Cayó en España una de las integrantes de la banda mexicana que secuestraba ricos y los encerraba en ataúdes durante meses

Isabel Mazarro Gómez de Santiago estaba escondida en Gijón

Compartir
Compartir articulo
Isabel Mazarro Gómez de Santiago, en el centro de la línea inferior de buscados
Isabel Mazarro Gómez de Santiago, en el centro de la línea inferior de buscados

La Guardia Civil arrestó en Gijón a una fugitiva de nacionalidad española que formaba parte de una peligrosa organización criminal asentada en México y conocida por secuestrar a ricos y encerrarlos durante meses en ataúdes con música a todo volumen hasta que sus familias accedieran a pagar un rescate.

Según detalló El Confidencial, Isabel Mazarro Gómez de Santiago, llegó a España hace pocos meses para esconderse luego de que su marido -y cabecilla de la banda-, el chileno Raúl Julio Escobar Poblete, fuera arrestado el 30 de mayo por la policía mexicana cuando intentaba cobrar uno de los rescates.

La detención de Mazarro responde a una petición de la Procuraduría General de la República (PGR) de México enviada a la Guardia Civil hace dos semanas. Los agentes habían hallado una primera pista de la fugitiva en Alicante, pero su rastro se encaminaba posteriormente hacia Asturias. Allí, finalmente fue descubierta.

Raúl Julio Escobar Poblete
Raúl Julio Escobar Poblete

Mazarro, de unos 40 años, está acusada de colaborar en la carrera delictiva de su esposo, que antes de dedicarse a los secuestros extorsivos fundó en su país una organización terrorista de ideología marxista-leninista en contra de la dictadura de Augusto Pinochet. En ese grupo, autodenominado Frente Patriótico Manuel Rodríguez (FPMR), Escobar era conocido con el nombre en clave de comandante Emilio.

El chileno, antes de ser detenido, llevaba años instalado en México utilizando el nombre falso de Ramón Alberto Guerra Valencia y haciéndose pasar por un empresario pero su verdadero trabajo era el secuestro de inversores y jubilados extranjeros. A uno de ellos, el hotelero Carlos Xavier Araiza Torres, lo tuvo durante 10 meses en un pequeño habitáculo de nueve metros cuadrados, aunque gran parte de ese tiempo fue obligado a permanecer en un ataúd de madera. Para aumentar la tortura, la banda de Mazarro le ponía música a todo volumen durante las 24 horas del día. Los investigadores lo vinculan con al menos cinco cautiverios.

LEA MÁS: