El dictador de Venezuela, Nicolás Maduro, sostuvo este miércoles una conversación telefónica con el mandatario electo de Irán, el clérigo ultraconservador y jefe del Poder Judicial, Ebrahim Raisi, en la que afirmó que acordaron estrechar los lazos entre los países.
“Sostuve una conversación telefónica con Seyed Ebrahim Raisi, presidente electo de la República Islámica de Irán. Acordamos fortalecer nuestros lazos de hermandad y cooperación para avanzar en la lucha conjunta frente a las agresiones imperiales en contra de nuestros pueblos”, escribió Maduro en su cuenta de Twitter.
El pasado sábado el régimen saludó la elección de Raisi y felicitó al pueblo de Irán por el “desarrollo impecable, democrático y participativo” de los comicios celebrados un día antes.
Entonces, el régimen le dijo al presidente electo iraní que cuenta con el “apoyo incondicional” de Maduro “y de la revolución bolivariana” para profundizar “aún más” las relaciones entre ambos países y “de esta manera enfrentar las batallas por la justicia social, la dignidad y la soberanía”.
Un pasado oscuro
Raisi, es un pilar del poder judicial del país y, como tal, responsable de graves violaciones de los derechos humanos, incluidas las ejecuciones masivas de presos de la oposición en 1988, denuncian varios activistas en el exilio que fueron testigos de las atrocidades cometidas por el nuevo líder persa
“El único lugar para Raisi es el banquillo de los acusados, no la presidencia”, dijo días atrás Shadi Sadr, directora ejecutiva de la ONG Justice for Iran (Justicia para Irán), con sede en Londres.
Raisi, de 60 años, es un hodjatoleslam (rango inferior a un ayatolá en el clero chiita). Lleva más de tres décadas en la judicatura iraní, que lidera desde 2019.
Nombrado fiscal adjunto del tribunal revolucionario de Teherán a mediados de la década de 1980, desempeñó un papel clave en la ejecución en 1988 de miles de detenidos marxistas o de izquierdas, en su mayoría sospechosos de ser miembros del movimiento prohibido de los Muyahidines del Pueblo (PMOI, por sus siglas en inglés) y retenidos en las prisiones de Evin y Gohardasht, cerca de Teherán, según los activistas.
Una victoria holgada
Raisi logró una holgada y esperada victoria con el 61,9 % de los votos en las presidenciales de Irán, pero la participación electoral fue excepcionalmente baja para los estándares del país.
El triunfo de Raisi se daba por hecho debido a que sus contrincantes no suponían una real competencia, lo que también influyó en el desinterés de parte de la población por la cita electoral.
Según anunció en rueda de prensa el ministro iraní de Interior, Abdolreza Rahmaní Fazlí, Raisí obtuvo 17.926.345 votos del total de 28.933.004 sufragios depositados, es decir, un 61,9 %.
De los 59 millones de iraníes convocados a las urnas, solo acudieron el 48,8 %, el dato más bajo de todas las presidenciales celebradas desde el triunfo de la Revolución Islámica en 1979.
Irán es uno de los principales aliados del régimen de Maduro en el mundo y, sus lazos, se estrecharon aún más durante el 2020, cuando en Venezuela hubo una fuerte escasez de gasolina y el Ejecutivo del país caribeño acudió a la nación persa para comprar combustible.
(Con información de EFE)
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