Aung San Suu Kyi negó las acusaciones de "limpieza étnica" contra la minoría rohingya en Myanmar

La premio Nobel de la Paz es la líder de facto del Gobierno birmano que desencadenó una campaña de represión durante casi cuatro meses en el murieron cientos de personas de la minoría musulmana y cerca de 75.000 se refugiaron en Bangladesh

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La líder de facto del Gobierno de Myanmar, Aung San Suu Kyi, rechazó, durante una entrevista exclusiva con la BBC, el término "limpieza étnica" para definir los episodios de violencia registrados en el estado Rakhine (oeste) contra la minoría musulmana rohingya.

"No creo que haya una limpieza étnica. Es una expresión muy fuerte para describir lo que está sucediendo (en Rakhine)", declaró Suu Kyi al canal británico.

El Gobierno birmano, donde la premio Nobel de la Paz es ministra de Exteriores y consejera de Estado, ha sido criticado por el manejo de la crisis a raíz de una ataque, perpetrado presuntamente por insurgentes rohingya, contra tres puestos fronterizos en la región.

El asalto, que tuvo lugar el 9 de octubre y en el que murieron nueve policías, desencadenó una campaña de represión durante casi cuatro meses por parte del Ejército en el murieron cientos de rohingya y cerca de 75.000 se refugiaron en Bangladesh.

Organizaciones en favor de los derechos humanos han denunciado desde que comenzara la violencia numerosas violaciones, torturas, robos, quemas de viviendas y ejecuciones perpetradas por los militares contra la población rohingya.

El Consejo de Derechos Humanos de la ONU decidió a finales de marzo enviar urgentemente una misión para aclarar las denuncias de abusos cometidos por las fuerzas de seguridad contra civiles y que, según el organismo, podrían constituir crímenes contra la Humanidad.

No obstante, el Gobierno de Myanmar rechazó la comisión aprobada por la ONU y defiende la versión de los uniformados que señala que la operación contra la insurgencia fue lícita y dentro de los procedimientos legales.

"Lo que estamos tratando de lograr es la reconciliación, no la condena (…) también son musulmanes matando a musulmanes", zanjó Suu Kyi.

El de los rohinyá es un asunto sensible en la política birmana, condicionada por grupos radicales budistas que llevaron al anterior Ejecutivo a adoptar múltiples medidas discriminatorias contra ese colectivo, incluida la privación de movimientos.

El grueso de la comunidad rohinyá, más un millón de personas, reside desde hace siglos en Myanmar, la gran mayoría en Rakhine, pero ni la etnia ni los miembros son reconocidos por las autoridades actuales como ciudadanos birmanos, sino como inmigrantes bengalíes.

Unos 120.000 rohinyás viven confinados en 67 campos de desplazados en ese estado y sufren todo tipo de restricciones desde la ola de violencia sectaria que brotó allí en 2012 por la violación y asesinato de una mujer budista a manos de tres musulmanes.

(Con información de EFE)