"Special K": ¿es posible que una droga de abuso trate la depresión?

Con ese apodo se conoce a la ketamina en las discotecas, una sustancia que tiene un efecto antidepresivo rápido y fuerte. Eso permitiría evitar suicidios, pero los riesgos secundarios que presenta son demasiado altos

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Un tercio de los pacientes que sufren depresión no responden a los tratamientos habituales (iStock)
Un tercio de los pacientes que sufren depresión no responden a los tratamientos habituales (iStock)

La buena noticia es que aquellos pacientes con depresión que no responden a los antidepresivos, la psicoterapia ni otras terapias —por ejemplo, la electroconvulsiva—, tienen una opción nueva. Se trata de una droga aprobada como anestésico, la ketamina.

La mala noticia es que esa alternativa, que podría beneficiar a un tercio de las personas que sufren esta enfermedad —tan alta es la tasa de ineficacia actual del tratamiento—, es una droga de cual se desconocen sus efectos secundarios a largo plazo, y su uso recreativo—se la apoda Special K, como el cereal, en las discotecas— ha mostrado que en exceso causa deficiencias cognitivas y presión alta.

La ketamina tiene un efecto antidepresivo "rápido y fuerte", según un nuevo estudio publicado en la Revista de la Asociación Médica Nacional (JAMA) de los Estados Unidos. "Aunque puede beneficiar a algunos pacientes con trastornos del ánimo, es importante considerar las limitaciones de los datos disponibles y el riesgo potencial asociado".

La prueba clínica es pequeña en números, pero promisoria para que se investigue más el efecto fuerte y rápido de la ketamina como antidepresivo
La prueba clínica es pequeña en números, pero promisoria para que se investigue más el efecto fuerte y rápido de la ketamina como antidepresivo

Uno de los autores de "A Consensus Statement on the Use of Ketamine in the Treatment of Mood Disorders" ("Una declaración de consenso sobre el uso de ketamina en el tratamiento de trastornos del estado de ánimo"), Gerard Sanacora, profesor de Psiquiatría de la Universidad de Yale y director de su Programa de Investigación sobre Depresión, destacó que los efectos antidepresivos de la droga se sienten con rapidez. A diferencia de las medicaciones específicas para la enfermedad, que demoran semanas en actuar, hasta un 75% de los pacientes estudiados dijeron sentirse al menos la mitad de mejor en un día. Entre los resultados infrecuentes de la medicación Sanacora citó que personas con disposición suicida dejan de tenerla en 24 horas.

El problema es que esos pacientes estudiados son muy pocos: 368, según comprobaron Sanacora y sus colegas. Y como la ketamina ya está aprobada, su uso más allá de lo indicado queda a discreción de quien lo receta. "Estas investigaciones —y los titulares vibrantes que les siguieron— han avivado la curiosidad de médicos y pacientes", interpretó la revista Time. "Eso llevó al surgimiento de clínicas de ketamina onerosas, en las que una dosis puede costar USD 500".

El ensayo de JAMA insistió en la importancia de comprender "las limitaciones del conocimiento actual". Porque inclusive los médicos optimistas tienen muchas preguntas sobre la ketamina para tratar la depresión. La primera es cómo funciona: no se ha identificado su mecanismo de acción ni la dosis ideal para este uso. Y aunque esta droga actúa con rapidez apenas se la inyecta en el cuerpo, sus efectos positivos duran un máximo de una semana, y no se sabe qué sucedería si el tratamiento continuara durante meses o más.

A diferencia de los antidepresivos, que demoran semanas en actuar, la ketamina produce resultado en un día. Pero los riesgos son demasiados por ahora

Una cuestión central es saber qué sucede cuando se deja de usar la medicación: si una persona suicida deja de sentir que quiere matarse, ¿es posible suspender la ketamina? No se sabe, por ejemplo, si las pulsiones destructivas reaparecerían o no.

Además, el hecho de que se abuse de la ketamina por sus efectos alucinógenos hace sonar una alarma. Según la Asociación Psiquiátrica Nacional (APA), por el momento no hay datos suficientes para justificar la adopción de esta droga como un tratamiento convencional contra la depresión.

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