Cervezas y derribos abundan cuando los cerveceros artesanales y los luchadores se suben al cuadrilátero

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Especial para Infobae de The New York Times.

NUEVA YORK— En Brooklyn, durante la noche calurosa de un viernes, un grupo de aficionados cerveceros se reunieron para desestresarse a gritos y para probar unas cervezas frías del tipo India pale ale, o IPA como también se les conoce, que fueron creadas por decenas de cervecerías. En la mayoría de las situaciones, los alaridos estridentes no suelen ser bien recibidos. Pero en el festival cervecero Green City Championship de Other Half Brewing, que se celebró este mes en ZeroSpace, un enorme lugar para eventos en Gowanus, tragar cerveza y desahogarse era precisamente el objetivo del entretenimiento del evento: lucha libre profesional.

Cada 30 minutos durante el festival de cuatro horas, que también tuvo una edición sabatina, un público con brumosas cervezas en mano se congregó alrededor de un cuadrilátero de lucha libre para vitorear y abuchear. Luchadores en mallas con nombres como Manbun Jesus, Rex Lawless y Casanova Valentine derribaron, golpearon y saltaron desde las cuerdas hacia sus adversarios, incitaron a los espectadores y en ocasiones infligieron lesiones actuadas con torceduras de brazo y barriles de tráfico.

La percusión de los cuerpos que rebotaban en la lona resonaba constantemente entre la multitud, lo que provocó rugidos alimentados por el lúpulo que se hicieron más fuertes a medida que avanzó la noche.

“Estar un poco más lubricado y desinhibido mejora mucho la experiencia”, aseguró Mike Bruckenthal, de 30 años, quien vive en Brooklyn y trabaja en ventas.

Cada vez más, la cerveza artesanal y la lucha libre están compartiendo esfuerzos. El enérgico evento de Brooklyn es apenas uno de muchos que se están realizando en todo el país, y solo una de las maneras en las que los cerveceros y luchadores profesionales están uniendo fuerzas para aprovechar y amplificar la popularidad de cada uno.

“La lucha libre se ha convertido en parte de la cultura cervecera”, afirmó Shane O’Neill, propietario de New York Wrestling Connection, que ayudó a organizar el entretenimiento de la noche.

Históricamente, los dos mundos carecían de una conexión tan estrecha. “Crecí viendo lucha libre, y no vi mucha intoxicación en los shows”, aseguró el veterano periodista de lucha libre Keith Elliot Greenberg, quien desde 1985 y durante 22 años, escribió para las revistas de World Wrestling Entertainment (WWE, por su sigla en inglés). “La lucha libre intoxicaba por sí sola. Si ibas a un evento de lucha y no conseguías una cerveza, igual salías animado”.

Las ligas de lucha libre profesional también se mostraban reacias a vincularse con la cerveza “porque se promocionaban a un público infantil”, agregó Greenberg, autor del próximo libro “Follow the Buzzards: Pro Wrestling in the Age of COVID-19”. Es por eso que los anuncios publicitarios mostraban a estrellas de la lucha libre como “Macho Man” Randy Savage dándole un mordisco a un Slim Jim, un refrigerio hecho de carne ahumada, o a André the Giant hablando maravillas del cereal Honeycomb.

Sin embargo, algunos luchadores modernos cultivaron su base de fanáticos a finales de la década de 1990 y principios de la de 2000 tratando el consumo de cerveza como un espectáculo y una subversión que formaba parte del personaje que interpretaban. James Fullington, también conocido como The Sandman, aplastaba latas de cerveza en su cabeza, y “Stone Cold” Steve Austin bebía latas de cerveza nacionales, a veces con ambas manos, y derramaba espuma por todas partes.

Los fanáticos aplaudían cuando Austin bebía y derramaba cerveza, pero las compañías cerveceras no estaban muy cautivadas por el personaje rebelde de “Stone Cold”. “En una oportunidad le propusimos una idea a una marca”, contó Austin, pero “no nos quisieron ver ni en pintura”.

Sin embargo, las actitudes culturales han evolucionado. Muchos bares de cervecerías artesanales les dan la bienvenida a clientes de todas las edades, y los luchadores han trascendido los cuadriláteros para convertirse en superestrellas del entretenimiento. Ahora forman parte del grupo de celebridades que crean sus propias marcas de bebidas alcohólicas, como el tequila Teremana de Dwayne Johnson y el vino Capa Cagna de la estrella de la WWE Leah Van Dale, mejor conocida como Carmella.

Similar a cuando sigues ciertas bandas o apoyas a algunos equipos deportivos, adoptar una cerveza específica “puede ayudar a un luchador a completar su personaje”, afirmó Nick Reely, vicepresidente de mercadotecnia de Pabst Brewing Co., fabricantes de la lager Pabst Blue Ribbon (PBR).

Pabst se asocia en eventos con Game Changer Wrestling, una promotora popular que organiza combates de lucha libre, y patrocina el pódcast del luchador Matt Cardona, “The Major Wrestling Figure”. Cardona bebe PBR durante sus entradas al ring, golpea a sus oponentes con paquetes de 12 latas de PBR y grabó un comercial de PBR con otros compañeros luchadores. “Es parte de nuestra comunidad y nuestra marca”, afirmó.

Las compañías promotoras de lucha libre están teniendo éxito al organizar eventos en cervecerías, que a menudo ofrecen amplio espacio —solo el cuadrilátero y las barandas que lo rodean pueden requerir de unos 37 metros cuadrados— y fanáticos entusiastas. “Tenemos un público que solo quiere desestresarse”, afirmó Nelio Cuomo Costa, director ejecutivo de Coastal Championship Wrestling, que produce los combates mensuales Bash at the Brew en la cervecería Unbranded Brewing, en Hialeah, Florida.

Las peleas pueden convocar a unos 700 fanáticos, y muchos de ellos beberán Triple Chokeslam IPA, una cerveza suministrada por Unbranded, mientras la acción se desarrolla en medio de tanques y barriles cerveceros que también funcionan como utilería para el espectáculo. “Aprovechamos el hecho de estar dentro de una cervecería”, afirmó Costa, quien desde entonces ha añadido los eventos Saturday Night Slam en Miami Brewing en Homestead, Florida, y está buscando una tercera cervecería que sirva como locación.

“A las cervecerías les encanta porque la gente va a beber mucho”, afirmó Costa.

Al principio, a Casanova Valentine, el luchador proveniente de Brooklyn, le resultaba difícil lograr que sus amigos fueran a sus eventos en Long Island, por lo que comenzó a luchar en “combates a muerte” que no requerían de cuadrilátero en bares y clubes de Nueva York. “Llevé la lucha libre a ellos”, afirmó Valentine, que prefiere usar el nombre de su personaje que su nombre de nacimiento, Christian Salvatore Taranto.

Other Half contrató a Valentine en 2017 (“Soy un tipo grande, y a veces solo necesitan a un tipo grande que pueda levantar cosas”, dijo), y en poco tiempo vio la oportunidad de mezclar su pasión con su lugar de trabajo. ¿No sería acaso más emocionante un festival cervecero con algo de lucha libre?

“Los festivales de cerveza pueden ser aburridos si lo que haces es formarte en una fila por una cerveza, para luego formarte en la fila siguiente”, afirmó Andrew Burman, director de operaciones de Other Half.

Desde la primera edición del festival Green City en 2018, Valentine ha trabajado con New York Wrestling Connection para organizar encuentros de lucha libre en los festivales de Other Half, entre ellos Pastrytown, su celebración de ricas cervezas de inspiración culinaria, como stout y sour.

“La gente está lista para divertirse”, afirmó Burman. “Dejas tus problemas en casa”.