Un terapeuta nos dice por qué lloramos a las celebridades como si las conociéramos

Por Rajul Punjabi; traducido por Laura Castro

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Jason LaVeris / Getty
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El sufrimiento por la muerte de una celebridad podría ocupar más espacio emocional que los sentimientos que teníamos hacia ella cuando estaba viva.

"¿Cómo es que nunca antes había probado el keema naan? Es estúpido", le digo a mi madre, tumbada en el sofá, con un bourbon en la mano. "¿Puedo decir si quiera que soy hindú?"

El otoño pasado, estaba de visita en casa de mis padres para pasar una tarde tranquila de viernes viendo Netflix, cuando a ellos se les antojó ver un episodio de Bourdain. Esos dos han sido fans de Bourdain por años, pero yo siempre había apreciado su trabajo desde lejos. Así que los dejé encontrar uno de sus episodios favoritos, el de la ciudad de Amritsar, Parts Unknown, un programa donde Anthony Bourdain viaja a diferentes países y prueba alimentos esotéricos de todas las culturas.

De hecho, el episodio es magnífico. En él, Bourdain visita una de las ciudades más grandes de Punjab, donde come cosas increíbles (imagina algo así como un pan naan de ajo, igual de crujiente y pastoso, pero con carne sazonada dentro) y profundiza en algunos matices de la cultura india que yo no conocía bien. Pero no lo hace al estilo de un colonizador blanco que viene y te quiere aleccionar acerca de tu propia cultura. Más bien es encantador. Por irreverente, sarcástico y arrogante que Bourdain pudiera parecer a veces, en ese programa es el epítome del estudiante de intercambio entusiasta y hambriento. Y aunque se necesita poder y privilegios para poder hacer las cosas que hizo, no todos los que cuentan con esas prerrogativas tienen la habilidad de conectarse con las personas así, de incitarlas a mostrarse de una manera auténtica.

Vi muchos episodios después de eso. Como periodista, anhelo conectarme con las personas como él lo hacía, ser el vehículo de sus invaluables historias. Sé que Bourdain construyó su imperio con base en su conocimiento de la cultura gastronómica y restaurantera, pero por encima de todo fue un narrador sólido y apasionado. En un clima político donde hay tanta división y miedo al hablar de "el otro", la suya es una práctica especialmente refrescante.

Aunque me he vuelto bastante insensible ante las muertes de las celebridades (no soy una idiota, sólo trabajo en los medios), estaba bastante conmocionada cuando escuché sobre la muerte de Bourdain. Tal vez es porque produjo algo que me importaba, o porque su personalidad era increíble, pero la idea de que ya no exista físicamente es desconcertante. Aún tenía mucho para dar, al menos me imagino que así era, y es lastimoso que simplemente se haya desvanecido.

"Simbólicamente, esta conexión significaba algo", dice David Klemanski, psicólogo y profesor de psicología clínica en NYU Langone Health. Él me cuenta acerca de una cosa llamada relaciones parasociales: cuando una persona gasta energía emocional, interés y tiempo en una celebridad o en alguien a quien no conoce personalmente. Las interacciones parasociales se parecen a las relaciones personales en términos de nuestros pensamientos y emociones acerca de ellas, pero son (obviamente) unilaterales. En nuestros días, la intimidad que sentimos con las celebridades es más palpable que nunca a causa de las redes sociales, me dice Klemanski.

Ciertamente me siento más conectada con las celebridades debido a Twitter, incluido Bourdain. Muchos de sus tweets parecían reflejar mis propios valores. "Las cuentas [en las redes sociales] son muy personales", dice Klemanski. "Creo que esta interconexión facilita la percepción de una relación íntima más fuerte de la que en verdad tenemos. Y tiene sentido que el duelo pueda ser paralelo a eso. O incluso superarlo".

Superarlo. Eso llamó mi atención al hablar con los expertos sobre este fenómeno: el sufrimiento por la muerte de una celebridad podría ocupar más espacio emocional que los sentimientos que teníamos hacia ella cuando estaba viva. Esto podría estar relacionado con la realidad de que el duelo puede ser mucho más simple cuando se trata de alguien a quien no conoces. "A veces lamentamos la muerte de las personas que no conocemos más de lo que lamentamos la muerte de las personas que sí conocemos porque nuestra relación con ellos es mucho menos complicada", dice Norma Bowe, profesora de la Universidad de Kean en Nueva Jersey, especialista en muerte y duelo. "Nuestras relaciones con los miembros de nuestra familia son complicadas. Las relaciones que tenemos con nuestras parejas son complicadas".

Klemanski me insta a ver funcionalmente mi "relación" con Bourdain: ¿qué hizo por mí? "¿Me proporcionó compañía? ¿Llenó algún vacío?", me pregunta. En definitiva, el papel que jugó en mi vida fue de conveniencia para mí (obviamente, ya que literalmente no estaba haciendo nada por él). Percibí en él las cualidades que yo misma aspiraba a tener: me apasionaba lo que parecía ser nuestro objetivo compartido de conectar íntimamente y sin miedo con personas profundamente diferentes a nosotros. Mis sentimientos de conexión con él me hicieron sentir inspirada para buscar y tener esas cosas en mi propia vida.

Algo que debes considerar si te sientes vacío después de que una celebridad que te gustaba muere: acepta ese sentimiento de porquería. "Nos enseñaron que debemos ser fuertes, lo que sea que eso signifique", dice Bowe. Sufre tu duelo, y pasará. Sírvete un trago a la salud de tu celebridad, y no te sientas raro por reconocer lo que esa persona hizo por tu crecimiento personal.

Se fue inesperadamente, pero me dejó mucho.

Publicado originalmente en VICE.com