Coronavirus: perros y gatos pueden infectarse pero es muy poco probable que contagien

Por esa razón no se desarrolló una vacuna para canes y felinos domésticos. Las diferencias con otros animales como tigres, leones y orangutanes

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Hasta la fecha, no se ha documentado ningún caso real ni comprobado de contagio en perros o gatos (Getty)
Hasta la fecha, no se ha documentado ningún caso real ni comprobado de contagio en perros o gatos (Getty)

La pandemia nos ha transformado en expertos en vacunas y en inmunología básica a todos inclusive a aquellos muy apartados del conocimiento científico.

Todo el mundo habla del ARN mensajero, de las plataformas vacunales, de la fiabilidad de tal o cual instituto y muchos hasta se permiten desconfiar sobre el tipo o la frecuencia vacunal.

Una actitud cuasi delirante que algunas veces lleva a posiciones “terraplanistas” y totalitarias antivacunas extremas.

No obstante, las vacunas humanas llegaron y también se aplicaron a un arca mucho más restringida de animales de zoológico, entre los que se hallan algunos felinos mayores y primates.

Sin embargo, para la aplicación de dosis contra el COVID-19 han dejado de lado dos criaturas mucho más cercanas al núcleo del problema: los perros y gatos domésticos, sobre los cuales se han librado un sinfín de conjeturas.

Los perros y gatos pueden infectarse con el coronavirus pero no desarrollan la enfermedad y no la han transmitido a humanos hasta ahora (Getty Images)
Los perros y gatos pueden infectarse con el coronavirus pero no desarrollan la enfermedad y no la han transmitido a humanos hasta ahora (Getty Images)

Si bien técnicamente, una vacuna para perros y gatos es factible, la gran pregunta sería ¿resulta útil? y lo que es mucho más importante ¿es necesaria?

Varios equipos de investigación afirman que son capaces de desarrollar vacunas prometedoras para gatos o perros, lo que resulta más que lógico dada la tecnología actual.

A medida que avanzaba el desarrollo de esas y otras vacunas y la pandemia llegaba a millones de seres humanos se hacía cada vez más evidente que el contagio de perros y gatos no suponía una amenaza grave ni para los propios animales ni para las personas.

La pregunta sobre la necesidad y la utilidad de estas vacunas sigue flotando ya que no se han registrado nunca casos de contagio fehaciente en estos animales.

Millones de casos en seres humanos, millones de muertes en todo el planeta y ningún caso de perros o de gatos resulta una prueba más que sugerente para pensar que este virus no los afecta.

Hasta la fecha, no se ha documentado ningún caso real ni comprobado de contagio en perros o gatos y que éstos hayan transmitido el virus a las personas o se hayan contagiado entre ellos.

Es útil, para entender este planteo, diferenciar la palabra “infección” de la palabra “contagio”.

Se habla de infección cuando un agente cualquiera, un germen indeterminado, ingresa a un organismo y se aloja en él, sin producir daños o enfermedad. La infección es por definición la invasión y el simple hecho de alojarse, y no es sinónimo de contagio.

El riesgo de propagación del COVID-19 y de que los animales domésticos se enfermen es tan bajo o nulo que no valdría la pena el desarrollo de una vacuna (Foto: Alcaldía de Bogotá)
El riesgo de propagación del COVID-19 y de que los animales domésticos se enfermen es tan bajo o nulo que no valdría la pena el desarrollo de una vacuna (Foto: Alcaldía de Bogotá)

Se han hallado perros y gatos infectados en muchos países, pero su número es ínfimo con relación a la prevalencia humana de infección, contagio y muerte en consecuencia a causa del coronavirus pandémico.

Los gatos son más sensibles a la infección que los perros, tanto por razones biológicas como de especificidad, como también de vínculo y comportamiento.

Contagio, en cambio, ocurre cuando un germen cualquiera ingresa a un organismo generando signos y síntomas de una enfermedad específica y como consecuencia de ello transforma también a ese organismo en un transmisor.

Si bien la perspectiva de una pandemia en los animales de afecto despertó el interés de crear una vacuna para animales y una empresa farmacéutica veterinaria empezó a trabajar en eso, el riesgo de propagación de la enfermedad y de que los animales domésticos se enfermen es tan bajo o nulo que no valdría la pena aplicarla.

En conclusión , hubo interés en desarrollar vacunas para perros y gatos anti COVID que fracasó ya que no es necesario vacunarlos al ser incapaces de padecer esta enfermedad y mucho menos de contagiarla a los seres humanos.

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