Dieron ocho años al “Márgaro” de la Familia Michoacana que confesó asesinato de policías

El secuestrador confesó su participación en la masacre contra ocho agentes federales en Michoacán en 2009

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Foto: Iván Stephens/Cuartoscuro
Foto: Iván Stephens/Cuartoscuro

Carlos Athziri Hernández Ávila, el Márgaro, sicario de la Familia Michoacana, fue condenado a solo ocho años de cárcel luego de que confesara el asesinato de un grupo de policías federales que trabajaban encubiertos.

De acuerdo con el reporte oficial, este sujeto fue imputado por su pertenencia al grupo delincuencial, cuando este cártel destacaba con secuestros y delitos de narcotráfico.

La Fiscalía General de la República (FGR) indicó que el Márgaro enfrentó el delito de delincuencia organizada, hipótesis de secuestro, y ahora deberá pagar la pena de ocho años tras las rejas y 500 días multa.

“Esta persona fue detenida en cumplimiento al mandamiento de captura que existía en su contra, quedando a disposición del Juez del conocimiento”, informó la dependencia ministerial.

Los presuntos criminales operarían para la Familia Michoacana (Foto: Twitter/UnidadDeInteli1)
Los presuntos criminales operarían para la Familia Michoacana (Foto: Twitter/UnidadDeInteli1)

El caso fue procesado por la Fiscalía Especializada en materia de Delincuencia Organizada y este sujeto, precisó la FGR, actualmente está interno en el Centro Federal de Readaptación Social # 14 CPS-Durango.

Sin embargo, los reportes indican que el integrante de la Familia Michoacana fue detenido en enero de 2010. De modo que al considerar esa fecha de arresto, el Márgaro está preso dos años más que aquella pena impuesta por la autoridad judicial, a no ser que siga sujeto a más cargos.

El originario de Zitácuaro, quedó asegurado junto con Gabriel Díaz Téllez, el Ganso; Jorge Pliego Benítez, el Puma; Daniel Martínez Corín, el Frijol, y Edgar Vaca Dávila, la Vaca. Este último se desempeñaba como director de Seguridad Pública en el municipio de Aporo, Michoacán.

Los informes iniciales indicaron que la Vaca informaba de todos los movimientos de las corporaciones policiacas y de la Secretaría de la Defensa Nacional en diversos municipios de la entidad, además, birndaba protección a la Familia Michoacana.

(Foto: FGJEM)
(Foto: FGJEM)

La célula del Márgaro era conocida como los Jaguares y su zona de operaciones fue identificada en Morelia, Maravatío, Ciudad Hidalgo, en el estado de Michoacán; así como en las alcaldías del Oro y Jilotepec, en el Estado de México.

De acuerdo con las investigaciones, los hechos ocurrieron en 2009 pero fueron revelados hasta 2010, en las primeras declaraciones de los sicarios que participaron. Los ocho policías federales iban vestidos de civiles y un vigilante los detectó cuando cruzaron una caseta de cobro.

Los oficiales fueron seguidos y llegaron hasta una gasolinera en el depósito de Valle Verde. De pronto fueron rodeados por miembros de la Familia Michoacana y ante ellos, los agentes digeron que pertenecían a la Policía Federal, pero les reviraron que debían bajar sus armas, porque estaban ante otros efectivos de seguridad.

Finalmente fueron sometidos, secuestrados y trasladados a una ranchería conocida como la Coyota. En ese punto fueron interrogados y ya predecían su destino, por lo que intentaron negociar. Pero la orden de un jefe de la célula delictiva ordenó que fueran acribillados con sus propias armas de cargo.

Foto: Luz Acevedo/Cuartoscuro
Foto: Luz Acevedo/Cuartoscuro

Los elementos de la corporación federal fueron quemados con madera, 11 llantas y ropa, luego de ser rociados con gasolina. Después, los restos fueron descompuestos en sosa cáustica hervida. Por la madrugada, los restos fueron arrojados en un puente de fierro cercano al poblado de Jurungeo.

Los informes de la Secretaría de Marina Armada de México han indicado que la Familia Michoacana ataca con tácticas guerrilleras aprovechando el territorio agreste y domina la zona sur del Estado de México bajo el liderazgo de Jhony el Mojarro y José la Fresa, los hermanos Hurtado Olascoaga.

Ellos dos son los principales cabecillas, aunque se agregan lugartenientes de relevancia en la estructura criminal como el Comandante Mala y Silverio Martínez Hernández, alias Fierros.

Con el paso de los años, los remanentes se han unido a otras células para conformar frentes contra enemigos de mayor capacidad en recursos humanos y fuego. Por ejemplo con los Correa Cárteles Unidos en Michoacán. Otra célula conocida como la Nueva Familia Michoacana también destacó en zonas de Guerrero.

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