Francisco, líder mundial de la inclusión y la ternura

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El Buen Samaritano, Vincent Van Gogh, 1890, óleo sobre lienzo
El Buen Samaritano, Vincent Van Gogh, 1890, óleo sobre lienzo

QUÉ ES SER UN BUEN CATÓLICO DESDE EL PENSAMIENTO CONCRETO

El pensamiento concreto según Bergoglio es aquel que surge en la relación con el otro, con el prójimo, el “yo-tú”. El pensamiento concreto nos dice que no se es un buen cristiano con tan solo ser un buen lector de las Sagradas Escrituras.

«A mí la imagen que me viene (del buen cristiano) -dice Francisco- es aquella de la enfermera, de la enfermera en un hospital: sana las heridas una a una, pero con sus manos. Dios se involucra, se inmiscuye en nuestras miserias, se acerca a nuestras llagas y las sana con sus manos, y para tener manos se ha hecho hombre. Es un trabajo de Jesús, personal. Un hombre ha cometido el pecado, un hombre viene a sanarlo. Cercanía. Dios no nos salva solo por medio de un decreto, una ley; nos salva con ternura, nos salva con caricias, nos salva con su vida, por nosotros» (Papa Francisco, “La mia porta è sempre aperta, una conversazione con Antonio Spadaro, La Civiltà Cattolica- Rizzoli”- Corriere della Sera, Milano 2013, p. 76).

LA TERNURA ES PROXIMIDAD

Dios -dice Francisco - «nos salva con ternura». Esto significa que Dios no nos salva “desde lejos”, desde lo alto. El método es la proximidad. Las manos indican el tacto, el tocar, el abrazar, el acariciar, el trabajar. El cristianismo aparece aquí como un hecho físico, encarnación de principio a fin. «Para mí la Iglesia es madre, y ni usted ni yo conocemos ninguna mamá “por correspondencia”. La mamá da afecto, toca, besa, ama…”.

LA TERNURA EN UN MUNDO DE GRAN VACÍO Y SOLEDAD

Este mundo está caracterizado por una suerte de orfandad espiritual.

«La pérdida de los vínculos que nos unen, típica de nuestra cultura fragmentada y dividida, hace que crezca este… gran vacío y soledad.” (Hay que recuperar)”…la memoria del valor del juego, del canto, de la risa, del descanso, de la gratuidad».

LA TERNURA COMO UN KAIRÓS

La condición existencial de la exclusión y el descarte en la vida diaria, en la discriminación, en la degradación del amor y el respeto explica porqué este es el “tiempo oportuno”. Para conocer la ternura es necesario estar incluido, por eso es importante poner el acento en la ternura de Dios como modalidad de encuentro con el hombre de hoy, con el pecador de hoy, «hoy -dijo Francisco -se necesita una revolución de la ternura, en un mundo donde domina la cultura del descarte, y si yo soy descartado, no sé qué cosa es la ternura» (Encuentro con Caritas Internationalis, nov. de 2016).

LA ESCLEROSIS DE LOS SENTIMIENTOS

La ternura «es revolucionaria, la ternura es cercanía, es el gran gesto del Padre hacia nosotros: la cercanía de su hijo, que se ha hecho cercano y se ha hecho uno de nosotros, ésta es la ternura del Padre» es la cura. Hoy, «en esta “cultura del descarte”, en esta ideología del dios dinero, la gran enfermedad es la cardioesclerosis», dice Francisco, frente a lo cual hay que llevar a cabo la revolución de la ternura.

LA TERNURA QUE VA DEL SENTIMIENTO A LA CARNE

“Precisamente -ha dicho el Papa -la ternura es la “clave” para entender al enfermo. Con la dureza no se entiende al enfermo. La ternura es la clave para entenderlo, y es también una medicina preciosa para su sanación. Y la ternura pasa del corazón a las manos, pasa a través de un “tocar” las heridas lleno de respeto y de amor».

DIOS Y EL HOMBRE, DE LO GRANDE A LO PEQUEÑO COMO ACTO DE TERNURA

La teología de la ternura de Bergoglio depende, en sus raíces, de una precisa concepción ignaciana de la relación entre el hombre y Dios. «Es el Dios grande que se hace pequeño y en su pequeñez no deja de ser grande, y en esta dialéctica grande y pequeño: está la ternura de Dios, el grande que se hace pequeño y el pequeño que es grande».

LO PEQUEÑO ES HERMOSO

La teología de la ternura relaciona la categoría de “ternura” y la dialéctica de lo grande y lo pequeño. Dios -recuerda Francisco- se hace pequeño en la Navidad. ¿Qué es el Niño Jesús en el pesebre sino el símbolo de lo pequeño? Santo Tomás en la Summa se pregunta “¿Qué es lo divino?”, y dice, Non coerceri a maximo, contineri tamen a minimo, divinum est». Es decir, lo divino es tener ideales que no están limitados ni siquiera por lo más grande, sino ideales que están al mismo tiempo contenidos y vividos en las cosas más pequeñas de la vida.

LAS PARÁBOLAS DE LA TERNURA

La dialéctica del grande y del pequeño como lugar de la teología de la ternura encuentra su expresión, según Francisco, como hemos señalado, en el misterio de la Navidad.

También vemos la pequeñez y la ternura del padre en la parábola del Hijo Pródigo y la conmoción y acción del extranjero ante la fragilidad y precariedad del herido en la parábola del Samaritano.

LA IGLESIA ES UN HOSPITAL DE CAMPAÑA

«Yo veo con claridad que aquello de lo que la Iglesia (y no olvidemos que la Iglesia somos todos los católicos) tiene mayor necesidad hoy es de la capacidad de curar las heridas y de calentar los corazones de los fieles, de la cercanía, de la proximidad. Yo veo la Iglesia como un hospital de campaña después de una batalla. ¡Es inútil preguntarle a un herido grave si tiene el colesterol y los azúcares altos! Se deben curar las heridas. Después podremos hablar de todo el resto» (Papa Francisco, La mia porta è sempre aperta, cit., p. 58).

“ESTÁS ENCORVADO POR EL PECADO, ¡VEN QUE TE ABRAZO Y CAMINA DERECHO!”, DICE FRANCISCO

La ternura de Dios se relaciona con el hombre de hoy, encorvado por el pecado, privado de la esperanza de enderezarse. Y la Iglesia, que somos todos los católicos, laicos o no, debemos conformar un Hospital de campaña que ayude a corregir los vacíos del corazón, la soledad, las torceduras y las deformaciones de nuestros huesos.

(para un más extenso desarrollo véase Fundamentos intelectuales de la Teología de la Ternura en el Papa Francisco del filósofo y teólogo Massimo Borghesi)