Surgen temas antagónicos en EEUU a medida que la contienda llega a sus últimas semanas: el Covid-19 vs. la ley y el orden

La convenciones partidarias sentaron las líneas de batalla para las próximas semanas. Joe Biden se está enfocando en el manejo de la pandemia, mientras que el presidente Donald Trump está martillando su mensaje de seguridad

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Al terminar toda una semana de ataques contra Biden por parte de los republicanos, el candidato demócrata planea retomar su campaña en los estados indecisos y ha publicado una avalancha multimillonaria de anuncios que critican la manera en que el presidente Donald Trump ha manejado la pandemia.

Esto ocurre cuando la campaña por la presidencia llega a sus diez últimas e importantísimas semanas. Es una apuesta que hace Biden a que prevalezca el enfoque en el COVID-19 sobre el énfasis que ha puesto Trump en “la ley y el orden” y su intento por presentar a Biden como una herramienta de la “izquierda radical”. Los anuncios de Biden también conmemoran la historia de las manifestaciones pacíficas.

El viernes, el equipo de Biden dejó en claro que estaba decidido a evitar que Trump centrara el debate en los disturbios violentos en algunas ciudades y que harían todo lo necesario para evitar que se consolidara la narrativa del presidente.

“En definitiva, no vamos a dejar de abordarlo”, afirmó el representante de Luisiana Cedric Richmond, quien preside la campaña de Biden. “Creo que los estadounidenses saben que es mentira, y nosotros vamos a asegurarnos de que sepan cuál es nuestra postura”.

Los asesores de Trump dijeron el viernes que su línea de ataque no cambiaría. Planean subrayar una y otra vez el conocido mensaje de Trump de “la ley y el orden” y están seguros de que se beneficiarán políticamente si estalla la violencia en algunas manifestaciones.

Donald Trump usa el mantra de campaña con el que ganó Ronald Reagan: la ley y el orden
Donald Trump usa el mantra de campaña con el que ganó Ronald Reagan: la ley y el orden

Biden ha acusado a Trump de “incitar a que haya más violencia” y sus asesores dicen que usarán ese argumento al tiempo que Biden brinda su respaldo a los manifestantes pacíficos que protestan contra la injusticia racial y la brutalidad policial.

Las convenciones políticas nacionales de las dos semanas anteriores establecieron las líneas de batalla para lo que resta de la contienda electoral. Trump y sus aliados pasaron cuatro noches atacando a Biden con afirmaciones engañosas y casi siempre falsas sobre su historial en el combate a la criminalidad y el apoyo a la policía.

En contraste, Biden ha atacado a Trump por su falta de liderazgo, sobre todo con respecto al manejo de la pandemia, por lo cual los estadounidenses otorgan una mala calificación al mandatario. Es probable que el argumento que el pueblo estadounidense perciba como más apremiante tenga una participación primordial para decidir el resultado en noviembre.

El viernes en la noche, Trump siguió con sus ataques lapidarios durante una escala de la campaña en el hangar del aeropuerto de Nuevo Hampshire, donde calificó a Biden como “el peor candidato” en la historia de Estados Unidos y como un amigo de la “mafia de la izquierda” que “anda merodeando por nuestras ciudades”. El fin de semana, Trump iba a ir a revisar los daños del huracán en el sur y el vicepresidente Mike Pence iba a hacer campaña en Pensilvania el martes.

Los asesores de Trump señalaron que también tenían planeadas dos giras en autobús de manera permanente con sus representantes. Estos autobuses —uno con el nombre de “Mujeres a favor de Trump” y el otro llamado “Equipo de Trump en gira” — estuvieron el viernes en el área de Las Vegas y Colorado, donde hicieron paradas en las oficinas de campo e invitaron a los medios de comunicación locales.

Existe un amplio consenso en el grupo de Biden de que es probable que las elecciones se ganen o se pierdan principalmente por el tema del liderazgo en el manejo de la pandemia y no por los temas divisorios. El total de decesos ya ha superado los 180.000 estadounidenses, hecho al que, en su mayoría, los republicanos le restaron importancia, pero que Biden está utilizando como la pieza central de su campaña. Pese a que, el jueves, Trump subrayó en su discurso el crecimiento económico previo a la pandemia, millones de estadounidenses siguen sin empleo y muchas empresas han cerrado en todo el país.

Joe Biden y Kamala Harris, la fórmula demócrata (Reuters)
Joe Biden y Kamala Harris, la fórmula demócrata (Reuters)

Trump y los republicanos también se concentraron en los disturbios sociales y las manifestaciones en contra de la brutalidad policial en Kenosha, Wisconsin, e insinuaron que los incidentes de violencia ahí muestran el tipo de desintegración del orden que podría proliferar bajo el mandato de Biden. Afirmaron, sin tener razón, que Biden está a favor de que se le retire financiamiento a la policía.

Esta semana, Biden denunció un racismo sistémico y también expresó que está en contra de las manifestaciones que se tornan violentas. Lo que sucedió en Kenosha, luego de que un oficial de la policía le disparó varias veces a un hombre negro, Jacob Blake, le llevó a consultar de inmediato a sus aliados con respecto a esos sucesos y a analizar cómo debía abordarlos.

Algunos demócratas creen que Trump ya no podría ganar las elecciones, pero les preocupa que Biden pueda perderlas. Tad Devine, quien ha sido asesor de los demócratas durante mucho tiempo, se refirió a algunas encuestas que muestran que más del 50 por ciento de los electores dicen que no votarán por el actual presidente.

“No veo ninguna salida para alguien en esa situación”, comentó Devine. Pero añadió que sería bueno que la campaña de Biden solo “mantuviera el rumbo sin arriesgarlo demasiado” y se concentrara en lo que podría ser el último elemento importante de estas elecciones: los tres debates.

Se espera que Biden aumente sus presentaciones en televisión durante la próxima semana y regrese más fortalecido a la campaña después del día del trabajo. El jueves, en un evento de recaudación de fondos, dijo que pretendía visitar algunos estados como Wisconsin, Pensilvania y Arizona.

Los asesores de campaña de Trump están planeando un intenso programa de campaña que sería más típico de un ciclo electoral normal que del que está teniendo lugar durante esta pandemia. Para Trump y Pence, eso se materializará en el Medio Oeste, Nevada, Carolina del Norte y Florida.

La gira se lleva a cabo después de una convención republicana que se organizó de manera apresurada, pero que, según los asesores, concluyó con el tipo de imágenes que le gustan al presidente, y la calificaron como una de las pocas ocasiones en las últimas semanas en que Trump ha estado optimista acerca de unas elecciones que teme estar perdiendo. Fue preparada por un grupo en el que se encuentran Tony Sayegh, un asesor de Trump muy antiguo; Max Miller, subcoordinador de campaña de las operaciones presidenciales; Justin Caporale, director de las operaciones preliminares del presidente y de Pence.

Los asesores de Trump comentaron que el mandatario disfrutó ver la frustración y el enojo que provocó al realizar un evento político en la Explanada Sur de la Casa Blanca, lo cual rompe por completo las normas convencionales y hace pensar en violaciones a la ley de la ética. Según los asesores, quienes hablaron de manera anónima sobre las conversaciones internas, el presidente se regocijó con el hecho de que nadie pudiera hacer nada para detenerlo.

Por su parte, parece que Biden está convencido de que el antídoto a la estrategia divisoria de Trump es su propia retórica de unidad nacional y reconciliación, que la mejor respuesta a la promesa de Trump de destruir lo que él califica como una mafia peligrosa es el argumento de que Trump no puede apagar un incendio que él mismo provocó.

“Donald Trump ha defendido su propuesta de reelección olvidándose de la pandemia que ha permitido que se le vaya de las manos y, curiosamente, destacando la violencia y la discordia que se han presentado bajo su propio mandato, y que él mismo ha exacerbado”, señaló Andrew Bates, un vocero de Biden.

Hay algunos datos en las encuestas de que Trump tiene cierta ventaja en el tema del manejo de la criminalidad. De acuerdo con la encuesta de ABC News/Washington Post de principios de este mes, el 32 por ciento de los estadounidenses dijeron que creían que estarían menos protegidos de la delincuencia en un gobierno dirigido por Biden en comparación con el 25 por ciento que pensaban que estarían más seguros. Pero para el 41 por ciento no habría gran diferencia, independientemente de quién fuera el presidente.

Era muy probable que los blancos de los suburbios, una población a la que especialmente se dirige Trump, pensaran que con Biden se sentirían más inseguros en relación con la criminalidad (según la encuesta, por un margen de 20 puntos).

No obstante, en el tema de las manifestaciones, a la mayoría de los electores, sobre todo a los habitantes de los suburbios, no les gustó la manera en que Trump ha reaccionado. En una encuesta de ABC News/Ipsos del mes pasado, se vio que solo el 36 por ciento de los estadounidenses aprobaba la manera en que Trump estaba enfrentando las manifestaciones.

“Para la población en general, una manifestación que se desarrolla de manera pacífica no representa mayor problema”, señaló el alcalde de Waukesha, Wisconsin, Shawn Reilly, afuera de Milwaukee. “Sin embargo, hay mucho miedo de que termine mal”.

© The New York Times 2020