Cómo los robots podrían salvar a las economías del mundo

Kara Swisher, Editora Ejecutiva de Recode y Mike Isaac, corresponsal tecnológico para el New York Times, opinan en Squawk Alley de CNBC sobre los dichos de Jack Ma – fundador de Alibaba – con respecto a la amenaza de la inteligencia artificial

Si existe un tema sobre el que no se logra llegar a un consenso mundial ese es el del impacto de la robotización y la inteligencia artificial sobre un mercado laboral donde hoy el hombre continúa siendo – en gran medida – el mejor candidato a ocupar las decenas de millones de puestos de trabajo que representan las distintas industrias de manufactura y servicios que impulsan las economías del mundo en la actualidad.

Mientras sus detractores aseguran que el avance de la automatización y la robótica significará la pérdida de oportunidades laborales para millones de personas, quienes apoyan la aplicación a nivel masivo de avances como los robots con inteligencia artificial, aseguran que lo que más se necesita en la actualidad para potenciar el crecimiento económico y la productividad es una verdadera "inyección tecnológica".

Según un artículo firmado por Bret Swanson, Presidente de Entropy Economics, y Michael Mandel, Jefe en Estrategias Económicas del Progressive Policy Institute publicado en el periódico económico The Wall Street Journal, en el caso particular de los Estados Unidos las industrias precisan de más computadoras, banda ancha móvil, servicios en la nube, herramientas de software, impresión en tres dimensiones, realidad aumentada, inteligencia artificial y – por más que muchos todavía se resistan a aceptarlo – robots inteligentes.

Los autores logran demostrar su punto al dividir a la economía en dos grandes categorías. Dentro del primer grupo englobado por las "industrias digitales" se encuentran la tecnología, comunicaciones, medios, software, finanzas y servicios profesionales. Dentro del segundo, compuesto por lo que han dado en llamar las "industrias físicas" se identifican firmas vinculadas a salud, transporte, educación, manufactura y retail.

Mientras que según el reporte compartido el pasado mes de marzo titulado "El próximo boom de la productividad" dentro de la categoría de las empresas digitales la productividad creció un 2,7% anual durante los últimos quince años, el caso de las industrias físicas fue menos prometedor con una cifra de solo el 0,7% en el mismo período.

En lo que hace al crecimiento vinculado a la generación de nuevos puestos de trabajo fueron nuevamente las "digitales" las que marcaron la tendencia alcista más pronunciada con un total de horas trabajadas registrando un aumento del 9,6% desde diciembre de 2007 en comparación con solo el 5,6% proveniente a las industrias físicas.

Siguiendo de alguna manera la línea de pensamiento marcada por el recientemente electo presidente Trump – quien se ha declarado un férreo opositor a las regulaciones que limitan el crecimiento de las industrias y la generación de nuevos puestos de trabajo – el artículo destaca la importancia de darle mayor libertad el sector productivo y de servicios para poder seguir creciendo y sobre todo mantenerse competitivo en una economía global.

Fue precisamente el sector de las industrias físicas – por lejos mucho más regulado que las relativamente nuevas economías digitales – el que mayores costos debe afrontar para poder desarrollar su negocio además de que este se caracteriza por la falta de innovación y una reticencia a la experimentación, producto de una herencia a nivel de cultura empresarial que en muchos casos supera los cien años de vida.

Resulta todavía más importante destacar la importancia de generar un cambio a nivel de mentalidad y de modelo de negocios dentro de las industrias físicas dado que las mismas representan solo en los EEUU – uno de los países más avanzados en la categoría digital – un 75% de los empleos totales que brinda el sector privado y un 70% de la producción total del país, pero llamativamente solo un 30% de las inversiones en tecnología de la información.

Los expertos aseguran que la inversión tecnológica resultará fundamental para las industrias físicas dado que les permitirá volverse más eficientes a nivel de procesos, a la vez que alimentará nuevos modelos de negocios, productos y plataformas.

El mayor desafío para las industrias físicas hoy día es encontrar las formas de aplicar los avances tecnológicos a procesos que inherentemente no se destacan por su facilidad para adaptarse a los cambios, como sucede en el caso de la minería y el transporte a diferencia de otros sectores como pueden ser los medios de comunicación y las finanzas.

El sector productivo es uno de los más afectados por la falta de inversión tecnológica lo que ha generado la pérdida de puestos de trabajo en fábricas de los EEUU, debido a que resulta muy difícil competir con países asiáticos donde no solo los salarios son significativamente menores sino que los avances en tecnología de la información han sido implementados de manera más rápida en beneficio del modelo de negocios enfocado en la productividad y bajos costos de la región.

En definitiva, más allá de los la incertidumbre que genera la inminente llegada de androides con la capacidad de razonar y responder ante tareas complejas de igual o mejor manera que el hombre, al parecer el foco debería estar puesto en reducir la brecha tecnológica entre las sectores digitales y de industrias físicas, con el objetivo de liberar a las economías productivas de las trabas actuales que impiden la fácil implementación de los nuevos avances y el propósito de alimentar revolucionarios modelos de negocios que irremediablemente llevarán a la generación de nuevos puestos de trabajo para personas de carne y hueso.

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