Podemos llega al gobierno español en su peor momento electoral: las caras del desembarco en la Moncloa

El partido que venía a arrasar con los políticos tradicionales perdíó la mitad de sus votantes desde su pico de 2015 pero ingresó por primera vez al gobienro en una coalición con PSOE. Los miedos y desafíos del vicepresidente Pablo Iglesias y sus cuatro ministros

Compartir
Compartir articulo
El nuevo vicepresidentes del gobierno español, Pablo Iglesias, junto a los cuatro compañeros de Podemos que lo acompañarán como ministros:  Alberto Garzón, Irene Montero, Yolanda Díaz y Manuel Castells.
El nuevo vicepresidentes del gobierno español, Pablo Iglesias, junto a los cuatro compañeros de Podemos que lo acompañarán como ministros: Alberto Garzón, Irene Montero, Yolanda Díaz y Manuel Castells.

Igual que Karl Marx, soñó con asaltar los cielos. Llamó “casta” a los dos grandes partidos políticos de España. Prometió luchar contra el poder económico. Seis años después de la fundación de Podemos, su líder Pablo Iglesias rompía a llorar este martes en el Congreso al confirmarse que la formación de extrema izquierda gobernará junto al PSOE.

“No nos van a atacar por lo que hagamos, sino por lo que somos”, advertía a su socio en el PSOE y nuevo presidente, el socialista Pedro Sánchez.

El joven líder de coleta que trastocó la política española, y canalizó a través de su formación la rabia de un país que quería sacudirse de la peor crisis económica de su historia reciente, llega a la Moncloa en uno de sus peores momentos de popularidad.

Desde 2015, cuando Podemos se presentó por primera vez a las elecciones generales, ha perdido la mitad de sus votos. En 2016 intentó dar un “sorpasso” al PSOE y arrebatarle el apoyo del progresismo. Estuvo a punto de lograrlo pero ya no volvió a alcanzar esa cima. Este último año se ha debilitado por las fuertes crisis internas.

Pablo Iglesias llora de emoción el pasado 7 de enero, al confirmarse en el Congreso español su investidura como nuevo vicepresidente del gobierno español. (REUTERS/Stringer)
Pablo Iglesias llora de emoción el pasado 7 de enero, al confirmarse en el Congreso español su investidura como nuevo vicepresidente del gobierno español. (REUTERS/Stringer)

Iglesias ya forma parte de ese sistema que prometió cambiar desde dentro. Unidas Podemos -la coalición de formaciones que lidera- ocupará una vicepresidencia (enfocada en los temas sociales) y cuatro ministerios (igualdad, trabajo, consumo y universidades) de un Ejecutivo que, por el momento, se desconoce de cuántas carteras se compondrá.

“Las cosas importantes no siempre salen a la primera”, concedía Pablo Iglesias. Es consciente del desgaste que ha sufrido durante los últimos meses, especialmente tras el fallido acuerdo con Pedro Sánchez para intentar formar gobierno en julio, cuando ambas formaciones tenían más apoyo que ahora.

Como el ave fénix que resurge de sus cenizas, cuando sus enemigos le consideraban un cadáver político, Pablo Iglesias ha logrado que su partido sea el primero en la historia reciente de España que llega al poder desde más a la izquierda que el PSOE.

El socialista Pedro Sánchez, quien llegó a decir hace tan sólo unos meses que no podría “dormir tranquilo” con Iglesias como aliado, ahora cuenta con él. Por delante les espera el que será el primer gobierno de coalición desde la restauración de la democracia en 1977.

“Todos somos hijos del mismo sol y tributarios del mismo río”, decía este martes Sánchez, citando al presidente de la Segunda República española Manuel Azaña. Tras chocar frontalmente con Iglesias durante gran parte del último año -llegó incluso a vetar su presencia en el Gobierno-, el presidente ha escenificado estos días continuos gestos de complicidad y afecto hacia el líder de Podemos.

Entre abrazos y sonrisas ambos han cerrado un acuerdo de Gobierno que la oposición tilda de “inconstitucional” por el apoyo (a través de la abstención) de dos formaciones independentistas, los catalanes ERC y los vascos Bildu. “No vamos a romper España”, asegura el socialista, quien pide que se rebaje el tono de crispación.

Irene Montero, pareja de Pablo Iglesias, es la nueva ministra de Igualdad.
Irene Montero, pareja de Pablo Iglesias, es la nueva ministra de Igualdad.

El PP, Ciudadanos y Vox, los tres partidos de la derecha, prometen una oposición voraz dentro y fuera del Congreso. En el Parlamento tratarán de bloquear las iniciativas del nuevo Gobierno y sus socios, que sólo cuentan con dos escaños más -esto es, dos votos- que la bancada conservadora.

En el PSOE ya confiesan que a Sánchez no le preocupa tanto la virulencia de la oposición -puede convertirse en la argamasa necesaria para su nuevo Gobierno- como la incertidumbre de tener como aliado a Podemos.

El presidente y su nuevo vicepresidente han firmado un acuerdo preliminar que deberá materializarse en la aprobación de los Presupuestos Generales en el que hay plena coincidencia en los paquetes de medidas sociales. Pero aún persisten fuertes discrepancias en cuestiones esenciales como la crisis en Cataluña, la economía o la política internacional.

Ambos partidos quieren evitar a toda costa esa percepción de que en España ahora hay dos gobiernos en uno. Para evitarlo, se han apresurado a firmar un protocolo de actuación, basado en “la lealtad mutua” y “el respeto por la Constitución”, para garantizar la coordinación, una sola línea de actuación que asegure la gobernabilidad durante cuatro años y no dé más argumentos a la oposición.

“El nuestro será un gobierno moderado”, repetía en varias ocasiones Pablo Iglesias en una de las primeras entrevistas que ha concedido estos días, en el canal de televisión La Sexta.

El académico Manuel Castells, líder de las protestas callejeras de 2011 y cercano a la alcaldesa de Barcelona Ada Colau, será ministro de Universidades.
El académico Manuel Castells, líder de las protestas callejeras de 2011 y cercano a la alcaldesa de Barcelona Ada Colau, será ministro de Universidades.

En su primera semana como aliados ya han surgido las primeras tensiones. Por un lado, Sánchez ha anunciado la creación de cuatro vicepresidencias -lo esperado eran tres-, una estrategia que podría quitar peso en las decisiones a Iglesias. Por otro, el líder de Podemos se ha apresurado a filtrar a los medios de comunicación quiénes serán los miembros de su formación que se sentarán en el Consejo de Ministros, antes incluso de que Sánchez haya anunciado su gabinete.

Las caras de Podemos en el nuevo gobierno

“Nos vamos a tragar algún sapo que otro, porque la política implica tragarse sapos”, ha repetido a sus bases Pablo Iglesias. Es consciente de que, al entrar en las instituciones, ahora deberá rebajar las expectativas revolucionarias que le ganaron el favor de los movimientos sociales surgidos tras la chispa de indignación ciudadana que estalló el 15 de mayo de 2011 en Madrid, en plena crisis económica.

Su agrupación es una mezcla de confluencias que integra al antiguo Partido Comunista, a colectivos que luchan por una vivienda digna como la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH), a sectores anticapitalistas y a otras siglas como “los comunes” de la alcaldesa de Barcelona Ada Colau.

Su llegada al gobierno será una prueba de fuego que les servirá para ganar experiencia (una de las críticas más utilizadas por sus detractores es que son primerizos en gestión política) e intentar afianzarse en las instituciones del Estado, como ya han hecho en algunas ciudades españolas desde los ayuntamientos. Su esperanza es cumplir la legislatura de cuatro años junto al PSOE. Su mayor temor, también, es que se interrumpa antes de tiempo.

Más allá de la dificultad del nuevo gobierno para alcanzar acuerdos en el Congreso al no tener mayorías, la preocupación de Podemos es que el presidente socialista Pedro Sánchez trate de apartarlos de la primera línea política. Serán clave las competencias que puedan tener en los ministerios que les han entregado. Del poder real que dispongan para cambiar las cosas dependerá el escrutinio de su militancia.

La abogada laboralista Yolanda Díaz intentará derogar la reforma laboral aporbada por el Partido Popular en 2012 desde el Ministerio de TRabajo.
La abogada laboralista Yolanda Díaz intentará derogar la reforma laboral aporbada por el Partido Popular en 2012 desde el Ministerio de TRabajo.

A la cabeza estará Pablo Iglesias desde la vicepresidencia de Derechos Sociales y la Agenda 2030, el plan de Naciones Unidas de desarrollo sostenible enfocado en la igualdad, la protección del planeta y la prosperidad. Un puesto que le garantiza la visibilidad en Europa y para el que se rodeará de perfiles técnicos para asesorarle.

Iglesias es un gran orador que empezó fogueándose en tertulias de televisión y que cuenta con su propio programa de entrevistas, La Tuerka. Con una larga tradición de lucha obrera que heredó de su familia, se curtió en el ámbito universitario, donde ejerció como profesor y conoció al núcleo duro de Podemos. Su lema en las últimas campañas han sido el de luchar contra “la oligarquía económica” y poner “límites a los privilegios de la minoría”.

El problema en ese sentido es que los socialistas se han reservado ministerios estratégicos como el de asuntos económicos, interior o justicia, por lo que su capacidad para cambiar realmente el modelo de país estará mermada.

Irene Montero será ministra de Igualdad, una posición desde la que podrá mostrar su dilatada experiencia en luchas sociales. Estudió Psicología y ha estado involucrada en las marchas feministas del 8M y en diversas denuncias contra la violencia de género. Comparte tres hijos pequeños con Pablo Iglesias y, con 31 años, será una de las caras más jóvenes del gobierno.

Una de las prioridades de Podemos, con Montero a la cabeza, será modificar el Código Penal para que en lugar de “abuso sexual” la ley reconozca la “agresión sexual”. Es una demanda que se ha venido repitiendo en la sociedad española tras varios casos mediáticos de “manadas” de hombres que han sido juzgados por violar en grupo a mujeres, algunas de ellas menores. El lema “no es no” contra la violencia machista ha calado en gran parte del electorado.

En la cartera de  Consumo, Alberto Garzón será el primer ministro comunista desde la restauración de la democracia en España.
En la cartera de Consumo, Alberto Garzón será el primer ministro comunista desde la restauración de la democracia en España.

El ministerio de Trabajo también estará en manos del grupo de extrema izquierda con Yolanda Díaz, una abogada laboralista del círculo cercano a Pablo Iglesias que jugó un papel clave en las negociaciones para formar gobierno con el PSOE. Su principal reto será derogar la reforma laboral aprobada en 2012 por el Partido Popular liderado entonces por el expresidente Mariano Rajoy. Con amplia experiencia en luchas sindicales, Díaz deberá negociar con la patronal.

Manuel Castells será el ministro de Universidades, un cargo desde el que reforzará la apuesta del partido por una educación pública de calidad y la igualdad de oportunidades. Este teórico respetado internacionalmente en el ámbito universitario, fue uno de los referentes de las protestas ciudadanas del 15M en 2011 y es cercano al círculo de Ada Colau en Barcelona. Apuesta por un modelo para la universidad con menos funcionarios y que sea más competente.

España tendrá por primera vez desde la restauración de la democracia un ministro militante del Partido Comunista. Será Alberto Garzón, al cargo de una de las carteras de nueva creación, la de Consumo. Una de sus puntas de lanza será luchar contra la proliferación de las casas de apuestas en las ciudades, especialmente en barrios con pocos recursos y cerca de centros educativos de menores. Esta ha sido una de las batallas de Podemos en la campaña electoral. Además se encargará de regular los derechos de los consumidores y apostar por el consumo sostenible, en consonancia con los objetivos verdes de la Unión Europea.

Su presencia en el gobierno simboliza la insalvable distancia entre ciertos círculos de Podemos y el PSOE en algunos asuntos controvertidos. Sobre Juan Guaidó, al que el PSOE reconoció como “presidente encargado” para convocar elecciones en Venezuela, Garzón decía en la televisión pública española hace un año: “Lo que está ocurriendo se llama golpe de Estado. No se trata de si te gusta o no Maduro, es una cuestión de principios democráticos básicos: un presidente no se autoproclama”.

Otra cara que jugará un papel esencial en el nuevo gobierno por el lado de Podemos es la de Julio Rodríguez, exjefe del Estado Mayor de la Defensa, que será el responsable del gabinete de Pablo Iglesias. Pese a haber ocupado el cargo más alto del Ejército español se define como antimilitarista y pacifista. “Un militar que conoce las calamidades de la guerra debe ayudar a construir la paz”, dice.

Durante su etapa castrense sus compañeros le apodaron “el Rojo” y más tarde escribió el libro autobiográfico ‘Mi patria es la gente’, donde explica que, con su fichaje, desde Podemos “necesitaban quitarse la imagen de perroflautas incorporando a figuras sólidas y fiables”. En su carrera hacia la presidencia, el grupo de Pablo Iglesias ha tenido que luchar contra la idea externa de que son un grupo “anti sistema”. La presencia en su círculo de poder de un hombre que defendió la seguridad del Estado les refuerza.

Julio Rodríguez sustituye al argentino Pablo Gentili, que dejó Podemos para incorporarse al gabinete de Alberto Fernández en su país. “Hoy habrá un nuevo gobierno en España. La disputa será dura. De un lado, la España del pasado, franquista, retrógrada, desigual, machista, xenófoba. Del otro, la España de los derechos, de la igualdad y la justicia social. Hoy comienza un nuevo futuro para la democracia española”, decía Gentili hace unos días en su cuenta de Twitter.

Si por el lado de Podemos ya se han desvelado los nombres que estarán al cargo de los puestos destacados, desde el PSOE han preferido tomar con cautela los nombramientos, que se irán completando a partir de este domingo. Pedro Sánchez quiere evitar los escándalos de su primera legislatura en 2018, cuando tuvieron que dimitir dos ministros a las pocas semanas de ser elegidos.

A partir de la próxima semana ambas fuerzas empezarán a caminar juntas. El tiempo dirá si logran la anhelada estabilidad política para un país que ha vivido una de sus etapas más convulsas durante los últimos cuatro años.

MÁS SOBRE ESTE TEMA: