En el Abierto de Tenis de Miami los latinoamericanos juegan de locales

Por Ben Rothenberg

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El Abierto de Tenis de Miami 2019 se celebra a unos treinta kilómetros de su antigua sede, en Cayo Vizcaíno, pero el centro de la cultura que rodea al torneo sigue siendo el mismo y está miles de kilómetros al sur.

Como no hay un torneo de tenis ATP 1000 (máximo calibre en puntos) en México, el Caribe, Centroamérica o Sudamérica, el Abierto de Miami se ha vuelto el Gran Slam de América Latina, pues atrae a los fanáticos del tenis de la región y a todos los que han inmigrado desde ahí. Se celebra en Florida, pero quienes juegan de locales son los tenistas latinoamericanos.

"Se siente muy bien tener el apoyo", dijo el argentino Leonardo Mayer. "Es casi como jugar en Buenos Aires".

El jugador latinoamericano con mejor clasificación, el argentino Juan Martín del Potro, no acudió al torneo este año debido a una lesión de la rodilla, pero los fanáticos en un partido reciente solamente tuvieron que cambiar una letra de su consigna para celebrar a su compatriota Federico Delbonis, quien se enfrentó al número uno en la clasificación masculina, Novak Djokovic, el 24 de marzo. "Olé olé olé olé Delpooo, Delpooo" se volvió "Delbooo Delbooo".

Del Potro (@DelrayBeachOpen)
Del Potro (@DelrayBeachOpen)

La población latina en Miami también cambia la experiencia de jugar en el torneo hasta en momentos fuera de las canchas. Delbonis celebró que pudo comprar su propia yerba mate en Miami, pues explicó que usualmente tiene que viajar con su provisión propia.

"Cada vez que vengo acá siento que acá es donde quiero estar y vivir", dijo. "Cuando salí a la cancha escuché a muchos argentinos hablar español, hinchar en español, y se siente la energía que te dan. Te dan confianza y lo sientes. Es muy bueno para el juego y para estar contento en la cancha".

Mónica Puig, quien ganó la primera medalla olímpica de Puerto Rico en 2016, también tuvo mucho respaldo local en su partido de primera ronda contra Wang Xiyu, el 20 de marzo. Puig perdió y dijo que le apenaba no poder jugar más durante la temporada frente a esa multitud, que incluía a su padre.

"Tener ese sentir latinoamericano aquí, tan animado en todo el lugar, es muy especial", dijo Puig, la única tenista de América Latina que está en el top 100 de la clasificación femenil individual.

Incluso hay público de países latinoamericanos que no tienen un representante en el torneo. El viernes 22 de marzo después de que el italiano Fabio Fognini derrotó a Guido Andreozzi, de Argentina, una mujer en las gradas ondeó una bandera paraguaya.

Aunque los seguidores del tenis latinoamericanos acogieron de manera orgánica el torneo, el evento ahora se está promoviendo directamente en países sudamericanos de manera digital, en español y en portugués, así como en sitios web en español en el sur de Florida. (Aunque todas las señalizaciones en la sede del torneo están solamente en inglés).

Los tenistas de Estados Unidos se han tenido que acostumbrar a jugar en un torneo en casa donde el público no siempre está a su favor. Pablo Cuevas, de Uruguay, recordó quedarse atónito en 2011 cuando las personas en las gradas gritaron el nombre de su país cuando estaba por derrotar al estadounidense Andy Roddick, entonces campeón defensor del torneo, en la cancha principal en Cayo Vizcaíno.

En uno de los últimos juegos de 2018 en la sede previa, el estadounidense John Isner, quien ganaría el campeonato, apenas contó con el respaldo del público en la semifinal, donde se enfrentó a Del Potro.

"El público estaba muy prendido, pero su respaldo no estaba repartido igual, 50-50", dijo Isner, con una sonrisa. "Había muchas banderas argentinas, a ese país de verdad le encanta el deporte, el fútbol y el tenis. Ver todas esas banderas en el público… el ambiente era genial".

Muchos otros jugadores que no son latinoamericanos también agradecen la pasión de esos fanáticos.

"Siempre he jugado mejor en países y lugares donde se siente esa energía", dijo el alemán Alexander Zverev. "En Roma es genial. Los italianos son energéticos y poderosos. En Madrid, México, Miami: Siempre son ese tipo de lugares donde mejor he jugado. Para mí se disfruta más si el público hace mucho ruido, tiene energía".

Dominic Thiem, de Austria, ha ganado cuatro de sus doce títulos de ATP en América Latina: dos en Argentina, uno en México y otro en Brasil.

"La energía de esos países y de esas personas es linda", dijo Thiem. "Se siente como que siempre están de buen humor, como contentos de estar vivos. Es diferente a veces en Europa… quizá es el clima, no sé".

James Blake, tenista estadounidense retirado que ahora dirige el torneo del Abierto de Miami, dijo que tiene especialmente buenos recuerdos de dos partidos contra el brasileño Thomaz Belucci en los que los estadounidenses en las gradas no podían competir con el ruido de los brasileños.

"Son súper divertidos esos partidos, porque te quedas al borde del asiento", dijo Blake. "Cada punto importante, cada tiro, parece aún más grande porque el público está enloquecido y tú te enojas de que el público del otro sea el enloquecido".

Aunque otros jugadores no están muy cómodos con tanto ruido.

"Hay algunos a quienes no les encanta", dijo Blake. "Y me lo han hecho saber, en varias ocasiones".

La danesa Caroline Wozniacki amenazó el año pasado con boicotear el torneo después de perder contra Puig, pues dijo que sus simpatizantes se sintieron amenazados por el público tan a favor de la puertorriqueña.

Wozniacki sí regresó al torneo este año y comentó que no había vuelto a discutir lo sucedido con los organizadores del torneo. Dijo que eligió enfocarse en lo positivo de que haya tanto entusiasmo partidista, como escuchar los gritos a favor de Delbonis mientras jugaba en una cancha cercana y ser capaz de dominar el ruido.

"Se oía la atmósfera como de partido de fútbol", dijo Wozniacki. "Es genial. Obviamente es más divertido cuando cantan para ti. Al mismo tiempo también es divertido dejar callados a los fanáticos, es divertido cuando de repente hay un silencio sepulcral".

Jérémy Chardy acalló a los chilenos cacofónicos que respaldaban a su rival en un partido de primera ronda, Nicolás Jarry, el 21 de marzo. Cuando Chardy ganó, le mandó besos por aire al contingente chileno en el público.

"Cuando juegas contra un sudamericano aquí siempre sabes que va a ser difícil", dijo Chardy. "El público estuvo complicado todo el partido y no dije nada, pero cuando gané les quise mandar besos y ellos respondieron con algunos dedos".

Chardy agregó que le encanta la pasión del público a pesar de ciertas diferencias con este.

"Aunque no siempre sea respetuoso", indicó, "prefiero que haya ambiente a que no lo haya".

* Copyright: 2019 The New York Times News Service