2YT4U, demasiado blanco para usted

Leyendas codificadas impresas en camisetas y buzos en favor de la supremacía blanca, contra el islamismo y los inmigrantes, hacen furor en Europa y ya fueron adoptadas en Estados Unidos. Cómo avanza la contracultura neonazi en el mundo

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La imagen de los neonazis que se expandió desde las calles de Londres hacia el mundo, en los ochenta del siglo pasado, ya no existe. El "skinhead", con su cabeza rapada, botas negras de combate y chaqueta "bomber" marrón pardo, prácticamente desapareció de la escena europea. Ahora, la extrema derecha tienen formas mucho más sutiles de exhibirse y reconocerse con sus pares en toda Europa.

No necesitan crear una moda o un estilo propio. Ya impusieron sus símbolos y mensajes codificados para promocionar políticas extremistas y los adoptaron algunas de las principales tiendas globales de ropa informal. Las camisetas y camperas con la estética del hitlerismo y el stalinismo hacen furor entre los adolescentes de los suburbios de todas las grandes capitales europeas, particularmente en el Este y Rusia, donde una simple camiseta (sudadera) de algodón con un símbolo de algunas de las organizaciones extremistas puede llegar a costar hasta 45 dólares.

Cynthia Miller-Idriss, profesora de la American University de Washington DC, hizo un análisis de esta penetración cultural a través de productos y vestimenta comercializados con símbolos codificados por extremistas, antisemitas, racistas y nacionalistas. Su investigación fue publicada recientemente por la editorial Princeton University Press con el título "The Extreme Gone Mainstream" y muestra cómo está mutando la escena cultural de los grupos neonazis y cómo conquista a muchos jóvenes a través de su estética. Entre otros, entrevistó a estudiantes y profesores de dos escuelas técnicas alemanas con larga historia de presencia de los grupos extremistas. Allí, ya no se ven los chicos uniformados a la "skinhead". Visten los mismos jeans, zapatillas, camisetas y buzos de moda similares a los de cualquier otro joven de cualquier otro lugar del mundo, incluso de algunas de las mismas marcas. La diferencia es que esas prendas contienen símbolos que los identifican con grupos neonazis como Combat 18, Generación Identity o Jobbic.

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"Un chico nacionalista de derechas de 16 años me explicó que la ropa con consignas afines a estos grupos puede darle la entrada a conciertos de grupos de rock neonazis o eventos clandestinos donde los jóvenes aún no son conocidos", explica la profesora Miller Idris en su libro. Y no son slogans o símbolos tan claros para quien no está dentro de las organizaciones. Muchas veces, las secuencias alfanuméricas, de números y letras, sustituyen a frases racistas o nacionalistas. Por ejemplo, es muy popular una remera que dice "2YT4U" que significa "demasiado blanco para usted". Muchos adolescentes de Berlín usan camisetas blancas en las que se puede leer "mi color favorito es el blanco", una consigna inocente que confundió a padres y autoridades de los colegios hasta que un diario publicó una nota explicando que se trataba de una consigna racista.

También hay otros que aparecieron en Francia y España reivindicando las Cruzadas o la Reconquista del territorio de la península tomada por "los moros" (musulmanes). En Rusia, los adolescentes usan una camiseta que dice "Reconquista Crimea" en relación a la expulsión de los islamistas de esa región ucraniana invadida por las tropas rusas.

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Gran parte de los mensajes nacionalistas también se conectan con la extrema derecha global. Una marca nacionalista polaca de moda urbana vende una camiseta con la bandera de la Confederación de los Estados Unidos como símbolo contra los negros. Otras marcas de Europa del Este y Rusia adoptan ampliamente los símbolos rúnicos y vikingos, que atraen a grupos de extrema derecha alemanes que sostienen que las tribus germánicas descienden de tribus nórdicas cuyos orígenes son arios. Las referencias a la historia nazi son comunes a nivel internacional y en inglés, en consignas como "Puño blanco", "Club de odio", "Tormenta creciente", "Tolerancia cero" y "Guerrero". Incluso, utilizan una remera marrón en la que se ve una "H" destacada y más abajo la frase "he was right" (tenía razón). Esa "H" es por Hitler.

"La ropa ayuda a movilizar el extremismo con llamamientos emocionales que facilitan el sentimiento de pertenencia con otras personas de ideas afines que no pueden identificarse con la sociedad en la que viven. Las referencias constantes a ideales como la hermandad, la pertenencia, la lealtad, la gloria, el credo, la nación y la raza ayudan a fomentar el sentido de pertenencia, al tiempo que marcan un límite a los que no pertenecen. Estos mensajes se combinan con llamadas a la revolución y la resistencia, e imágenes de cráneos y armas como nudillos, hachas, cuchillos y pistolas de bronce. De esta manera, la ropa literalmente encarna la violencia y el combate", explica Miller Idris.

Por supuesto, la moda no es el único motor de la radicalización. Pero es parte de esa cultura en expansión junto con las letras de música de heavy metal, los foros de Internet, los videos de YouTube y clubes de motociclistas que están aceptando socios cada vez más jóvenes.

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Más de 70 años después de la derrota del nazismo alemán, los movimientos etno-nacionalistas y de supremacía blanca en Europa están en plena expansión. Incluyen partidos políticos de extrema derecha, movimientos neonazis y grupos de protesta supuestamente apolítica. Algunos grupos abogan abiertamente por la violenta supremacista blanca, mientras que otros han propagado sus posturas radicales bajo el pretexto del populismo. Dichos grupos populistas afirman que se esfuerzan por proteger a los europeos que trabajan duro al preservar sus medios de vida y sus patrimonios de las amenazas económicas y culturales que representan los inmigrantes y las minorías étnicas. Aunque no todos estos grupos vinculan directamente sus ideologías con el nazismo, su propaganda retrata a los inmigrantes y las minorías étnicas de una manera similar a como la propaganda nazi retrató a los judíos, culpándolos por problemas económicos nacionales y describiéndolos como una amenaza grave para la identidad nacional más amplia.

Los etno-nacionalistas también consideran el multiculturalismo como una palabra clave para la destrucción de la identidad nacional nativa. Por ejemplo, el partido político neofascista Jobbik de Hungría rechaza "el callejón sin salida del multiculturalismo de Europa Occidental" y proclama "defender nuestra identidad cultural desarrollada a lo largo de nuestra historia". Otros, como Alternative für Deutschland (Alternativa para Alemania, AfD) dice en su plataforma que uno de sus objetivos es erradicar el Islam del país porque es "un peligro para Alemania y no debe formar parte de la cultura de nuestro pueblo". La AfD ocupó el tercer lugar en las elecciones parlamentarias de septiembre de 2017.

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Muchos de estos partidos políticos de extrema derecha esconden su verdadera identidad a través de un discurso populista tradicional que apela a un sentimiento de pertenencia familiar. Sus campañas de propaganda les están permitiendo generar un apoyo sustancial y avanzar en la toma de poder. En las elecciones parlamentarias italianas de marzo de 2018, la neofascista Lega Nord (Liga del Norte) logró convertirse en el tercer partido con más representantes en el parlamento italiano. En junio de 2018, el líder de la Liga, Matteo Salvini, asumió como ministro del Interior y se convirtió en el hombre fuerte del gobierno xenófobo instalado en Roma. Entre sus medidas se cuenta el rechazo a recibir en puertos italianos a barcos de rescate de inmigrantes y pidió un censo nacional para abordar "la cuestión de los romaníes" (gitanos). Y como los otros movimientos nacionalistas la Liga cree que la Unión Europea es una influencia extranjera dañina que ha socavado la soberanía de la Nación. Salvini asegura que el euro es una "moneda alemana" y no detener la migración africana es un "crimen de lesa humanidad".

Algunos de estos movimientos políticos tienen menos prejuicios y abrazan abiertamente el lenguaje y los símbolos del nazismo. En Hungría, Gabor Vona, ex presidente del partido Jobbik, culpa a los judíos de intentar comprar a Hungría e interferir en sus elecciones. Jobbik usa la imagen de la "Cruz de Flecha" nazi para simbolizar el orgullo nacionalista húngaro. Otros, como el movimiento francés antiinmigrante Les Identitaires rechazan el nazismo y la violencia sin dejar de lado un lenguaje racista. Se consideran patriotas que defienden la identidad europea de la corrupción cultural impuesta por las costumbres islámicas. El ala juvenil de Les Identitaires, Generation Identity (GI), tiene presencia en toda Europa y utiliza los medios de comunicación y las manifestaciones populares para propagar nociones antiislámicas y ganar fuerza con los jóvenes.

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Combat 18, un violento grupo de skinhead neonazis fundado en Gran Bretaña en 1992, que actualmente tiene presencia en al menos 18 países, utiliza métodos similares a los de los grupos que dice combatir. Como el ISIS llama a actuar a sus milicianos como "lobos solitarios" para atacar a los inmigrantes. Su objetivo superior es crear países de supremacía blanca. National Action (NA) es otro conglomerado británico algo más antiguo que tiene sus raíces en el poderoso National Front de los años ochenta. En 2016, NA se convirtió en el primer grupo de extrema derecha inglés en ser calificado como terrorista después de que elogió el asesinato de un parlamentario. El grupo, cuyos miembros creen que "Gran Bretaña debería ser sólo para los británicos", cuenta con campos de entrenamiento donde los reclutas aprenden el combate mano a mano en preparación para "la white jihad" (WJ, la guerra santa supremacista blanca). Sus integrantes se pasean en grupos por las calles de Londres con remeras y buzos con esa consigna o, simplemente con el WJ del que no muchos saben su significado.

La cultura neonazi se expande desde el norte de Europa y se mezcla entre otros movimientos como el de los hípsters, los motoqueros, rockeros, movimientos universitarios e, incluso, adolescentes desprevenidos que compran alguna prenda de moda sin tener conciencia de lo que expresan las consignas impresas. Esas remeras y buzos con leyendas racistas también comenzaron a llegar a Estados Unidos, donde se ven cada vez con mayor frecuencia en conciertos de rock universitario desde Boston hasta Los Angeles. Pronto estarán en las calles del Distrito Federal, Bogotá o Buenos Aires.

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