La Justicia en Australia para un hombre aborigen: un cráneo roto y un intento de encubrimiento

Por Damien Cave y Brook Mitchell

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Stewart Levitt, un prominente abogado australiano que ahora exige que el caso de Cumaiyi sea evaluado nuevamente (The New York Times)
Stewart Levitt, un prominente abogado australiano que ahora exige que el caso de Cumaiyi sea evaluado nuevamente (The New York Times)

DARWIN, Australia — Patrick Cumaiyi abordó un pequeño avión en la pista aérea de Wadeye, una de las comunidades aborígenes más remotas de Australia, y, con las manos esposadas, se despidió de su familia.

Lo llevaban en avión a Darwin, la capital del Territorio del Norte de Australia, para enfrentar una denuncia de violencia doméstica. Pero antes de despegar, se desató una discusión. Un oficial le dio un fuerte golpe a Cumaiyi en la cabeza con una linterna de metal, de acuerdo con testigos a bordo, y después otro oficial arrastró a Cumaiyi con la cabeza hacia la pista.

En un video de la escena, pueden escucharse los gritos de angustia de unas veinte personas. "¡Warrundut pelpith!" (¡Cayó de cabeza!), grita una mujer en murrinh-patha, el idioma nativo de las 2200 personas que viven en Wadeye, un sitio tropical en el extremo norte de Australia.

"Solo me senté y lloré", dijo Stephanie Berida, la tía de Cumaiyi, que estaba ahí. "¿Qué podíamos hacer?".

El trato que recibió Cumaiyi, que lo dejó con el cráneo fracturado, es un raro atisbo de una Australia que jamás se ha desprendido por completo del oscuro legado de su pasado colonial. El abuso de los australianos aborígenes a manos de la policía, incluida la falta de atención médica, sigue siendo un problema persistente: casi 150 personas indígenas han muerto bajo custodia tan solo durante la década pasada.

La experiencia de Cumaiyi agrega otra faceta problemática: los registros médicos y otros documentos obtenidos y verificados por The New York Times sugieren que no solo fue víctima de la brutalidad policiaca, sino también que los oficiales y la policía encubrieron las causas y la gravedad de sus lesiones y que los tribunales les creyeron sin dudar.

En lugares como Wadeye, este menosprecio casual por la vida de las personas negras es aterradoramente común. La ciudad, a la que solo se puede llegar en bote o avión durante la temporada de lluvias, es un mundo en sí misma. El racismo sistémico y el abuso a menudo crecen sin control en aldeas remotas como esta, donde una minoría blanca impera sobre la policía, la atención médica y otros servicios para una población que es aborigen casi en su totalidad.

"No hay escrutinio en lugares como Wadeye; pueden hacer lo que se les antoje", dijo Marcia Langton, antropóloga de la Universidad de Melbourne que ha trabajado en comunidades remotas. "La gente aborigen es procesada, y nadie pone mucha atención".

Cumaiyi, de 31 años, descrito como alguien tímido por sus familiares, jamás fue procesado por violencia doméstica luego de su arresto. Sin embargo, casi tres años después, aún está en una prisión de Darwin tras haberse declarado culpable de otros cargos, entre ellos haber atacado a dos oficiales y "poner en peligro la seguridad de un avión".

Ahora, Stewart Levitt, uno de los abogados más prominentes de Australia, está exigiendo que se reconsidere el caso de Cumaiyi. Presentó una queja el miércoles ante la Comisión Australiana de Derechos Humanos, en la que acusó al gobierno australiano de violaciones a los derechos humanos y negligencia a causa de discriminación racial sistémica.

Levitt dijo que la evidencia del encubrimiento era clara: el recuento oficial de la policía no incluía nada acerca de los informes de los testigos sobre el golpe en la cabeza a Cumaiyi con una linterna, ni mencionaba que lo dejaron caer de cabeza en el asfalto.

En cambio, el informe insinúa que se hirió él mismo el día posterior a su arresto al saltar de una furgoneta de la policía que viajaba a unos 80 kilómetros por hora, una afirmación que dos expertos médicos rechazaron como una explicación poco probable de sus lesiones, y que Levitt describió como una situación "implausible, contradictoria y de la que nadie fue testigo".

La Fuerza Policial del Territorio del Norte no respondió a las solicitudes para hacer comentarios acerca del caso.

Levitt, que el año pasado ganó una compensación importante para otra comunidad indígena que enfrentaba malos tratos por parte de la policía, dijo que "parece haber un esfuerzo decidido para distraer la atención de los ataques de la policía".

Durante una reunión con el abogado de Cumaiyi en Darwin el mes pasado, su tía Stephanie Berida mostró cómo sus manos habían sido esposadas conforme era llevado a un avión de la policía (The New York Times)
Durante una reunión con el abogado de Cumaiyi en Darwin el mes pasado, su tía Stephanie Berida mostró cómo sus manos habían sido esposadas conforme era llevado a un avión de la policía (The New York Times)

"Este es un ejemplo de la discriminación racial que es tan endémica", agregó.

La manera en que trataron a Cumaiyi se ajusta a un patrón en Australia.

En 2008, un anciano ngaanyatjarra murió de insolación en Australia occidental después de que lo mantuvieron detenido durante horas en una furgoneta policial donde la temperatura superaba los 55 grados Celsius.

En 2014, una mujer aborigen de 22 años que había sido encarcelada por no haber pagado multas murió después de sufrir complicaciones por una costilla rota.

Un año después, David Dungay Jr., un australiano indígena de 26 años con asma, murió en la celda de una prisión de Sídney después de decirles a los oficiales en repetidas ocasiones que no podía respirar.

Y el mes pasado, una mujer aborigen, Cherdeena Wynne, de 26 años, murió en el hospital tras haber estado inconsciente durante cinco días después de que la policía la esposó en Perth.

En total, entre 2008 y 2018, 147 personas indígenas —que conforman el 3 por ciento de la población de Australia, pero el 27 por ciento de su población carcelaria— murieron mientras estaban bajo el cuidado de las autoridades.

Especialmente en lugares como Wadeye (se pronuncia [wad-er]), dicen los académicos, el pasado colonial australiano no puede separarse de su presente. La ciudad, a 400 kilómetros de Darwin, ha sido un lugar de reunión tribal durante miles de años. Sin embargo, también es una ciudad misionera en la que en 1935 un sacerdote católico reunió a veinte clanes distintos para "civilizarlos".

A últimas fechas, la presencia del gobierno en Wadeye ha sido intermitente. El gobierno ofrece escasas opciones de vivienda. A menudo no hay médicos de tiempo completo. Los trece policías de la ciudad generalmente se quedan ahí durante dos años y después son trasladados a otros lugares.

"Para la gente que llega en avión, lo que a menudo se establece es una mentalidad de 'nosotros contra ellos'", dijo Sean Bowden, el abogado de Darwin. Bowden representó a la ciudad en un caso que obligó a hacer un cambio a la fórmula discriminatoria del financiamiento de las escuelas.

Las tensiones entre clanes, residentes y la policía a menudo han llegado a un punto de ebullición. En 2004, un policía le disparó mortalmente a un adolescente aborigen en Wadeye; en 2017, un oficial disparó balas de advertencia después de que los residentes lo enfrentaron.

El enfrentamiento de Cumaiyi con la policía ocurrió unos meses antes.

Con base en su investigación, Levitt dijo que el altercado en el avión el 9 de noviembre de 2016, comenzó cuando Cumaiyi pidió que aflojaran sus esposas. Un oficial se rehusó, lo cual llevó a una discusión.

Dos prisioneros que estaban en el avión con Cumaiyi, dijo Levitt, insistieron en entrevistas independientes en que un policía lo golpeó con una linterna de metal que medía 60 centímetros.

El rastro documental oficial comienza inmediatamente después de que Cumaiyi —que mide 1,76 metros y pesa 69 kilos— fue arrastrado del avión y llevado a la Clínica de Salud de Wadeye. El informe de una enfermera detalla que lo habían "derribado dos veces" y "sometido con golpes en la cabeza y el cuerpo".

Señaló varias lesiones, entre ellas "hinchazón del lóbulo temporal izquierdo".

No obstante, no enviaron a Cumaiyi con un médico, lo cual violó los protocolos para lesiones en la cabeza y posiblemente lo puso en riesgo de muerte. En cambio, pasó la noche en una celda. Para cuando llegó a Darwin la tarde siguiente, había surgido una nueva versión del altercado.

Una carta de remisión enviada al Hospital Real de Darwin señala un incidente aparte que ocurrió esa misma mañana, el 10 de noviembre: "intento de escape desde lo alto de un vehículo mientras este viajaba a aproximadamente 80 kilómetros por hora".

La policía afirmó en la corte que, mientras trataban de llevar en auto a Cumaiyi a Darwin, pateó el techo de la furgoneta dos veces antes de salir de un salto. La carta de remisión dice que sus lesiones son "golpes en la oreja izquierda, abrasiones superficiales en la parte izquierda del cráneo, el codo izquierdo y ambas rodillas".

Timothy Peltz, cirujano plástico reconstructivo en Sídney, dijo que era "bastante cómico" esperar solo "abrasiones superficiales" por una caída a alta velocidad. John Crozier, cirujano especializado en trauma, dijo que "un resultado fatal no sería poco común, y, además, hay muchas probabilidades de fracturas múltiples".

Una de las tías de Cumaiyi, Christine Cumaiyi, dijo que él le había dicho que "era un ardid".

Una tomografía computarizada realizada en el hospital de Darwin, la cual añade dudas al recuento de la policía, halló una fractura del hueso temporal izquierdo y daño a las costillas de Cumaiyi, lesiones que concuerdan con las que reportó la enfermera el día de su arresto.

No se identificaron nuevas lesiones, lo cual se esperaría si hubiera saltado de un vehículo en movimiento un día después.

Citando las leyes de privacidad del paciente, el Departamento de Salud del Territorio del Norte rechazó responder preguntas acerca del cuidado y el diagnóstico de Cumaiyi.

* Copyright: 2019 The New York Times News Service