Las mujeres todavía fingen orgasmos para que los hombres se sientan más seguros, reveló un estudio

En muchas culturas, los hombres sienten que tienen que trabajar duro para ganar la masculinidad, y una vez que la alcanzan, pueden perderla si no tienen cuidado. El dormitorio es un lugar donde se desarrolla la inseguridad sobre la masculinidad (masculinidad precaria, como la llaman los investigadores). Un estudio de 2019 descubrió, por ejemplo, que la autoestima y el sentido de masculinidad de los hombres heterosexuales se desploman cuando imaginan que una pareja femenina no alcanza el orgasmo durante el sexo.

Las mujeres, por supuesto, son igualmente conscientes de esto: investigaciones anteriores han encontrado que cuando una mujer no tiene un orgasmo durante el sexo, es probable que esté preocupada por el ego de su hombre. Ahora, un nuevo estudio confirma exactamente hasta dónde están dispuestas a llegar las mujeres para proteger el sentido de masculinidad de su pareja y evitar conversaciones incómodas sobre el mal sexo.

La nueva investigación académica, publicada en la edición de enero de la revista Social Psychological and Personality Science, recopiló datos de más de 600 mujeres, muchas de las cuales admitieron haber renunciado a su propio placer erótico para aplacar a los hombres inseguros.

“Las mujeres priorizan lo que creen que sus parejas necesitan sobre sus propias necesidades y satisfacción sexual”, dijo en un comunicado la autora principal del estudio, Jessica Jordan, estudiante de doctorado en la Universidad del Sur de Florida. El nuevo estudio, que, por cierto, fue coescrito por tres hombres, buscó responder esa antigua pregunta, teorizando que las ideas culturales arraigadas sobre la masculinidad pueden ser responsables de la falsificación.

Los investigadores primero recopilaron datos de 283 mujeres, preguntándoles sobre la masculinidad percibida de sus parejas. Curiosamente, descubrieron que cuanto más veían las mujeres que la masculinidad de su pareja era precaria, más ansiedad tenían. Esto, a su vez, reducía su propio placer sexual y la velocidad a la que llegaban al orgasmo.

A continuación, los investigadores interrogaron a 196 mujeres adicionales y descubrieron que las participantes que asumían que la masculinidad de su pareja masculina era “frágil” tenían menos probabilidades de proporcionar una comunicación sexual honesta debido a la “ansiedad”.

Mientras tanto, un tercer componente del estudio pidió a 157 mujeres heterosexuales en una relación que completaran una encuesta anónima sobre su vida sexual. “Si una mujer está preocupada por amenazar inadvertidamente la masculinidad de su pareja, es decir, su sentido de masculinidad, eso podría llevar a una ruptura de la comunicación”, encontró Jordan.

Curiosamente, los resultados del nuevo estudio mostraron que las mujeres que ganaban más dinero que sus parejas tenían el doble de probabilidades de fingir orgasmos. Los investigadores teorizaron que estas mujeres posiblemente sintieron que estaban castrando a sus esposos en un sentido financiero y, por lo tanto, tenían que compensarlos en el dormitorio.

Pero mientras que algunas mujeres pueden creer que están protegiendo a sus parejas masculinas al fingir éxtasis, Jordan cree que el engaño, sin darse cuenta, termina lastimando a los hombres también. “Cuando la sociedad crea un estándar de masculinidad imposible de mantener, nadie gana”, subrayó.

Es difícil saber por qué, exactamente, las mujeres quieren proteger la percepción que sus parejas masculinas tienen de su masculinidad. Jordan sospecha que para muchas mujeres, la decisión es el resultado de un análisis de costo-beneficio: tal vez se siente mejor tener un orgasmo que hacer que una pareja masculina se sienta amenazada.

Proteger el ego de una pareja masculina puede ayudar en el momento, pero tiene un costo. La investigación sugiere que la comunicación sexual abierta y honesta predice una mayor satisfacción sexual y más orgasmos para las mujeres. El miedo a hablar tiene el efecto contrario. “Cuando las mujeres retienen comentarios sexuales y no quieren decirles a sus parejas lo que prefieren, arriesgan su propia satisfacción sexual en el proceso”, añadió Jordan. Y aunque no ha investigado el tema específicamente, para la especialista, es lógico que la comunicación abierta y honesta sobre el sexo también pueda beneficiar otros aspectos de una relación romántica.

Si lo que se desea más honestidad (y, con suerte, más orgasmos reales), Jordan sugiere hablar con la pareja sobre las necesidades y preferencias sexuales con frecuencia, antes de que surja un problema potencial. “Después del acto, incluso podría beneficiarles pedir comentarios de vez en cuando. Si nuestra pareja expresa sus quejas, es fundamental tener en cuenta cómo respondemos a esos comentarios no tan halagadores”.

En resumen, la comunicación honesta y el esfuerzo por comprender las necesidades sexuales de la pareja también beneficiarán a los hombres cuando se trata de alcanzar niveles máximos. El estudio no detalló si la edad de una mujer afecta si está dispuesta a fingir un orgasmo y tampoco reveló si la ubicación de una mujer afectaba si estaba más dispuesta a hacerlo. Para futuras investigaciones, Jordan dijo que sería interesante examinar a los hombres en relaciones del mismo sexo para comprender si las ideas sobre la masculinidad impactan su satisfacción sexual de la misma manera.

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