El trastorno genético que te hace sentir en fiesta eterna

Por Jennifer Latson

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La MDMA simula los efectos de este trastorno hereditario conocido como síndrome Williams y es como estar en una fiesta eterna.

Para los introvertidos, abrirse a nuevas personas o incluso a sus viejos amigos puede ser un verdadero reto. Pero para personas con el llamado síndrome de Williams esto no presenta ninguna dificultad… y ese es precisamente el problema. Este trastorno, que afecta a una de cada 10.000 personas, inspira en quienes lo padecen una sensación de cercanía o parentesco con cualquier persona que se encuentran. Pueden abrazar a desconocidos en la tienda de la esquina o decirle a los cajeros que los aman e invitar a la gente de la calle a una fiesta en su casa.

Es terrible para sus padres, que temen por el riesgo de explotación que conlleva el amor incondicional y la confianza indiscriminada. Pero las personas con síndrome Williams irradian felicidad. Cuando a un joven con este síndrome se le pidió describir su condición, se quedó momentáneamente sin palabras. "Es…", dijo pensativo, y luego sonrió ampliamente. "¡Es como una fiesta!".

Y no estaba del todo equivocado. El síndrome de Williams muchas veces es llamado el "síndrome de la fiesta de cóctel", porque hace que las personas sean extremadamente extrovertidas y amigables.

A mediados de los noventa, cuando los científicos identificaron los 26 genes ausentes que causaban el síndrome de Williams, algunos investigadores esperaban que los ayudaría a entender mejor las raíces genéticas del comportamiento humano —especialmente el apego y la conexión—.

En 2009, un equipo de investigadores descubrieron que un gen en particular puede explicar porque las personas con Williams parecen amar a todo el mundo. El gen, llamado GTF21, desempeña un papel importante en regular la producción de oxitocina en el cerebro, una hormona que se segrega en momentos íntimos en la conexión entre padres e hijos. Se le ha llamado de diferentes maneras, como la "hormona del amor" o "la hormona de la confianza".

Las personas con el síndrome de Williams pueden abrazar a desconocidos en la tienda de la esquina o decirle a los cajeros que los aman e invitar a la gente de la calle a una fiesta en su casa

Uno de los efectos de esta hormona es que relaja las amígdalas, el "centro del miedo" del cerebro. Esencialmente, la oxitocina permite que las amígdalas bajen la guardia y se pueda desarrollar una sensación de acercamiento a otros que es esencial para sentir atracción. Ordinariamente, la oxitocina la segrega la glándula pituitaria en dosis controladas y en momentos estratégicamente planificados –por ejemplo, cuando una madre amamanta a su bebé. Pero para personas que no poseen el gen GTF2I, ese chorrito de amor se convierte en una presa entera… cuyas compuertas se encuentran abiertas todo el tiempo.

Esto puede hacer que la vida parezca una fiesta. La apertura, la empatía, y el altruismo puede dar a entender que vivir con Williams es una forma de existencia mejor. Sea como sea, parece una experiencia que a todos nos gustaría vivir, al menos por un tiempo limitado.

Pero resulta que existen otras maneras de abrir las compuertas de la inundación de oxitocina, como si se hubiera eliminado el gen GTF2I: tomar MDMA tiene un efecto similar en el cerebro. Así es como esta droga, conocida por ser el ingrediente clave del éxtasis, potencia la sensación de conexión e intimidad hasta el punto de que se ha ganado etiqueta de ser un "empatógeno" y de ser una herramienta popular en las terapias de pareja en los setenta, ya que les ayudaba a bajar la guardia y comunicarse libremente.

La MDMA también incrementa la producción de la hormona antidepresiva, la serotonina, que ayuda a explicar los efectos de la droga que hacen que nos sintamos extremadamente felices y su capacidad de agudizar la conciencia y el estado de alerta. Pero la serotonina no parece explicar la sensación de parentesco universal que muchos consumidores de éxtasis han descrito. La evidencia a favor del rol de la oxitocina viene de laboratorios donde experimentan con ratas: dándoles una dosis de MDMA, se comportan de maneras inusualmente amistosas, como "tumbarse o acurrucarse unas junto a otras", según la revista Discovery. Cuando se les suministra un inhibidor de la oxitocina junto con la MDMA, la conducta amistosa termina.

De igual manera, los estudiosos del síndrome de Williams que eliminaron el gen equivalente al GTF2I en las ratas criaron ratas a las que les faltara la capacidad de tener relaciones sociales. En lugar de correr a las esquinas para evitar ser descubiertos por depredadores –como normalmente hacen los roedores– estos animales paseaban por la jaula como si estuvieran buscando fiesta. Cuando introducían un nuevo ratón en su jaula, lo recibían con mucha más excitación que un ratón normal.

Ellos tratan con todos, desde el conductor del autobús hasta sus abuelitas, con el mismo nivel de amor incondicional. Esto los hace excepcionalmente vulnerables

Para las personas con síndrome de Williams, su capacidad de conectar rápidamente con desconocidos es en parte un beneficio y en parte una discapacidad, ya que normalmente no pueden suprimir este comportamiento, incluso cuando en condiciones normales nadie querría tratar con ellos.

Las personas con Williams también tienen dificultades con el concepto de que los diferentes tipos de relaciones implican diferentes niveles de intimidad. Ellos tratan con todos, desde el conductor del autobús hasta sus abuelitas, con el mismo nivel de amor incondicional. Esto los hace excepcionalmente vulnerables a ser objeto de abusos o a que se aprovechen de ellos.

Obviamente, la capacidad de la MDMA para producir apego instantáneo es parte de su atractivo para los consumidores recreativos de la droga. Sin embargo, a diferencia de las personas con Williams, su efecto desaparece en cuestión de horas, momento en que recuperamos la capacidad de entender de quién no debemos ser amigos.

Mientras dura, puede ser una forma importante de ahondar en lazos personales o forjar nuevos. Y, tal y como están descubriendo los investigadores, esto puede ser una herramienta especialmente útil en psicoterapia, donde la confianza y la apertura son la clave para el buen tratamiento de una gran variedad de trastornos psicológicos.

A pesar de que la MDMA se ilegalizó en Estados Unidos en 1985, después de ganar popularidad como droga recreativa, ha vuelto a emerger recientemente en tratamientos clínicos para una variedad de dolencias, particularmente el trastorno de estrés postraumático (TEPT). Estudios recientes han mostrado que las personas que sufren TEPT grave cuyos síntomas no han mejorado con ningún medicamento, han encontrado un alivio considerable al consumir MDMA combinada con psicoterapia.

El año pasado, las autoridades de EEUU dieron luz verde a la fase tres de pruebas para que la MDMA se convierta en un tratamiento para el TEPT: esta es la etapa final antes de la que droga se apruebe, algo que podría pasar en el 2021 si las pruebas son satisfactorias.

Para las personas con síndrome de Williams, su capacidad de conectar rápidamente con desconocidos es en parte un beneficio y en parte una discapacidad, ya que normalmente no pueden suprimir este comportamiento, incluso cuando en condiciones normales nadie querría tratar con ellos

Los investigadores creen que tomar la droga ayuda a los pacientes con TEPT porque simula uno de los efectos del síndrome de Williams: hace que las amígdalas sean menos recpetivas a expresiones faciales atemorizantes. Expresiones fugaces o no intencionadas de enojo o desaprobación de un terapeuta muchas veces provocan una fuerte reacción de las amígdalas en personas con TEPT. Sin embargo, cuando los pacientes tomaban MDMA, sus reacciones de miedo se reducían y respondían con más intensidad a las reacciones faciales positivas —al igual que las personas con Williams—. Poder confiar en y abrirse a un terapeuta parecía ser lo que marcaba la diferencia en pacientes con TEPT que no habían encontrado alivio en otros tratamientos.

"Lo que la terapia con MDMA hace es dar una oportunidad a la psicoterapia de resultar efectiva y permite al paciente hacer las paces con su trauma", dijo Ben Sessa, psiquiatra que elogia los beneficios de la MDMA como tratamiento. "Efectivamente, muchos, si no todos los trastornos psiquiátricos tienen un nivel de trauma en su esencia, ya sea depresión, ansiedad, trastorno obsesivo-compulsivo y sobre todo adicciones. Creo que la MDMA puede funcionar para un espectro mucho más amplio que simplemente el TEPT."

Sessa está actualmente trabajando en un estudio que determinará si la MDMA puede ayudar a tratar a personas con alcoholismo, bajo el principio de que detrás de la adicción hay un trauma que la alimenta. Pero además, él cree que la droga también puede ayudar a la población en general.

"Por el momento, la mayoría de los investigadores se basan en herramientas clínicas para las personas con trastornos psiquiátricos", dijo. "Pero hay una escuela de pensamiento que dice que las personas sanas pueden usar estas drogas para explorar su propia psique y ganar un mayor entendimiento de sí mismos y conectar con otros".

El síndrome de Williams es a veces llamado "el opuesto del autismo". Así que no debe sorprender que los investigadores también crean que la MDMA pueda ayudar a las personas con autismo a sobrellevar su ansiedad social. A pesar de que los tratamientos para ansiedad social ya existen para la población en general, raramente funcionan bien para la gente con autismo.

Después de tres sesiones de psicoterapia en combinación con MDMA, el 83 por ciento de los participantes ya no cumplía los criterios para tener un diagnóstico de Trastorno de Estrés Postraumático

Pero aquellos que han tomado éxtasis recreacional le han dicho a los investigadores que les ha ayudado a conectar socialmente en maneras que antes no habían sido capaces. De más de un centenar de personas con autismo estudiadas, el 72 por ciento dijo que el éxtasis recreacional los ha hecho sentirse más cómodos en lugares sociales y el 77 por ciento dijo que la droga les ha facilitado el hablar con las personas, mientras que el 78 por ciento dijo "sentirse a gusto con su propio cuerpo".

En 2014, la FDA aprobó la primera prueba con MDMA, combinada con terapia, para tratar la ansiedad social y el autismo. Investigadores que trabajan con la Asociación Multidisciplinaria para el Estudio de Sustancias Psicodélicas (MAPS), institución a cargo de la prueba, presentó resultados en abril, sugiriendo que el tratamiento ha mostrado mejoras significativas y que sus efectos han durado más tiempo después de que la sesión terminara.

Efectos de larga duración similares se registraron en los participantes en el estudio de TEPT, también controlado por MAPS. En este caso descubrieron que después de tres sesiones de psicoterapia en combinación con MDMA, el 83 por ciento de los participantes ya no cumplía los criterios para tener un diagnóstico de TEPT. Estos efectos perduraban durante las terapias posteriores en el transcurso de los siguientes años.

"Lo mejor de este tratamiento potencial, a mi parecer, es el hecho de que solo hace falta tomarlo un par de veces", dijo Brad Burge , de MAPS. "¿Por qué es esto? No estamos detectando síntomas: estamos encontrando la raíz oculta del TEPT –la esencia del trauma".

Al elevar los niveles de oxitocina, la MDMA ayuda en algo más que fortalecer la relación paciente-terapeuta, dijo Burge. Las personas bajo la influencia de la MDMA también son mejores en dirigir su incremento de compasión hacia su propia persona.

Como el síndrome de Williams, la MDMA hace vulnerable a las personas que lo toman

"Muchas veces una de las características principales del TEPT es es un enorme sentimiento de culpa", dijo. "Las personas se culpan a sí mismas por tener esta experiencia traumática o por tener cierta reacción a ella. Uno de los objetivos de la psicoterapia es ayudar a aliviar un poco de esa culpa, para que las personas puedan ver lo que ha pasado no como algo que les ocurrió por ser malas personas, porque las cosas malas le pueden pasar a cualquiera".

La MDMA tiene sus limitaciones, como todas las drogas. Es una anfetamina, por lo que acelera el pulso cardiaco y la presión sanguínea, casi tanto como hacer ejercicios intensos. Sin embargo, Burge dice que cualquiera con un historial grave de corazón, hígado o riñones no debería tomarlo. Y advierte que mientras que la MDMA puede ser de ayuda en un ambiente clínico, tomar éxtasis en la discoteca puede ser peligroso ya que no está controlada ni la dosificación ni su composición química.

Y claro, como el síndrome de Williams, la MDMA hace vulnerable a las personas que lo toman, lo que puede ser bueno o malo dependiendo de la situación.

"La MDMA tiene la capacidad de hacerte más abierto, compasivo y confiado. Esto es genial si te estás tratando del TEPT en un entorno terapéutico controlado", dijo Burge. "No es tan buena idea si no estás realmente en un lugar seguro. No quieres confiar en las personas equivocadas".

Publicado originalmente en VICE.com