Las cábalas del fútbol argentino

Por Ignacio Conese

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Algunos hinchas argentinos nos cuentan cómo influirán sus prácticas en el conjunto albiceleste durante este mundial Rusia 2018

Este Mundial no comenzó del todo bien para la selección de Argentina, sin embargo, el país no deja de ser históricamente futbolero. Calles desoladas, escritorios vacíos por sus oficinistas y comercios cerrados, son algunos indicios de un país ocupado frente a un televisor, esperando el mejor resultado, por supuesto.

Le preguntamos a algunos fanáticos argentinos acerca de sus cábalas, las que se van generando en este mundial, y las más memorables o ridículas que han tenido.

Belén, 42 años, profesora

No soy muy religiosa, creo, no practico y mucho menos rezo, igual tengo un rosario de plástico lila que me acompaña hace años, y que cuando llega el mundial pasa a estar a mano, aunque no siempre lo uso es bueno saber que esta ahí.

Oscar, 32 años, empleado administrativo

Una vieja camiseta suplente del mundial 98. La tengo desde entonces y solo la uso para los mundiales. El Mundial pasado le agregue un medallero lleno de santos, que era de mi tía abuela y apareció entre mis cosas. No creo que lo use este año, pero sí la camiseta.

Cristina, 62 años, jubilada

Cuernos y dedos cruzados, desde siempre.

Mariana, 37 años, trabajadora social

Nunca veo un partido sola, siempre busco verlo con alguien y por lo general cada Mundial con un novio nuevo. O sea que cada cuatro años clavado que te cambio el novio. Nunca me puse a pensar que pasaría si ganamos. ¿Me quedo con el novio?

Alejandra, 69 años, jubilada

Tengo unas "mamushkas" que me trajo una prima en los 70 de un viaje a Rusia. Me pareció que acomodarlas al lado del tele podría traer buena suerte.

Germán, 32 años, empleado administrativo

Me siento en el mismo lugar desde el Mundial pasado en la misma casa del mismo amigo. El Mundial pasado fue cábala, y al arranque de este por las dudas no quise cambiar nada.

Gustavo, 56 años, empresario

Nos juntamos con los mismos amigos hace ya varios mundiales a comer un asado con vino y picada y nos sentamos todos en los mismos lugares desde siempre. El asado con vino va, sin importar el horario, previo o post, pero va. Además, dependiendo el momento del mundial se suman otras cábalas, como usar la misma camiseta, los mismos calzoncillos, las mismas medias, esas cosas.

Leonardo, 33 años, óptico

Este Mundial todavía no desarrollé una cábala, pero el pasado nos juntábamos a verlo siempre en la misma casa y cada vez que había un tiro libre, un penal, o cualquier instancia decisiva a favor o en contra yo me paraba, iba hasta el fondo y tocaba el marco de madera de la ventana, por eso de la madera y la suerte. Lo tenia que hacer sí o sí, porque si no me sentía mal.

Alan, 31 años, estudiante de psicología

Siempre cuando dan el pitido inicial grito, "vamo argentina carajo". El mundial pasado tenía que ir al baño antes de cada partido. Hasta empecé el partido contra Bélgica desde el baño porque era necesario. Después durante el partido la neurosis aumenta y hay todo tipo de obsesiones.

Julián, 30 años, escritor y estudiante de psicología

El mundial pasado vinimos desde Córdoba a Alta Gracia a ver el primer partido en la casa de mis viejos. Mientras agarrábamos las mochilas, el chupi y las cosas, alguno agarró un cuadro que había en el departamento. La pintura era un autorretrato de la mano de un amigo que en el clima mundialista pasó a llamarse automáticamente La Mano de Dios. La trajimos en el bondi junto a todo lo demás, nos fue bien en el debut y así fue que empezamos a llevarla a todos los partidos, sea caminando por la calle o en el bondi, donde sea la mano con nosotros a todos lados. Ese domingo de la final vinimos a Alta Gracia, la sede también se había vuelto cábala. Nos juntamos temprano en el departamento de mí amigo, compramos las cosas y salimos corriendo a la parada del colectivo porque se nos hacía tarde. Por esas cosas que no se pueden explicar, una vez que el bondi avanzó y ya agarrábamos la ruta, alguno se dió cuenta de lo que no hubiésemos querido nunca: nos habíamos dejado La Mano de Dios en el departamento. Entre bajarnos y volver a buscarla, entre convencernos de que eran giladas y no pasaba nada, la verdad es que al menos yo sentí que nos habíamos mandado una mala. Que la parte ínfima que nos correspondía hacer a nosotros para ganar la copa, no lo estábamos haciendo. Nadie quería hablar de la mano. Incluso durante un rato nos olvidamos. Pero en un momento volvió el asunto del cuadro y estuvimos a punto de agarrar un auto e ir hasta Córdoba. Al final aprovechamos que teníamos pinturas y un bastidor e hicimos un cuadro nuevo: cada uno de los presentes dibujó con un color distinto su mano en la tela y con eso intentamos compensar nuestra falta. Lo demás, ya es conocido (Argentina perdió la final contra Alemania). No sé qué habrá hecho mí amigo con su cuadro, pero yo me acabo de enterar que mi vieja la semana pasada, antes que empezara el mundial, por las dudas quemó el cuadro de la mano trucha en la estufa.

Federico, 30 años, periodista deportivo

Desde el 2006 veía los partidos en la casa de un amigo que vivía con sus viejos. Me quedaba a dormir la noche anterior, dejábamos las camisetas en la mesa listas para el otro día y nos sentábamos en el mismo lugar. Este mundial mi amigo se casó y traté de reemplazar la cábala por la casa de otro amigo, pero fue un desastre. Encima la mamá de este nuevo amigo estuvo todo el partido siendo anti-Messi, me quería morir. Ahora para el próximo partido volvemos a la misma cábala de siempre con el amigo de siempre, pero a la inversa: va a ser en mi casa.

Publicado originalmente en VICE.com