AMLO en tiempos de la Guerra Fría

El presidente mexicano decidió no asistir a la IX Cumbre de las Américas, que se lleva a cabo en Los Ángeles, luego de que los líderes de las dictaduras de Cuba, Venezuela y Nicaragua no fueran invitados

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Mtro. Fausto Pretelin, analista y profesor del departamento de Relaciones Internacionales de la UDLAP Puebla
Mtro. Fausto Pretelin, analista y profesor del departamento de Relaciones Internacionales de la UDLAP Puebla

En 13 minutos el presidente Joe Biden envió un mensaje que, desde México, pudo ser descodificado en Palacio Nacional como una respuesta directa al presidente López Obrador sobre los motivos que convencieron al presidente de Estados Unidos para no haber invitado a la Cumbre de las Américas a tres represores: Daniel Ortega, Nicolás Maduro y Díaz-Canel.

La democracia es el sello distintivo de una Carta Democrática Americana que surgió de la tercera Cumbre de las Américas, que capta nuestro compromiso único con la democracia como región”, señaló el presidente Biden durante la apertura de la Cumbre en Los Ángeles la noche del pasado miércoles.

El mensaje fue demasiado elocuente para comprender que personajes que tienen deudas con tribunales de justicia internacionales como ocurre con Nicolás Maduro, no podían recorrer de manera pausada y glamurosa la alfombra roja del teatro Microsoft de Los Ángeles.

En política, los espacios vacíos están destinados siempre a ser llenados, y en diplomacia, los símbolos y protocolos revelan los nombres de los políticos que apuestan por ocupar esos espacios.

El presidente Biden envió también un doble mensaje para revelar su apoyo a dos mandatarios latinoamericanos: en el ángulo protocolar eligió al colombiano Iván Duque para demostrar cercanía, es decir, ocupó el asiento contiguo al del presidente de Estados Unidos; en el ángulo discursivo, eligió al peruano Pedro Castillo para demostrar su apoyo a un presidente de izquierda. Fue Castillo el único presidente o primer ministro orador durante el evento, adicional al discurso del propio Biden.

Por cierto, el tema central del discurso leído por Castillo fue la corrupción.

El presidente de México elige el dogma y no la geopolítica como política exterior; la invasión de Rusia a Ucrania, las externalidades negativas de la pandemia, los movimientos de China por Latinoamérica y la migración, son cuatro de los principales sucesos que conforman la realidad. Responder a través de dogmas es irresponsable e inaudito.

En sus conferencias de prensa no ha dedicado minutos para abordar estos cuatro temas, por el contrario, dedicó varios días y horas para reclamar la presencia de todos los países en la Cumbre de las Américas.

El tema de migración es crucial durante la Cumbre. México, quizá, es el país con la agenda más abultada entre todos los países latinoamericanos. En abril, 234 mil personas sin documentos fueron detenidas en la frontera estadounidense, 40% de ellas, de origen mexicano. Los flujos de inmigrantes crecen por motivos económicos y de seguridad, sin embargo, el presidente López Obrador traduce el fenómeno como un éxito para México porque la inmigración se traduce en remesas.

La ausencia del presidente mexicano en la Cumbre de los Ángeles representa en el mundo real el nulo liderazgo internacional de AMLO, su desinterés por la política exterior y su entrega vigorosa por alimentar los dogmas vinculados al siglo pasado.

La relación comercial y social que existe entre Estados Unidos y México es mucho más que recordar las interacciones que tuvo Washington con Latinoamérica el siglo pasado.

AMLO, obsesivo con el pasado, del futuro, mejor no hablar.

*El Mtro. Fausto Pretelin es analista y profesor del departamento de Relaciones Internacionales de la UDLAP Puebla

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