Si crees que es difícil que te acepten en la universidad, espera a que conozcas estos gimnasios

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Especial para Infobae de The New York Times.

¿Recuerdas cuando los entusiastas del fitnes tenían que esperar ansiosos a que llegaran sus máquinas de ejercicio Peloton? ¿O cuando los adeptos al ciclismo se indignaban de que las clases de SoulCycle se llenaban en 42 segundos? Qué buenos tiempos aquellos.

Hoy en día, quienes desean disfrutar de una experiencia de entrenamiento lujosa no tienen más remedio que arrodillarse y suplicar que los acepten en gimnasios a los que solo se puede acceder mediante solicitud. En los últimos cuatro años, se han abierto en todo el país una docena de gimnasios (aunque algunos propietarios prefieren llamarlos “destinos de bienestar” o “clubes de bienestar social”) que exigen cartas de recomendación, solicitudes largas, entrevistas y un examen exhaustivo de tus redes sociales para decidir si eres apto para estar en buena forma.

En junio, Cori Zigman decidió que quería unirse a Heimat, un club de fitnes que había abierto en Los Ángeles ese mismo mes. Así que esta promotora inmobiliaria de 44 años fue a visitarlo y llenó una solicitud que incluía preguntas sobre a quién conocía en Heimat y cuáles eran sus perfiles de las redes sociales. Luego esperó. Y esperó. Y esperó.

Pasó casi un mes antes de que Zigman recibiera una carta de aceptación, pero algunos de sus amigos que también solicitaron la admisión no la recibieron.

“Fue incómodo”, comentó. “Parecía que todos querían una membresía, pero no las estaban dando precisamente”.

Zigman desembolsó 350 dólares al mes por clases de spinning y pilates, un espacio de coworking, una alberca, talleres de astrología, una sala de siesta, una sauna de sal y mucho más. Sus amigos siguen esperando para saber cuál será su destino.

Sebastian Schoepe, presidente y consejero delegado de RSG Group North America, propietario de Heimat, dijo que tenía muy claro qué tipo de gente quería —y no quería— en su gimnasio.

“Para aquellos que ven el gimnasio como una oportunidad para tomarse selfis, un lugar dedicado exclusivamente al rendimiento físico o un entrenamiento que se siente obligatorio, quizá puedan encontrar un gimnasio más asequible que les ofrezca esas cosas”, dijo Schoepe. “No pretendemos atraer a gente que se mantiene aislada y no ve el valor de mezclarse con personas de ideas afines”.

En su lugar, Heimat acoge a “personas que cultivan ese espíritu de atención plena con sus compañeros”. Estas personas suelen tener entre 30 y 50 años, como la mayoría de los que acuden a Heimat.

Los posibles miembros de Remedy Place, un “club de bienestar social” que abrió en West Hollywood en 2019 y en el distrito Flatiron de Nueva York en 2022, deben pasar por un proceso de solicitud y una entrevista.

El costo de las membresías oscila entre 595 y 2750 dólares al mes y ofrecen desde crioterapia, sueros intravenosos, una cámara de oxígeno hiperbárica, un traje de compresión linfática, clases de meditación, baños de sonido y mucho más.

“Buscamos personas que sean un buen reflejo de la marca y que inspiren a otros a cuidarse”, dijo Jonathan Leary, fundador y director ejecutivo, que también describió al miembro promedio como una persona joven y profesionista de unos 30 años. El número máximo de miembros en Remedy es de 200 en Los Ángeles y 300 en Nueva York, pero Leary se negó a decir qué porcentaje de las personas que solicitaron la membresía fueron aceptadas o el número de personas que hay actualmente en lista de espera.

Pero Leary sí intentó describir cómo es el miembro perfecto de Remedy: es alguien, explicó, “que brillará con luz propia y ayudará a enseñar a la gente los cambios que deben producirse”".

El “quién” de la mayoría de estos gimnasios suele ser gente “genial” en general, dijo John Atwood, socio director de Atwood Consulting en Boston, especializada en gimnasios.

Según Atwood, el concepto de gimnasio exclusivo surgió tras la evolución de los gimnasios de descuento frente a los clubes selectos. Los gimnasios de bajo costo, como Planet Fitness y XSport Fitness, que cobran unos 49 dólares por la suscripción mensual, son modelos de negocio muy rentables porque abarrotan los gimnasios con el mayor número de personas posible. Luego llegaron los gimnasios selectos, como Barry’s Boot Camp (alrededor de 40 dólares por clase) u Orange Theory (unos 150 dólares al mes), los cuales allanaron el terreno para los clubes exclusivos de lujo.

Monarch Athletic Club, con sede en West Hollywood, California, es otro ejemplo. Para ingresar, el solicitante debe someterse a una evaluación médica y a una valoración de fisioterapia y entrenamiento —todo ello realizado internamente — que Ryan Greene, socio gerente y principal asesor médico de Monarch, especializado en medicina osteopática, describe como “unas cuantas capas de puntos de control”.

Una vez que un solicitante supera esos “puntos de control”, es posible que se le invite a pagar una cuota de afiliación de entre 595 y 2000 dólares al mes. En el nivel superior, los socios reciben entrenamiento personal y fisioterapia ilimitados, terapia intravenosa, acceso a sus médicos, baños de hielo, clases en grupo y saunas.

Algunos han probado el modelo de exclusividad solo para descubrir que la inclusividad atrae a una multitud mayor. The Ness, un gimnasio selecto de cardio y trampolín situado entre Tribeca y Chinatown, en Nueva York, abrió sus puertas en 2019 como un lugar al que solo se puede acceder por recomendación.

“Si estuvieras organizando una cena, no publicarías tu dirección en un volante y lo esparcirías por toda la ciudad como una invitación abierta”, explicó la fundadora Colette Dong. “Seleccionarías a un grupo de amigos que crees que encajan bien”.

Pero dos años más tarde, contó Dong, abrió algunas de sus clases al público.

Esta primavera, cuando el Ness tiene previsto abrir su segunda sede presencial en Bridgehampton, Nueva York, Dong dijo que iba a intentar de nuevo la estrategia de solo bajo invitación.

“Esto crea una comunidad y un entorno mejores, lo cual es muy importante cuando se hace ejercicio por primera vez, se vuelve a la rutina o se intenta alcanzar un objetivo”, sostuvo Dong. “No quieres hacerlo delante de un montón de desconocidos”.