Guatemala celebra su bicentenario y pronostica una “recuperación en V” tras la crisis

En Guatemala los festejos del Bicentenario llegan en un momento en el que, como sucede en todo el continente, comienza a gestarse una recuperación gradual después de más de un año de contingencia sanitaria y crisis en la actividad económica.

El gobierno del presidente Alejandro Giammattei respondió con oportunidad a la emergencia de salud ocasionada por el virus SARS-CoV-2, lo que permitió que en esta nación centroamericana no se presentaran situaciones tan dramáticas como las que se vivieron en México, Brasil o incluso en algunas ciudades de Estados Unidos como Nueva York al inicio de la pandemia.

Lo anterior, sumado a una respuesta pragmática y eficaz a la crisis económica, permitió que Guatemala sufriera una de las menores caídas en su PIB en relación a otros países de la zona, con una contracción de -1.5% en un contexto latinoamericano de disminuciones superiores al -7 por ciento.

Las perspectivas de recuperación son interesantes. El Fondo Monetario Internacional calcula que la economía podría alcanzar un 4.5% de crecimiento anualizado en 2021. El Banco Central de Guatemala, por su parte, considera que la recuperación podría ubicarse en un rango de 2.5 a 4.5 por ciento. Destacarían como motores del crecimiento la industria manufacturera y la construcción.

El consumo, por su parte, se verá favorablemente impactado por la reactivación económica, lo que mejorará la demanda interna, así como por el incremento del ingreso disponible de las familias gracias a los programas sociales del gobierno, la llegada de más remesas y la recuperación del empleo.

¿Suena demasiado bueno para ser verdad? No, porque la economía guatemalteca ya tenía un desempeño favorable desde antes de la pandemia. El mérito del gobierno actual está en haber mantenido la mano firme en el timón en medio de la tempestad, conduciendo la economía con responsabilidad y prudencia.

El déficit fiscal sigue siendo moderado, y la inflación y el tipo de cambio se han mantenido bajo control. Todo ello deja al país con sólidos fundamentos económicos sobre los cuales es posible pensar en una auténtica “recuperación en V”, como llaman los expertos a la gráfica de crecimiento que cae y retoma su tendencia ascendente en poco tiempo.

El presidente Giammattei no se ha dormido en sus laureles, porque como buen mandatario latinoamericano sabe que de buenos pronósticos está pavimentado el camino a las crisis. Por ello, ha comenzado a revisar aquellos aspectos de la economía que le restan competitividad, especialmente en materia de comercio exterior.

El gobierno sabe que, si algo va a hacer que Guatemala se recupere, son las exportaciones. Por eso el mandatario es enfático con sus ministros en conseguir que las barreras no arancelarias sean removidas, así como en garantizar un intercambio más fluido.

Prueba de ello son los acuerdos suscritos con México en días recientes, los cuales se lograron durante una visita oficial al vecino del norte, en donde Giammattei y el presidente López Obrador se comprometieron a establecer aduanas comunes en la frontera compartida.

La Unión Aduanal Centroamericana, una meta largamente anhelada por Guatemala, también está en la mesa como un logro diplomático a cumplir por la Cancillería chapina.

Así, Guatemala puede albergar un optimismo cauto este año. Sin duda, la confianza del consumidor y del empresariado muestran una tendencia positiva muy saludable, lo que ayuda a que se autocumplan profecías favorables al crecimiento.

El índice mensual de actividad económica está por las nubes, y aunque una golondrina no hace verano, su crecimiento de casi 7% es una señal de que Guatemala podría estar recibiendo un excelente regalo de cumpleaños: una economía en franca recuperación.

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