Preguntamos a jóvenes veganos de Argentina por qué eligieron este estilo de vida

Por Pablo Díaz Marenghi

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Foto por Pablo Díaz Marenghi
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¿Cómo es ser vegano en Argentina? ¿Qué problemas tuvieron? ¿Con qué se tuvieron que enfrentar?

En los últimos años, se ha empezado a cuestionar el consumo de carne por diferentes motivos: salud, empatía con los animales, crítica a los métodos de explotación ganadera, entre otros. Lo cierto es que las razones por las cuales algunas personas deciden abandonar todo tipo de alimentos hechos con animales (incluso sus derivados) son muy variadas.

Algunos estuvieron influenciados por ciertas bandas de punk rock straight edge (estilo que promulga el antiespecismo, el no consumo de alcohol y drogas), por agrupaciones activistas, dietas y hasta por documentales.

El veganismo es visto por algunos sectores como un movimiento extremista y egoísta integrado por cierto sector de la clase media. Lo cierto es que los que lo han adoptado, no parecerían encajar con este estereotipo. Más bien, lo contrario: exponen valores ligados a la tolerancia, el respeto hacia todo ser vivo, el antifascismo y el cuidado por el cuerpo. Ser vegano/a en la Argentina, además, es una empresa más compleja aún. Ir a un asado, ritual gastronómico por excelencia dentro de la cultura argenta, se convierte en una excusa para la burla, los malabares alimenticios o los interrogatorios incómodos. Algunos testimonios de veganos y veganas echan luz acerca de cómo es mantener este particular estilo de vida:

Soledad, Periodista y community manager

Retrato de Soledad
Retrato de Soledad

Me hice vegana en el 2010. Por esos años estábamos en pleno auge de las fábricas recuperadas, y una de las bandas con las que trabajo tenía una fecha en un frigorífico recuperado por sus trabajadores. La fecha fue un sábado, día de faena. Hicimos un recorrido por la planta, lo sentí como una experiencia horrible. Al terminar, los trabajadores nos esperaron con un asado y me acuerdo que no pude probar bocado luego de haber visto todo el proceso. Ese día decidí que no iba a comer nada más que atentara contra la vida de un animal.

La transición fue bastante difícil. En ese momento, aún vivía con mi mamá y su marido, y en las comidas todo era acompañado por carne. Tenés que aprender a comer de nuevo, a consultar qué podés comer y qué no, aprender a leer los envases de lo que se consume, y realizarte como el nuevo master chef de comida que probablemente no habías cocinado jamás.

Al principio se me disparó la anemia, con todos los problemas que eso conlleva. Estar cansado, tener la presión por el piso. Hasta que visité a un nutricionista que me fue guiando en qué alimentos podían reemplazar lo que necesitaba para sentirme bien. Luego todo lo contrario, el cuerpo notó la diferencia alimenticia muy rápido. Me siento liviana y la piel me cambió.

En mi casa me miraban raro. Mi mamá no sabía qué cocinarme y se enojaba cuando yo llegaba de la facu y vivía a ensaladas o verduras al vapor. En los asados entre amigos o laborales todos preguntaban si se podía vivir de lechuga. Pero creo que es normal, no estamos culturalmente adoctrinados para sacar la carne de la alimentación.

Maureen, integrante del Colectivo Activista Voicot

Retrato de Maureen
Retrato de Maureen

Cuando me mudé a Mar del Plata, con 18 años, conocí una chica vegetariana. Nunca había oído sobre eso, no sabía que alguien podía elegir no comer ciertos alimentos o animales. Me llamó la atención ya que soy de un pueblo pequeño que el principal mercado es la ganadería. Empecé a investigar un poco, a mirar videos y con el tiempo me di cuenta de que había una gran contradicción en mi vida: vivía con un conejo como mascota pero me comía una milanesa de pollo.

Al principio, el vegetarianismo fue cuestión de chistes y bromas entre mis familiares y amigos, a lo que respondía con total empatía y humor. Luego, durante el veganismo tomé otra postura, otro pensamiento respecto a eso y no me genera gracia, más bien me lo tomo en serio y prefiero debatir de la mejor manera para informarle a mi entorno de qué se trata mi forma de vida.

Ser vegano ya es una forma de activismo. Pero considero que es necesario un activismo que involucre lo social de una manera más pública. Es necesario informar a la gente, mostrar la realidad que no ven o no quieren ver y plantar la capacidad de reflexión en todas las personas que nunca lo han considerado. Desde Voicot vinculamos el activismo con el arte para llegar al resto con un concepto.

El veganismo no es solo no comer animales, es un compromiso con todo el planeta y los individuos que vivimos en él. Es respetar a todos los animales por igual, considerarlos un par que quiere vivir igual que nosotros y no tenemos derecho a decidir por su vida.

Marcos Valdez, estudiante de Licenciatura en Nutrición y activista

Retrato de Marcos Valdez
Retrato de Marcos Valdez

Me hice vegano después de ver un video de Gary Yourofsky. Me costó un mes dejar de comer carne y ocho meses dejar los derivados. No tuve problemas de salud, más bien todo lo contrario, bajé casi 20 kilos, pude hacer una media maratón y este año me estoy preparando para hacer una maratón completa.

Al principio me ocasionó problemas sociales pero ya se acostumbraron. El hecho de que no me enfermo nunca hizo que los que ya me conocen me hagan muchas preguntas. Gente que no me conoce también pregunta y, en general, ya se como contestar. Aclaro: hace dos años no voy a asados.

Pienso que el activismo es una parte muy importante para que la gente se entere de la problemática. Sin dudas todos tendríamos que ser veganos por respeto al prójimo.

Milagros, estudiante de Artes Combinadas (UBA) y profesora de artes

Retrato de Milagros Ortiz
Retrato de Milagros Ortiz

Mi transición fue larga, comenzó en la adolescencia gracias a la música. En aquel momento ya había muchos vegetarianos y veganos en el ámbito alternativo, punk y hardcore. Algunas de las ideas se esparcían y me empezaron a hacer ruido. A los 17 tuve problemas de colesterol por alimentarme únicamente a base de carne y frituras. Tuve que empezar a incorporar vegetales a mi dieta. Cuando me independicé, también me pesó la cuestión económica. ¿Con qué sentido iba a gastar tanta cantidad de dinero en un kilo de carne o queso, cuando un kilo de legumbres era infinitamente más barato?

Mejoró mi problema de malestar estomacal y constipación. Nunca más me sentí pesada ni hinchada al comer. Según me dijeron amigos, también mejoró el aspecto de mi piel. No sufrí ningún tipo de enfermedad en este tiempo.

En general no me ocasionó problemas sociales, tengo bastantes amigos vegan y los que no lo son, son bastante abiertos. Siempre buscamos la forma de que podamos comer todos si nos juntamos. En el lugar donde sentí un poco más de reticencia fue en el trabajo con algunos compañeros (pero los menos) que hacen algún comentario desagradable o preguntan de mala manera. Siempre estoy dispuesta a explicar si hace falta. Identifico mis ideas con el antifascismo y el feminismo, por lo tanto no puedo concebir que ningún ser humano sea maltratado y explotado así tampoco los animales.

Sabrina, docente de biología y estudiante de medicina. Lleva adelante el emprendimiento de comida vegana Proyecto Benja

Retrato de Sabrina Gallardo
Retrato de Sabrina Gallardo

Me hice vegana por los animales, por la empatía que sentí por ellos y por un profundo respeto a los mismos. En una feria conocí a los chicos de la agrupación CoALA, ellos dieron una charla sobre explotación animal y un mini taller de cocina vegana. Después de eso decidí que mi transición había terminado ese mismo día.

Cuando era ovolacto vegetariana pensaba hacer una transición larga por mi fanatismo por los quesos, desconocía lo que sucedía en las industrias vinculadas con la producción de los mismos, cuando lo supe no hubo duda alguna, fue cuestión de reeducar al paladar y aprender recetas nuevas o modificar las clásicas.

Sufrí de anemia gran parte de mi vida. Pasarme al veganismo hizo que esos índices se volvieran normales, también noté una mejora en el rendimiento físico y en la recuperación muscular, estas son situaciones que me pasaron a mi, sabemos que todos los cuerpos reaccionan de manera diferente pero si la alimentación es equilibrada y variada no debería existir ningún tipo de inconveniente.

Un mundo vegano es la meta utópica, sé a ciencia cierta que es difícil que yo vea ese panorama, ese cambio, pero me resulta esperanzador el día a día; hay grandes avances y cada vez más personas optan por esta filosofía de vida, y desde mi lugar lucho por eso en cada activismo y taller de cocina.

Publicado originalmente en VICE.com