitar personajes, las escenas del libro, o incluso cambiar el final. Pídale a su hijo que imagine cuál sería el resultado si se cambian diferentes partes de la historia.
  • Dé a sus hijos tareas de aprendizaje
  • . Cuando un hijo más mayor le pide algo, como ir a una fiesta de pijamas, dinero para comprar ropa nueva o poder acostarse una hora más tarde, ellos deberían investigar a una persona con cierta relevancia histórica con tal de obtener el resultado deseado. Podrían conocer en profundidad la vida de un inventor, de un líder mundial, un autor o una persona normal que logró hacer algo extraordinario en el mundo. Haga que el niño escriba sobre las motivaciones de esa persona para convertirse en algo grande.
  • Juega al juego del “Preferirías…”
  • . Haga preguntas a su hijo del tipo: “¿Prefieres ser Spider-Man o Batman? ¿Pasarías la noche durmiendo bajo la lluvia o bajo la nieve? ¿Vivirías en un estado cálido o en un estado frío?”. O la pregunta favorita de mi marido: “¿Prefieres pelear con 10 caballos del tamaño de un pato o con un pato del tamaño de un caballo?”. Y así sucesivamente. Siempre preguntando por qué eligieron esa respuesta.
(Wikimedia)
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Estos pequeños pasos pueden ayudar a iniciar conversaciones y hacer que los niños piensen por sí solos. Las respuestas de muchas de sus preguntas están en la punta de los dedos de nuestros niños, gracias a los buscadores de Internet. Pero con algunos cambios se puede conseguir un ambiente donde el aprendizaje se convierta en algo divertido, al tiempo que piensan de forma crítica e independiente, llegando a sus propias conclusiones.