Manifestantes instalaron una catapulta frente a los policías desplegados durante una protesta en Francia

Cientos de personas se mvilizaron contra el cierre del servicio de urgencias nocturno del hospital de Carhaix

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Protesta en Francia con una catapulta

La ciudad de Quimper, Francia, se convirtió este sábado en el epicentro de una manifestación que reunió a más de 1.000 personas para exigir la reapertura del servicio de urgencias del hospital de Carhaix, que ha estado cerrado por la noche desde el 4 de septiembre. Sin embargo, lo que destacó en esta protesta fue la instalación de una catapulta, un símbolo de la creciente tensión y desesperación de la población local.

Desde principios de julio, el servicio de urgencias del hospital de Carhaix ha estado cerrado al público entre las 18:30 y las 8:30 horas. Según la Agencia Regional de Salud (ARS) y la dirección del hospital, la decisión se tomó debido a la escasez de médicos de urgencias. Esta medida ha generado una ola de protestas que culminó este sábado frente a la Prefectura de Finistère en Quimper.

La presencia en la manifestación de una catapulta que apuntaba hacia el edificio de la Prefectura y a los policías que custodiaban el lugar capturó la atención de la prensa local. “Si tenemos que movilizarnos como en 2008, lo haremos”, declaró Christian Troadec, alcalde de Carhaix, haciendo referencia a las movilizaciones anteriores en defensa de los servicios de maternidad y cirugía del hospital.

Manifestantes instalaron una catapulta en las calles de Quimper para enfrentarse a la policía apostada frente a la Prefectura de Finistère
Manifestantes instalaron una catapulta en las calles de Quimper para enfrentarse a la policía apostada frente a la Prefectura de Finistère

Alrededor de las 13:30 horas, la policía solicitó a los manifestantes que se dispersaran, lo que generó un enfrentamiento. Un grupo de personas lanzó bengalas contra los agentes posicionados en el puente Sainte-Catherine y varios uniformados respondieron con el lanzamiento de gases lacrimógenos hacia esa multitud.

La urgencia de la situación se acentuó con la reciente muerte de una niña de seis meses la noche del 27 de septiembre. Aunque la dirección del hospital sostiene que la muerte no está relacionada con el cierre del servicio de urgencias, el incidente ha exacerbado las tensiones y plantea interrogantes sobre la seguridad y el bienestar de la comunidad.

La Agencia Regional de Salud se comprometió a reabrir totalmente el servicio el 1 de septiembre, pero hasta ahora, esa promesa no se ha materializado, lo que ha incrementado la desconfianza y la indignación pública.

Los manifestantes abandonaron la catapulta por unos minutos cuando la Policía reprimió con gases lacrimógenos
Los manifestantes abandonaron la catapulta por unos minutos cuando la Policía reprimió con gases lacrimógenos

Desde el cierre nocturno del servicio de urgencias, las personas que requieren atención médica urgente deben contactar primero con el número de emergencias 15, encargado de regular los casos. Sin embargo, para los manifestantes, esta medida es insuficiente y equivale a un cierre de facto del servicio público. La regulación por el número 15 ha sido fuertemente criticada como una solución inadecuada que pone en riesgo la salud de los residentes.

Una delegación de manifestantes, incluidos varios representantes electos, fue recibida en la Prefectura, pero las conversaciones no condujeron a soluciones concretas. Se esperan más protestas en las próximas semanas, lo que plantea preguntas sobre qué medidas extremas podrían tomar los manifestantes para hacer oír sus demandas.