Ucrania y su exitosa resistencia

El desempeño de las fuerzas de Volodimir Zelensky ha sido la gran sorpresa de esta contienda bélica entre Moscú y Kiev.

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Un trabajador de emergencias ucraniano encuentra los cuerpos de soldados rusos en el pueblo de Vilkhivka, recientemente retomado por las fuerzas ucranianas cerca de Kharkiv, Ucrania (AP Photo/Felipe Dana)
Un trabajador de emergencias ucraniano encuentra los cuerpos de soldados rusos en el pueblo de Vilkhivka, recientemente retomado por las fuerzas ucranianas cerca de Kharkiv, Ucrania (AP Photo/Felipe Dana)

Nada o casi nada de lo que se anticipaba para el Dia de la Victoria ruso se cumplió. Puede ser que los analistas internacionales no han sido muy certeros con Putin, pero el desfile se hizo sin grandes anuncios y sin exhibición de armas nuevas, ni siquiera los lideres más conocidos entre sus aliados.

Esa fue la gran sorpresa, que no hubiera sorpresas, toda vez que en otros países que sufrieron la Segunda Guerra Mundial no hay nada semejante en pompa o significado a lo que es la conmemoración rusa de lo que todavía se conoce como la “gran guerra patria” y sus 24 millones de víctimas. Por eso no deja de ser llamativa la ausencia de lideres extranjeros conocidos entre sus aliados.

Hay, eso sí, un mensaje y uno grande, marcar que el conflicto ingresó a una nueva etapa. Olvidada toda posibilidad de una victoria rápida, la guerra ha ingresado a un conflicto largo, a uno de desgaste, donde Ucrania corre el peligro de que el resto del mundo se olvide y Rusia, el que sus recursos económicos no le permitan sostener este nuevo escenario, donde su conflicto es contra occidente en su conjunto, y lo que partió como un castigo financiero y una cancelación del país se ha transformado en una guerra económica, y donde Estados Unidos ha evolucionado desde el apoyo a Ucrania a buscar sin complejos -aunque todavía no lo digan oficialmente- la caída de Putin, y sus trascendidos al New York Times incluyen información para que los ucranianos hundan barcos y eliminen generales rusos.

Además de la retórica nuclear, como ya ha pagado costos por su invasión ilegal, la propia Rusia parece estar evolucionando hacia una posible ampliación del conflicto, con amenazas que incluyen posibles ataques a vecinos europeos, a través de los cuales se produce la entrega de armas, como por ejemplo Polonia. Sobre todo, con la idea de unir definitivamente a territorios habitados por rusos étnicos que han funcionado autónomamente desde la desintegración de la Unión Soviética, y donde hay millones de rusos parlantes, que tienen pasaportes y que como la vida y la historia no son en blanco y negro, fueron culpados por el comunismo y tuvieron problemas variados junto con la creación de las nuevas republicas. Incluye un territorio autoadministrado cerca de los países bálticos, las repúblicas auto declaradas de Donetsk y Lugansk, Transnistria en Moldavia y varios otros lugares. La novedad seria que Rusia daría no solo el paso de un reconocimiento que ya existe, sino de integrarlos formalmente a la madre patria.

El punto de fondo de esta columna es que esta nueva etapa es solo posible por la muy exitosa resistencia militar de Ucrania, lo que ha sido una de las sorpresas de esta guerra, recordando lo de los vietnamitas ante los chinos en los 70s del siglo pasado o la de Finlandia contra la ex URSS en 1939-40.

Esta resistencia ha sido inesperada para muchos que recordaban el mal desempeño el 2014 en la muy rápida ocupación rusa de Crimea y su derrota ante las fuerzas separatistas en el Donbass. Este buen desempeño ha llamado la atención en acciones como la defensa de Kiev y haber detenido lo que se suponía iba a ser un avance rápido de una fuerza superior, para lo cual fue clave la primera gran batalla, la que impidió la ocupación del aeropuerto de la capital, y por lo tanto, la llegada de tropas aerotransportadas y de aviones en forma similar a lo que ocurrió en Siria.

No hay duda de que aprendieron de las lecciones de sus fracasos anteriores como también que Rusia y su información de inteligencia errada condujo al fracaso en aspectos tales como que la resistencia seria mínima, que podrían encontrar apoyo para un golpe de estado, y que los rusos étnicos le iban a dar la bienvenida. No hubo por lo tanto paseo militar y sí una exposición de problemas graves en logística y entrenamiento, lo que condujo a Rusia a esta nueva etapa donde busca controlar los territorios contiguos, es decir, más o menos lo que ya tenía, y donde la novedad seria intentar unirse en forma terrestre a Crimea y negarle la salida al mar a Ucrania para transformarla en país encerrado, es decir, lo que estaría detrás de la tragedia de Mariupol.

El éxito militar también pasa por el ascenso al mando de una nueva generación de oficiales que ha aprendido de errores e insuficiencias pasadas, y que se ha alejado casi totalmente de antiguas doctrinas soviéticas, expresión de ella es el General Valery Zaluzhny, quien ha liderado la resistencia y que es parte de la primera generación de oficiales formados totalmente después de la independencia. La característica fundamental de la estrategia ucraniana ha sido agilidad y descentralización, con la utilización muy eficaz de algo tan tradicional como la artillería, pero también la confirmación de la utilidad militar de los drones, incluyendo los de origen turco que ya habían demostrado recientemente su utilidad para Azerbaiyán el 2020 en su conflicto con Armenia por Nagorno Karabaj.

Hay elementos que se han dado en guerras asimétricas y en la parte hibrida de conflictos bélicos, pero indudablemente ha habido innovación por parte de Ucrania en este enfrentamiento entre ejércitos regulares. Lo primero, es el uso de la tecnología y ello se muestra en pequeñas unidades que enfrentan con armamento muy avanzado a tanques y unidades mecanizadas. En ese sentido, los ucranianos y sus asesores de la OTAN parecen haber leído muy bien al tipo de invasión que iban a tener, y la modernización de sus fuerzas armadas post 2014 se hizo para ese escenario. Este uso de la tecnología sería muy poco útil si no se hubiese acompañado por grandes dosis de coraje y motivación, además de mucho respaldo de la población que ha contribuido con su resistencia a hacer difícil la ocupación de lugares conquistados por Moscú.

La respuesta de Occidente también ha sido mucho mas decidida que el 2014 y ello incluye mucha tecnología, no solo desde estados sino también de empresas privadas como es el caso de los satélites que ha proporcionado Elon Musk para mantener a Ucrania conectada a internet. Ese apoyo fue vital para impedir la victoria rápida que se pretendía en los inicios. Donde se ha notado bien es en el uso de la inteligencia artificial militar, que incluye también los datos entregados en tiempo real por tantos millones de celulares y que han permitido a los francotiradores eliminar a altos mandos rusos.

En todo caso hasta el momento hay líneas rojas que no se han cruzado en el apoyo a Ucrania, al menos dos, que las armas proporcionadas sean defensivas y no ofensivas (por ejemplo, no hay misiles que permitan atacar el corazón de Rusia) y evitar toda posibilidad de enfrentamiento directo entre tropas de EEUU y de Rusia.

Además de la tecnología y del uso de armas pequeñas que pueden ser acarreadas por el propio soldado como el misil portátil Javelin, la exitosa estrategia ucraniana fue organizada a través de muchos grupos pequeños y móviles que enfrentan y derrotan a un oponente mas fuerte y pesado, en lo que llamo la estrategia Mohamed Ali, aquella que le permitió derrotar a George Foreman en Zaire en 1974. A lo anterior, se agrega la información que proporciona la inteligencia artificial para ubicar al enemigo y proceder a su eliminación al saber dónde se encuentra, aunque esta provenga de la NATO, sean generales o unidades navales.

Esta estrategia ha permitido derribar muchos supuestos sobre Rusia y su fortaleza, que ha demostrado una potencia menor a lo esperado, lo cual no necesariamente es una buena noticia ya que ha abierto una etapa inesperada, donde hay que temer tanto a su fragilidad como a su fortaleza, ya que si se confirma el escenario de una guerra prolongada se abren muchas incertidumbres para las cuales no hay respuestas. Y en la historia bélica de Rusia encontramos grandes éxitos como las derrotas de Napoleón y de Hitler, pero también grandes fracasos como con Japón en 1905 y en Afganistán (1978-1992).

En este nuevo escenario se dibuja un mundo interdependiente y con consecuencias globales que ya se advierten en la cadena de suministros, en la provisión de alimentos y fertilizantes, dado el rol que juega hasta la propia Ucrania, en el mercado de la energía dada la importancia de Rusia. También en la inflación, aunque este elemento existía en EEUU y otros países antes de la invasión, como también incertidumbre acerca de cambios políticos en las elecciones legislativas de noviembre como también acerca de la fortaleza del dólar, del cual dependen tanto el éxito del aislamiento financiero a Rusia como también la propia emisión de dinero que esta haciendo Washington para financiar a Ucrania.

A lo dicho, hay que agregar la gran duda de si este nuevo escenario beneficia o perjudica a China, ya que dependiendo de su evolución, podría ser un gran ganador en su rol de gran potencia, y sin disparar un tiro.

Pero este escenario simplemente no existiría sin el éxito que ha tenido Ucrania en su resistencia que ha empantanado a Rusia y que, a pesar de todo, quizás conduzca a la ocupación de parte del sur y del este. Es el precio que esta pagando Ucrania para algo que será recordado por los historiadores del futuro como su gran guerra patria, el símil de la segunda guerra para la ex URSS, la guerra que ha forjado su unidad nacional y que demostró a los discursos utópicos, porque los países necesitan todavía tener fuerzas armadas.

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