El siguiente nivel en amenidades de oficina: los caballos salvajes

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Wild horses graze in the hills above Tesla’s "Gigafactory" at the Tahoe-Reno Industrial Center near Sparks, Nev., on Feb. 25, 2021. The mustangs at the Nevada office park are an example of the outrageous perks that businesses dangle to impress job candidates, but wildlife advocates are pushing back on efforts to market them.  (Ian C. Bates/The New York Times)
Wild horses graze in the hills above Tesla’s "Gigafactory" at the Tahoe-Reno Industrial Center near Sparks, Nev., on Feb. 25, 2021. The mustangs at the Nevada office park are an example of the outrageous perks that businesses dangle to impress job candidates, but wildlife advocates are pushing back on efforts to market them. (Ian C. Bates/The New York Times)

Especial para Infobae de The New York Times.

(Square Feet)

STOREY COUNTY, Nevada — No se puede montar en los caballos salvajes, también conocidos como mustangs, en el Centro Industrial de Tahoe-Reno en Nevada, pero está casi garantizado que se vean manadas de ellos corriendo sobre la maleza en una escena que parece sacada del siglo XIX.

Al menos hasta que el polvo se despeje y la “Gigafábrica” de Tesla, de 5,3 millones de metros cuadrados, salga a la luz.

Bienvenidos al Estado de Plata, donde Elon Musk, un magnate de las criptomonedas y el propietario de un burdel utilizan un símbolo de Estados Unidos como herramienta de reclutamiento en las redes sociales.

El dispensador de agua solía ser el lugar de la oficina para hablar de negocios. Luego llegaron las cafeterías, los gimnasios y los estudios de yoga, los jardines en las azoteas, las hogueras y los rocódromos.

“La tendencia general de los últimos cinco años ha sido la ‘hotelización’ de la oficina”, afirma Lenny Beaudoin, director ejecutivo de CBRE.

Para los empresarios, los nuevos servicios para cautivar a los trabajadores son ideológicos, y los compromisos medioambientales encabezan la lista, dijo Jason H. Somers, presidente de Crest Real Estate, una consultora inmobiliaria del sur de California.

“La salud y el bienestar se han convertido en el lujo por excelencia”, dijo, incluyendo el acceso a la naturaleza. “Añadir valor al bienestar de un empleado tiene un impacto significativo en un paquete de compensación”.

En Nevada, los defensores de la fauna silvestre dicen que los esfuerzos por comercializar los mustangs salvajes para reforzar una imagen ecológica están interfiriendo con el espacio y los recursos que los animales necesitan para sobrevivir.

Para atraer talento, un mensaje ecológico es fácil de prometer, pero difícil de cumplir. Los gigantes corporativos han tenido avances, pero la mayoría de los esfuerzos siguen siendo tan opacos que es difícil detectar la ecoimpostura (“greenwashing”), es decir, el uso de las iniciativas de sustentabilidad para parecer más atractivos.

Adoptar normas medioambientales estrictas puede resultar difícil y caro. Algunas empresas pagan a otras para reducir las emisiones. Otras plantan árboles, que pueden tardar años en crecer y dependen en gran medida del agua y los cuidados.

Proteger a los grandes mamíferos puede ser aún más difícil. Un buen ejemplo es el que recorre el desierto de Nevada.

El Centro Industrial de Tahoe-Reno, un parque de oficinas de 43.301 hectáreas, alberga más de 150 empresas con una nómina anual combinada de 750 millones de dólares. Tesla, que inició la construcción de su fábrica de baterías allí en 2014, dice que será el edificio más grande del mundo cuando esté terminado.

Musk ha utilizado los caballos salvajes como argumento de venta para atraer a los trabajadores.

“¡Ven a trabajar en la fábrica más grande y avanzada de la Tierra! Situada junto a un río cerca de la hermosa Sierra Nevada con caballos salvajes en libertad”, escribió en Twitter.

Tesla no respondió a las múltiples solicitudes para ofrecer comentarios.

“En el mundo de la tecnología son todos unos pillos, pero los caballos también lo son”, dijo Kris Thompson, director del proyecto del parque de oficinas.

Pero, ¿cómo ayuda un caballo salvaje a la productividad en el trabajo?

“Creo que son un símbolo de lo que fue Estados Unidos y son simplemente hermosos”, dijo Jeffrey Berns, de 58 años, exabogado de protección del consumidor y director general de Blockchains, una empresa de desarrollo de software de cadena de bloques. Añadió que el “ADN de su empresa se preocupa por el medioambiente y eso incluye a los animales y caballos salvajes de nuestra tierra”.

Gasta casi 300.000 dólares al año en cinco tanques de agua y programas de alimentación para las manadas y sostiene que, a diferencia de Tesla, no los comercializa. Los animales apoyan una visión que comenzó con un apretón de manos con Lance Gilman, propietario del burdel Mustang Ranch y comisario del condado de Storey, que compró estas tierras a Gulf Oil a fines de la década de 1990.

“Lance es un viejo vaquero”, dijo Thompson. “Su palabra significa algo. Los empresarios tecnológicos lo ven”.

Los terrenos baratos, el espacio y los corredores de transporte fueron atractivos para Amazon, Walmart y PetSmart, que convirtieron los terrenos vacíos en un centro de distribución. Tesla utilizó una exención fiscal estatal de 1300 millones de dólares para construir su fábrica de 5000 millones de dólares, aprovechó una mano de obra local que aún resiente la Gran Recesión y dio paso a una oleada de pesos pesados de Silicon Valley. Switch, una empresa de infraestructuras tecnológicas, instaló tres centros de datos y luego Google engulló 486 hectáreas. Blockchains compró 27.114 hectáreas por 170 millones de dólares en 2018, con lo cual se convirtió en el inquilino más grande del parque.

Berns dijo que planea desarrollar alrededor de 10.117 de sus 27.114 hectáreas, pero, por ahora, seguirá siendo un puesto de avanzada para los caballos salvajes.

Suzanne Roy, directora ejecutiva de la Campaña Estadounidense por los Caballos Salvajes, una organización sin fines de lucro, ha trabajado con el parque de oficinas desde 2012, donde ha gastado más de 200.000 dólares en el control de la fertilidad, el agua y la alimentación en los últimos tres años.

“El desarrollo desplaza la vida silvestre”, dijo. Las estaciones de agua ayudan, dijo, al igual que un cruce subterráneo construido por Switch.

Pero los caballos no compensarán la huella de carbono global del parque, dijo Simon Fischweicher, jefe norteamericano de corporaciones y cadenas de suministro de CDP. Inquilinos como Tesla, cuyas baterías de iones de litio son costosas de extraer y casi imposibles de reciclar, requieren mucha energía.

Switch está instalando sus propios paneles solares y hay dos plantas de combustible ecológico en sus instalaciones, pero los centros de distribución y de datos utilizan grandes cantidades de agua para la calefacción y la refrigeración, y “las emisiones de la cadena de suministro son, en promedio, 11,4 veces superiores a las emisiones operativas”, comentó Fischweicher.

Otros cuestionan la necesidad de utilizar los caballos como señuelo. Thompson dijo que la mayoría de los aproximadamente 25.000 trabajadores del parque de oficinas son obreros de Nevada que viven a una hora de viaje. Están aquí por el trabajo, no por los caballos.

El crecimiento del polígono industrial implica atraer a trabajadores de fuera del estado, ampliar las limitadas viviendas cercanas y desarrollar más terrenos, todo lo cual pone en peligro el incentivo de la fauna.

“La calidad de la comida, las opciones de venta al por menor y las viviendas van a condicionar esas decisiones más que el hecho de tener caballos salvajes cerca”, explicó Beaudoin de CBRE. “Nunca apostaría contra alguien como Elon Musk, pero hay otros factores para atraer a los trabajadores”.