“Resistir”, el último grito de guerra

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“Resistir” es el lema que se repite en cada conferencia de prensa del gobierno español. “Resistir" es el mensaje de los técnicos que lideran el comité de crisis que sale a diario a informar y responder las preguntas que los periodistas envían por WhatsApp. “Resistir” es el grito de guerra que se escucha en cada balcón todas las noches. Balcones que se llenan de aplausos para agradecer a los miles de trabajadores de la salud que están en la vanguardia de esta guerra que seguro vamos a ganar unidos.

Es la primera vez en nuestra historia reciente que combatimos globalmente a un enemigo común más allá de nuestras diferencias ideológicas, religiosas o políticas. Más temprano que tarde todos los gobiernos del mundo fueron entendiendo que no se trataba de un virus comunista ni capitalista. Que no distinguía etnias ni clases sociales. Y así entendimos que la mejor defensa que teníamos no era un muro en la frontera o un escudo de misiles, si no un buen sistema de salud pública con profesionales preparados para afrontar este tipo de ataques.

El mundo no va a ser igual luego del Covid-19. Nosotros no vamos a ser los mismos. La pandemia nos hace sentir más mortales, mas frágiles, más humanos. La cuarentena nos hace pensar en nuestras prioridades, nos obliga a valorar nuestro entorno, nuestras amistades, nuestra profesión e incluso nos demanda reflexionar sobre la clase de dirigente que queremos que nos lidere.

En días de incertidumbre e hiperconexión, todas las decisiones políticas referidas a la crisis se ponen en tela de juicio. Se actuó tarde o a tiempo. Se subestimó o se previno. Debe primar lo sanitario sobre lo económico o viceversa. Debates, preguntas, teorías que el político que gestiona una crisis muchas veces no tiene tiempo de responder.

Es esencial entender esta lógica para analizar el desempeño político con realismo antes de sacar nuestras conclusiones. A diferencia de los académicos, que por su propio método de estudio viven de hacerse preguntas para intentar responderlas -en un mediano o largo plazo- en un contundente “paper científico”, al político le toca gestionar la crisis tomando decisiones en el menor tiempo posible con la información científica disponible hasta ese momento y confiando en el criterio de sus asesores técnicos. En ese combo de incertidumbre radica la dificultad. Nos guste o no, funciona así. Es por ello que muchos liderazgos políticos van a ponerse a prueba en estos días. Liderazgos que evaluaremos en un futuro. Un futuro que cambió rotundamente y llevará un tiempo dimensionar cuánto.

La política deberá adaptarse a ese “nuevo futuro” entendiendo al nuevo votante que se crea a la sombra de esta pandemia. Un votante con un renovado sentido de la solidaridad y del bien común. Un elector que volverá a valorar aquello que daba por sentado, un ciudadano que esperará que la reconstrucción de la economía y el tejido social, sea más justo, solidario y equitativo. Al final de cuentas, una crisis, siempre esconde una oportunidad, ¿no?

El autor es consultor y analista político