El rey de Arabia Saudita sufrió un percance inesperado luego de aterrizar con su lujoso avión privado en el aeropuerto de Vnukovo, en Moscú. Mientras descendía de la aeronave en su extravagante escalera mecánica dorada, la maquinaria se trabó y dejó de funcionar.
Incómodo y molesto, Salman bin Abdulaziz Al Saud, de 81 años, tuvo que bajar como el resto de los mortales, a pie. En la pista lo esperaba el presidente Vladimir Putin, con el que mantuvo su primer encuentro en territorio ruso.
Los lujos del rey saudita no conocen límites. Entre otras cosas, suele viajar con un séquito de cientos de personas, con dos autos Mercedes Benz especialmente diseñados para él y un equipaje de más de 459 toneladas.
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