Lo que revela el Año Nuevo Lunar sobre los calendarios del mundo

Por Steph Yin

Compartir
Compartir articulo
El Año Nuevo Lunar es celebrado en el Barrio Chino de Nueva York (Earl Wilson/The New York Times)
El Año Nuevo Lunar es celebrado en el Barrio Chino de Nueva York (Earl Wilson/The New York Times)

El Año Nuevo Lunar inició el martes como una de las fiestas más importantes en Vietnam, Corea del Sur, China y otros países asiáticos. Generalmente, empieza en la segunda luna nueva después del solsticio de invierno.

En el calendario gregoriano, el calendario civil utilizado en la mayoría de los países, el Año Nuevo Lunar cambia todos los años, al igual que las fechas de festividades como Rosh Hashaná, el Diwali y el Ramadán.

[Si quieres recibir los mejores reportajes de The New York Times en Español en tu correo suscríbete aquí a El Times]

Puede ser fácil pensar que los calendarios son producto de la ciencia, o un reflejo de las leyes del universo. De hecho, como nos lo recuerdan estas festividades, hay tantas maneras de registrar el tiempo como culturas y lenguas. Cada calendario revela algo sobre la manera en que la gente que lo creó se relaciona con el mundo a su alrededor y a la vez preserva identidades y conciencias culturales profundas.

La mayoría de las tradiciones para medir el tiempo siguen el movimiento del Sol, la Luna y las estrellas. Otras consideran sucesos estacionales, como los enjambres de gusanos tejedores de otoño, usados para orientar cada año en las islas Trobriand, cerca de Nueva Guinea, o el florecimiento de los cámbulos, cuyos retoños parecen cientos de flamitas color bermellón y marcan el comienzo de la temporada seca en Trinidad.

Si hablamos de cualquier calendario, la pregunta básica es cuál de los miles, si no es que millones, de ciclos en el mundo se debe seguir, dijo Kevin Birth, profesor de Antropología en Queens College. Los calendarios "siempre se reducen a esa elección cultural", comentó, así que usar un sistema y no otro al final es una convención social, sin importar cuán científicamente preciso o sofisticado sea el calendario.

Un año solar —el tiempo que le toma a la Tierra orbitar al Sol— dura alrededor de 365 días, mientras que un año lunar, o doce ciclos completos de la Luna, son alrededor de 354 días. Debido a esta discrepancia, un calendario puramente lunar —como el musulmán o islámico— no se alinea con las estaciones. El Ramadán, mes sagrado del islam, quizá se celebre en verano un año y en invierno varios años después.

El Año Nuevo Lunar es celebrado en el Barrio Chino de Nueva York (Earl Wilson/The New York Times)
El Año Nuevo Lunar es celebrado en el Barrio Chino de Nueva York (Earl Wilson/The New York Times)

Para corregir el rezago estacional, los calendarios chino, hindú, judío y muchos otros son lunisolares. En esos calendarios, los meses se definen según el ciclo de la Luna, pero se añade un mes adicional para acercarse al año solar.

Los calendarios solares son útiles para la agricultura, la pesca y las sociedades forrajeras que deben prepararse para distintas épocas del año. Sin embargo, un calendario únicamente solar, como el gregoriano, no te dice nada sobre las fases de la Luna.

El calendario musulmán tradicional requiere observar la primera Luna creciente para comenzar un nuevo mes, y, por lo tanto, anima a poner atención al cosmos. No se puede seguir el curso del calendario gregoriano leyendo el firmamento, por lo que muchos occidentales tienen menos conciencia de la Luna y de otros fenómenos naturales, dijo Sacha Stern, profesor de Hebreo y Estudios Judíos en el University College de Londres.

Los grandes sucesos en el calendario dan forma a la identidad cultural. Cuando los judíos en todo el mundo celebran el Sucot, un festival de la cosecha, observan los tiempos de cosecha en Israel, y preservan una conexión a lo largo de la diáspora, explicó Birth.

Las festividades también estructuran narrativas personales e históricas. Algunas fiestas seculares en Estados Unidos se enfocan en sucesos bélicos, lo cual suena lógico "si pensamos en que Estados Unidos también tiene el presupuesto militar más grande del mundo", dijo Birth. Las festividades chinas generalmente enfatizan la unión familiar y honrar a los ancestros, agregó Yuan, lo cual refleja la importancia de la devoción filial.

Muchos calendarios antiguos, como el chino y el mesoamericano, incluyen la adivinación y recomendaciones sobre cuándo casarse, celebrar un funeral, construir una casa y otros sucesos de la vida. Hay calendarios similares que proporcionan estructura y alivio a la gente actualmente. Britt Hart, una astróloga que vive en Filadelfia, dijo que la gente puede sentirse atraída por los calendarios de los horóscopos porque buscan una noción más profunda del tiempo y el orden en el universo.

En el contexto de la historia, conservar una conexión con un calendario alternativo puede ser una forma de resistirte a lo convencional, o mantener una identidad fuera de ese círculo. Cuando se impone un calendario a una sociedad, generalmente tiene que ver con política y poder. La capacidad de "decir cuándo comenzará el año, o decidir que un festival religioso debe celebrarse en determinado momento, puede ser muy útil para los políticos", dijo Stern.

El calendario gregoriano solo se ha usado como estándar global durante más o menos un siglo, y es "en gran medida un reflejo del comercio y el colonialismo europeos", comentó Birth. Ahora se ha convertido en una arquitectura computacional, pero eso no significa que no habrá otro calendario que se imponga algún día.

Un calendario musulmán del año gregoriano 2014 cuelga en la oficina de Birth. En él, la Navidad es el 3 Rabi al-Awwal, el tercer día del tercer mes.

Le encanta recordar que: "Las festividades que crees que son fijas en realidad se mueven, y las que crees que se mueven en realidad son fijas". Eso demuestra "lo cultural que es todo esto. No es algo natural", concluyó.

* Copyright: 2019 The New York Times News Service