¿Narcontinente?

Un recorrido por los países más golpeados por la criminalidad de los carteles muestra la realidad de América Latina

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FOTO DE ARCHIVO: La policía antinarcóticos hace guardia durante una operación de erradicación en una plantación de hojas de coca en Tumaco, Colombia en una foto de archivo de febrero de 2020 (Reuters)
FOTO DE ARCHIVO: La policía antinarcóticos hace guardia durante una operación de erradicación en una plantación de hojas de coca en Tumaco, Colombia en una foto de archivo de febrero de 2020 (Reuters)

Parafraseando a Karl Marx en el manifiesto comunista, “un fantasma recorre América Latina, el de la criminalidad”.

No es nada nuevo pero lo que estamos viendo es una mezcla perversa que si no se corrige a tiempo puede convertir a los países en narco-estados y el continente en una gran región donde la criminalidad se pavonea, manda, decide, distribuye y elimina. Es decir tendríamos un nar-continente.

¿Excesivo pesimismo? ¿Exageración? Veamos país por país.

Hoy en México y aún más después de los hechos de la semana pasada en la que en cuatro estados mexicanos las mafias del narcotráfico mostraron su poderío y su capacidad, hay una inmensa crisis de seguridad y gobernabilidad. Por más que el gobierno de los abrazos y no balazos pretenda disminuir la gravedad de lo sucedido, hoy México tiene una mafias que compiten con el Estado de poder a poder, controlan inmensas zonas del país donde distribuyen el poder (o dan su visto bueno) y con un aparato de seguridad corrompido, una justicia débil y un Presidente que no tiene voluntad de enfrentarlo solo podemos esperar que el narcotráfico crezca y se consolide.

En Guatemala y Honduras, lugar de tránsito y despacho de drogas el expresidente de este último país está extraditado a Estados Unidos. Guatemala tiene una crisis profunda de corrupción y unas mafias que crecen y hoy son más poderosas. Nicaragua es epicentro de lavado y un hueco negro donde la mafia opera con total impunidad. El Salvador tiene el mismo problema de Guatemala con unas maras poderosísimas y cuyo principal negocio es el narcotráfico. Costa Rica poco a poco cae en la misma dinámica y hoy es un espacio de llegada y tránsito y Panamá con una corrupción rampante que involucra a un expresidente y su familia, es además el epicentro de lavado en la región.

En Ecuador, dejaremos para el final Colombia y Venezuela, el atentado hace unos días en Guayaquil que obligó a un estado de excepción por parte del gobierno, es apenas uno más de los incidentes que hay por cuenta del narcotráfico y el microtráfico que se expanden como un cáncer. El índice de homicidios se duplicó en este otrora país tranquilo en apenas un año y su proximidad con las zonas de cultivo y producción de coca en Colombia y la presencia cada día mas agresiva de los carteles mexicanos solo pueden dejar más violencia, más terror y más crecimiento de una delincuencia que en Guayaquil mostró un poco del poder que ya detenta.

En Argentina, hoy otro centro de lavado, el microtráfico que alimenta el consumo a lo largo y ancho del país ya tiene unas bandas delincuenciales poderosas que se mueven a otros negocios. La inseguridad en Buenos Aires crece, se vuelve más violenta. La opacidad en la entrega de información de violencia no cambia la percepción de inseguridad pero con sus puertos hoy Argentina se convierte en centro de distribución de drogas. El homicidio sigue siendo bajo y la Justicia con la acusación a Cristina Kirchner reivindica su independencia. Tiene la tasa de policías más alta de la región pero los casos de corrupción han golpeado la credibilidad de la institución.

Brasil es el tercer país más consumidor del mundo, USA es el primero y la Unión Europea el segundo, y ese negocio ha creado dos poderosísimas bandas delincuenciales que ya se involucran en el tránsito internacional de drogas, manejan parte importante del microtráfico y hoy comienzan a controlar espacios importantes en las principales favelas de las grandes ciudades del país. Los homicidios se han reducido en parte por una manejo más sofisticado de las organizaciones criminales.

En Paraguay el vicepresidente renunció por acusaciones relacionadas con la corrupción y el principal fiscal de lucha contra las drogas fue asesinado en Colombia hace unos meses. Lugar de tránsito de drogas y de despacho, la influencia política de las organizaciones criminales es grande y la impunidad con que operan aún más. Bolivia es epicentro de cultivo y producción, Hezbolla está integrado a esta industria criminal y el gobierno es cómplice del negocio que opera como total impunidad en este país andino.

Queda Venezuela hoy el otro gran eje del narcotráfico con Colombia y México. Los carteles de la droga operan con impunidad. Es más, están integrados a la institucionalidad militar, el llamado cartel de los soles. Hoy Maduro opera un narco-gobierno donde todo tipo de organización criminal, Farc, Eln, militares, carteles colombianos, carteles mexicanos, pranes y colectivos tienen vía libre para el negocio de la droga adentro y fuera de Venezuela. Las trazas de aviones que salen de Venezuela con droga hacia Centroamérica, las islas del caribe y Brasil son miles al mes. Los carteles colombianos poco a poco pasan la industria de la transformación de pasta a coca a Venezuela y no se debe descartar que en poco tiempo comience el cultivo. Hoy Venezuela es un centro de operaciones de negocios ilícitos con la coca como primer insumo pero el oro ilegal, la deforestación, el tráfico de especies, el tráfico de armas y el lavado son parte importante de la financiación de este estado criminal.

Y finalmente Colombia que sin duda es la joya de la corona en este negocio. Que tuvo un establecimiento político, militar, policial, judicial y periodístico que luchó y pagó gran costo, incluyendo el mío personal pues fui secuestrado por Pablo Escobar, para evitar ser un narco-estado con gran éxito, ahora enfrenta un cambio que va llevar a Colombia a ser más parecido a México que a cualquier otra cosa. El nuevo Presidente ha planteado perdón social para los narcos y un plan de paz total que se asemeja al de abrazos y no balazos de López Obrador.

El Presidente Gustavo Petro desmanteló dos generaciones de generales de la Policía y el conocimiento y entrenamiento extenso que estos tuvieron durante más de 30 años en la lucha contra la criminalidad organizada desapareció de un día para otro. El efectivo control de estas organizaciones que Colombia tenía por cuenta de esta experiencia, de la cooperación con Estados Unidos, que está de salida no nos digamos mentiras, y el sacrificio humano diario de la institución policial más profesional del continente no va más.

No solo el mensaje del Presidente es lo que hicieron durante 30 años que evitó que Colombia fuera una narco-democracia no funcionó, sino también que ahora son responsables de lo que los criminales hagan. En los primeros 15 días de gobierno Petro desmanteló el aparato de seguridad y pone a Colombia en el altísimo riesgo de volver a vivir aciagos tiempos de violencia que parecían superados.

No me cabe duda que en pocos años vamos a ver a esas poderosas organizaciones criminales retomar el poder que tuvieron y que el Presidente Uribe desmanteló con la extradición de los líderes y la ley de Justicia y paz que sometió estas organizaciones del narcotráfico. Si reviven el gran responsable hoy tiene nombre propio: Gustavo Petro.

Así las cosas el panorama en el continente no es el mejor. Y tiende a deteriorarse. La migración ilegal a Estados Unidos es hoy las más alta de la historia y lo que viene solo va a ser peor. Una Colombia en manos criminales, que es lo que se ve venir, va a hacer ver las caravanas de migrantes de Centroamérica como un juego de niños. Y con Colombia controlada por los narcos, como parece va ser la herencia de Petro, se va a consolidar ese eje de narcotráfico México-Colombia-Venezuela.

Triste panorama que con Estados Unidos ausente de la región y Rusia y sus organizaciones criminales muy presentes solo se puede agravar. Lo peor del momento es que sin líderes regionales de renombre y populistas que engañan y se engañan ellos mismos, quien va a acabar perdiendo es la democracia y las libertades en la región ya de por si bien amenazadas. Como dice el gran personaje mexicano de la televisión el Chapulín Colorado la pregunta hoy y del futuro va a ser ¿y ahora quién podrá defendernos?