Un observador de Amnistía Internacional que fue enviado para reportar sobre las manifestaciones en Magas, capital de la región Ingusetia, fue secuestrado, golpeado y torturado por un grupo que afirmó ser parte de los servicios de seguridad, según denunció este miércoles la ONG.
Oleg Kozlovsky, ciudadano ruso, llegó a la localidad para documentar las manifestaciones pacíficas contra el acuerdo fronterizo firmado recientemente por los dirigentes de Ingusetia y Chechenia.
Un día después, el 6 de octubre, un sujeto engañó a Oleg y se hizo parar como un organizador de las protestas. Lo subió a un vehículo en el que lo llevaron a las afueras de la ciudad.
Allí, fue desnudado, amenazado, golpeado e insultado durante horas.
"Me pusieron una pistola en la cabeza y me dijeron que iban a matarme. Los hombres se identificaron como agentes del Centro de Combate del Extremismo local, un cuerpo especial de la policía. Exigieron saber los nombres de mis contactos en Ingusetia y me amenazaron con matar a mi esposa y mis hijos si denunciaba lo que había pasado", relató el activista.
Pese a la fractura de costilla, los simulacros de ejecución, las vejaciones y las amenazas contra su familia, Kozlovsky aseguró que no lo callarían ni doblegarían. "Es fundamental que el mundo conozca los peligros que sufren en Rusia los defensores y defensoras de los derechos humanos", indicó tras su liberación. Sus captores le confiscaron el celular y lo llevaron hasta la vecina república de Osetia del Norte.
Por su parte, Marie Struthers, directora regional de Amnistía Internacional para Europa Oriental y Asia Central, lamentó los hechos: "Fue un acto violento, perturbador y terrible. Pero las autoridades tienen que saber que no nos dejaremos acobardar ni intimidar por unos hombres que se esconden tras unas máscaras". Además, pidió celeridad a las autoridades para investigar el tema.