​​Un estudio revela “trampas” para resaltar los efectos negativos del uso de la tecnología en adolescentes

Una investigación de la Universidad de Oxford plantea que la exposición a pantallas e internet tiene un efecto casi insignificante en su bienestar psicológico. Por qué la pregunta "¿qué hiciste hoy en internet?" puede ayudar a entender y acompañar la actividad online de menores

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El 11% de las personas mira su celular más de 200 veces por día (Getty)
El 11% de las personas mira su celular más de 200 veces por día (Getty)

En la Argentina, el 40% de los chicos y chicas de entre 11 y 18 años dice estar 24 horas conectado a internet, según información difundida por la ONG Chicos.net. El 30% considera estar todo el día online. El 11% de los usuarios mira su celular más de 200 veces al día.

¿Llaman realmente la atención estos números? Quizás, no, considerando además que no son solo los menores de edad los que tienen ese fervor por la conexión y los dispositivos, sino los propios adultos.

Uno de los grandes desafíos de la modernidad, tal vez, sea encontrar el equilibrio justo entre vida conectada y desconectada.

Por otro lado, es más común leer y escuchar sobre los hallazgos negativos de la exposición a las pantallas, antes que los positivos. Pero, recientemente, fue publicada en la revista científica Nature una investigación de la Universidad de Oxford denominada "La asociación entre el bienestar del adolescente y el uso de la tecnología digital", que plantea lo contrario.

El estudio revela algunas "trampas" para resaltar los efectos negativos del uso intensivo de la tecnología. Para la investigación se utilizaron datos de más de 350.000 adolescentes y niños de Estados Unidos y Reino Unido.

¿Qué pasa con las horas de exposición a pantallas?

(IStock)
(IStock)

No es novedad. El uso generalizado de las tecnologías digitales por parte de los jóvenes ha estimulado la especulación de que pudiera afectar negativamente el bienestar psicológico. Inclusive, según varios estudios, no es recomendable exponer a niños de entre 0 y 5 años a las pantallas.

La idea de que los dispositivos e internet tienen influencia en la forma en la que los humanos se desarrollan, socializan y prosperan es convincente. El tiempo en línea de los más jóvenes se duplicó en la última década. Pero, ¿realmente el impacto tiene que ser necesariamente negativo?

Los niveles muy altos de uso posiblemente tengan asociaciones negativas. Pero el estudio de la universidad de Oxford considera otras variables importantes en la muestra de jóvenes analizada, como el consumo de marihuana o sufrir bullying, entre otros.

El impacto no siempre es negativo. En este sentido la investigación plantea que debe existir transparencia en los conjuntos de datos que se usan en los estudios para llegar a conclusiones de este tipo. Esa es la clave que hoy podría estar fallando.

Plantea que cientos de variables y observaciones podrían estar sesgadas hacia un efecto negativo de la tecnología. En general, de acuerdo a la investigación, los hallazgos ponen en contexto las preocupaciones populares sobre los vínculos entre el uso de la tecnología y los indicadores de salud mental.

¿Qué hiciste hoy en internet?, una nueva pregunta para incorporar

La Dra Roxana Morduchowicz plantea una nueva pregunta para hacerle a chicos y chicas
La Dra Roxana Morduchowicz plantea una nueva pregunta para hacerle a chicos y chicas

"Poner toda la responsabilidad en la tecnología, es darle mucho poder", señala a Infobae Roxana Morduchowicz, doctora en comunicación, especialista en cultura juvenil, consultora de UNESCO y autora del libro "Ruidos en la web".

"Está muy instalado en los hogares que los adultos le pregunten a sus hijos cómo les fue en la prueba de Matemática o el examen de Historia, pero pocos preguntan ´¿qué hiciste hoy en internet?´. A las preguntas tradicionales hoy hay que agregarle ésta", asegura.

"Esto es estar al tanto de lo que hacen los chicos en pantallas, sin invadir su privacidad. No se trata de querer saber de qué hablaron con sus amigos, pero sí estar seguros de que, aquellos con los que se comunicaron, son amigos o conocidos de su entorno. No es hackear contraseñas sino es estar al tanto, compartir y orientar", continúa.

Morduchowicz asegura que esta nueva pregunta la hacen pocos padres y que lejos de ser invasiva, la idea es invitar a los menores a que cuenten, por ejemplo, qué sitios visitaron, qué los enojó o aburrió.

"Lo que se sabe por estudios en la Argentina y en el exterior es que los chicos se quedan con el primer link que encuentran, que no es necesariamente el más confiable sino, muchas veces, es el que pagó para aparecer primero. Entonces es importante preguntarles cómo hicieron la tarea, que sitios consultaron, y si compararon fuentes", explica.

Morduchowicz coincide con la investigación de la universidad de Oxford y explica que es realmente relativo cuán mala o buena pueda ser la exposición a la tecnología. Se refiere a la triple "C" (un concepto de la investigadora Sonia Livingstone): cuántas horas, contenidos y contexto de recepción.

Por su parte, Marcela Czarny, directora de chicos.net expresa a Infobae: "Aún cuando nosotros los adultos usamos – y mucho- las TICs, no sabemos cómo las usan los chicos; nos desconcierta el Fortnite, los nuevos youtubers, los gamers, los instagramers, los dedos en los celulares a velocidades siderales".

Czarny se detiene en la resistencia a los avances tecnológicos y a la necesidad de "amarillismo", como causantes de esta tendencia a destacar los efectos negativos y los peligros del uso de la tecnología.

"Nos preguntamos cuánto tiempo de pantallas es ´bueno´ o ´nocivo´ para nuestros hijos. Entonces, estudiamos el cerebro de niños y niñas sentados frente a ellas, y cómo se modifican las conexiones sinápticas. ¿Es posible hablar del tiempo de pantallas sin tomar en cuenta lo que cada uno hace con las pantallas?", pregunta.

"El contexto es lo más importante, y este tipo de estudios ´científicos´ casi no los toma en cuenta. Y que no quepa duda que a un adolescente pobre, migrante, huérfano de Latinoamérica, las horas que está frente a la computadora le son más nocivas que lo que puede pasar con un joven de un contexto socioeconómico diferente", continúa.

Finaliza: "En vez de ´tiempos´ de pantallas, hablemos de ´momentos´ libres de pantallas. Es mejor porque no es algo que se deba tabular científicamente".

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