Los síntomas persisten hasta bien entrada la edad adulta.
Las mujeres que comienzan a menstruar a temprana edad muestran más síntomas de depresión y una mayor tendencia a los comportamientos antisociales, como robar o mentir, que aquellas chicas que experimentan su primer periodo siendo adultas, según un nuevo estudio publicado en el diario Pediatrics.
"Existe una relación pequeña, pero importante y destacable", señala Jane Mendle, investigadora del Departamento de Desarrollo Humano en la Cornell University y autora principal del estudio.
Mientras que en estudios anteriores se establecía una relación entre los problemas emocionales y conductuales y la menarquia (el primer periodo), este análisis utilizó datos del Estudio Nacional Longitudinal de Salud Adolescente, una base de datos étnica y sociológicamente diversa elaborada a partir de encuestas a 7.800 mujeres desde 1994 hasta 2008 y que ha hecho un seguimiento a algunas de ellas durante 14 años. El análisis descubrió que la correlación entre la menarquia temprana y los síntomas de depresión se prolonga hasta la madurez. "Puede ser que llegue una edad en que todo se equilibre, pero nuestro estudio sugiere que esto no ocurre así necesariamente hasta los 28 años", dice Medle. Los 28 años es la última edad que registró la encuesta a las participantes recurrentes.
La menstruación marca el inicio de la pubertad, dice Mendle, y con la menstruación temprana comienza el desarrollo de características físicas propias de mujeres adultas en mujeres más jóvenes. Ella piensa que el principal causante de la gran cantidad de problemas anímicos y conductuales es la manera en que tratan a estas chicas, como si fueran mayores de lo que son.
"Cuando las niñas entran en la pubertad, parecen más maduras y a menudo el mundo responde a eso", dice Medle. "Sus vidas cambian de varias formas, algunas importantes y otras no tanto. Su desarrollo cognitivo, social y emocional no se corresponde necesariamente con su apariencia física. Este desfase a veces puede dificultar la adaptación a los nuevos cambios y experiencias que acompañan esta transición".
La edad promedio de la menarquia es de 12 años, según el estudio. A esa edad, el 31,6 por ciento de las niñas encuestadas tuvieron su primer periodo. Los 11 (cuando el 19,2 por ciento de las niñas del estudio menstruaron por primera vez) y los 13 años (el 24,4 por ciento ) también fueron edades comunes para la menarquia.
El 10,3 por ciento de las niñas que experimentaron su primer periodo a los 8 y hasta los 10 años tuvieron una mayor acumulación de síntomas depresivos. Las niñas que fueron las primeras en menstruar, según el estudio, tuvieron mayores complicaciones. A lo largo de la adolescencia (el estudio la enmarca entre las edades de 7 a 17 años), la niña promedio que alcanzó la menarquia a los 8 años reveló un 25 por ciento más síntomas de depresión que la media. La niña promedio que menstruó a los 10, tuvo un 8 por ciento más síntomas depresivos.
Las niñas en estas categorías mantuvieron la propensión a padecer síntomas de depresión en la edad adulta. Aquellas que comenzaron a menstruar a los 8 años siguieron mostrando una fuerte propensión; la mujer promedio de 28 años mostró un 20 por ciento más de síntomas que sus compañeras con menarquias más ajustadas a la media. Las mujeres que experimentaron la menarquia a los 10 tuvieron de media un 6 por ciento más síntomas que la norma para el estudio a la edad de 28 años.
La correlación entre lo que los padres y profesores consideraron como mal comportamiento no es tan fuerte, dice Medle, pero existe. Cuando les presentaron una lista de "comportamientos antisociales" (robar, vender drogas, escapar de casa, mentir a los padres, conducir sin licencia, armar escándalo público, etc.), las niñas que comenzaron a menstruar a los 8 años reportaron un 10 por ciento más de casos que el promedio, y las niñas que comenzaron a los 10 mostraron un 5 por ciento más de incidencia.
Mendle dice que no está segura de que esta correlación entre los síntomas de la depresión y el comportamiento problemático y la pubertad sea un factor exclusivo de la mujer. "La pubertad de los niños se ha estudiado en menor medida que la femenina, en gran parte porque es un poco más complicado analizar a los niños, ya que no tienen el periodo", dice. "Algunas investigaciones sugieren que los jóvenes que alcanzan la pubertad antes que los niños de su edad tienen más problemas durante la adolescencia que los niños que la desarrollan más tarde. Pero también sabemos que, en general, la pubertad tiende a ser más problemática para las niñas que para los niños, ya que las niñas tienen una mayor tendencia a experimentar mayor variedad y gravedad de dificultades psicológicas en esta etapa".
Pasar más tiempo en los atolladeros psicológicos de la confusión y la angustia que representa la pubertad y menos en la etapa simple e inconsciente de la infancia puede desempeñar un papel importante en el camino tortuoso de estos chicos prematuros, dice Medle.
"En la pubertad, los niños se ven vapuleados por una combinación de cambios biológicos y sociales que afectan a todos los aspectos de sus vidas", dice. "Aun cuando es una transición biológica, va acompañada de cambios drásticos en los roles sociales y en las relaciones y el estado anímico, en cómo los niños se perciben a sí mismos y a los demás y en el lugar que ocupan en el mundo".
Publicado originalmente en VICE.com