Una mujer que se mantuvo en silencio durante más de seis años después que su esposo mató a los tres hijos de la pareja antes de suicidarse dijo que la sociedad les falló a sus hijos, y que ahora escribe en nombre de ellos y de todas las personas con problemas mentales que aún pueden salvarse de una tragedia similar.
"Sentía tanta rabia que podía destrozar el mundo, y la verdad es que era eso lo que quería hacer", confiesa ahora Ruth Fuller.
"Se supone que seamos una especie intelectual", escribió la mujer en una declaración pública. "Sin embargo, es con la inteligencia de los cavernícolas que castigamos el 'delito' en lugar de ayudar a las personas seriamente inadaptadas a funcionar como seres plenos de la sociedad".
La mañana del 12 de julio de 2012, un día después de que Ruth le dijera que quería separarse de él, Ceri Fuller salió de la casa de la familia en Gloucestershire, Gran Bretaña, con sus tres hijos: Samuel, de 12 años; Rebecca, de ocho, y Charlotte, de siete.
Al cabo de 15 años de relaciones, ella había iniciado clases abiertas en la Universidad y le confesó que estaba interesada en un maestro. En los últimos tiempos, le dijo a la policía después de la tragedia, Ceri estaba muy posesivo y celoso.
"Los dos llevábamos algún tiempo en un estado mental muy extraño", declaró entonces. "Le dije a Ceri que me iría momentáneamente, pero no sabía adónde ir".
El 16 de julio de 2012, la policía encontró en un parque, a dos horas y media de la casa, los cadáveres de los tres niños, que habían sido apuñalados en el cuello, y el cadáver del hombre al pie de un acantilado de casi 20 metros.
Su esposo estaba muy, muy enfermo, dice ahora Ruth Fuller, y la sociedad estaba enviándole un claro mensaje de que sería odiado y castigado por eso, de que no le ayudarían.
"Si castigamos la diferencia, entonces creamos incentivos para ocultar esas diferencias en vez de compartirlas con alguien que pueda ayudarnos a tratar a los que son problemáticos", escribe la mujer.
Asegura que la sociedad no estaba alentándolo a ser honesto con lo que le ocurría ni a pedir ayuda y que, en lugar de eso, le inspiraba temor y vergüenza y lo instigaba a ocultar sus problemas para no ser víctima de persecución por ellos.
"Mi propia verdad fue torcida y deformada y la usaron para atacarme de la manera más horrible, no sólo a mí, sino a todas las personas que son importantes para mí", dice Fuller. "Así que he estado aterrorizada, literalmente aterrorizada de mi propia verdad, pero al mismo tiempo replegándome a ella poco a poco a lo largo de los años".
Dice que algo muy oscuro se apoderó de ella después del crimen, y que ya no podía descargar su rabia contra él, sin contar que aun cuando hubiera podido hacerlo no habría sido suficiente.
Ruth Fuller cuenta que fue honesta al respecto y que la ayudaron, pero se pregunta si, de haber volcado ella toda esa oscuridad en los demás, la habrían comprendido.
"¿Me habrían ayudado a recuperarme de ese sentimiento, o me habrían dejado sola para que luchara contra una oscuridad que me habría vencido, y solo entonces cuando [esa oscuridad] se hubiese derramado en el mundo me odiarían y me castigarían por mi inevitable fracaso?", se pregunta. "¿Me habrían fallado a mí y a los que me rodean tan a ligera como le fallamos a Ceri y a quienes lo rodeaban?"
Y admite que no escribe en defensa de su ex esposo Ceri, porque él no puede contar con su lealtad, sino "en nombre de aquellos a quienes aún no les hemos fallado, y no tenemos que hacerlo, porque contamos con todas las herramientas para ayudarlos".
Quiere salir en defensa de los niños que están a merced de personas inadaptadas que se esconden porque las odiaríamos en vez de ayudarlas, añade.
"Lo escribo por mis hijos, que estarían ahora aquí conmigo si fuéramos una sociedad que ayudara a gente como Ceri en vez de odiarlo", termina la mujer. "Si su brutal asesinato a manos de su padre profundamente perturbado no es el llamado de alerta que necesitamos, entonces no nos merecíamos sus preciosas almas en este mundo".
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