Reportan muerte de enfermera de Coatzacoalcos por COVID-19, pese a que había sido vacunada

Hasta el momento el IMSS no se ha pronunciado por el sensible fallecimiento de la trabajadora de la salud

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El IMSS no se ha pronunciado por el deceso de la enfermera de Coatzacoalcos (Foto: Cuartoscuro/Archivo)
El IMSS no se ha pronunciado por el deceso de la enfermera de Coatzacoalcos (Foto: Cuartoscuro/Archivo)

A pesar de que días atrás había sido vacunada contra el COVID-19, falleció Silvia “N”, quien fuera la jefa de enfermeras del Hospital General de Zona Número 36 del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), en Coatzacoalcos, Veracruz.

La tarde de este 26 de enero se confirmó la muerte de la trabajadora de la salud, quien además era representante sindical de la Sección IV en la entidad.

De acuerdo a Milenio, la enfermera había recibido el inmunizador contra el virus SARS-CoV-2 días atrás, sin embargo, la dosis no alcanzó a causar efecto. Se estima que posiblemente ya estaba contagiada, pero era asintomática.

El fallecimiento ocurrió en el Hospital de Orizaba a donde fue trasladada tras presentar complicaciones en su salud a causa de la enfermedad.

El primer deceso de un enfermero se dio en marzo de 2020 en la CDMX (Foto: Archivo/Cuartoscuro)
El primer deceso de un enfermero se dio en marzo de 2020 en la CDMX (Foto: Archivo/Cuartoscuro)

Familiares, amigos y compañeros de trabajo confirmaron el lamentable fallecimiento de Silvia, quien es el primer caso de deceso pese a la aplicación de la vacuna. Hasta el momento el IMSS no se ha pronunciado por lo ocurrido.

El último corte informativo de la Secretaría de Salud de Veracruz, hecho este 25 de enero, registró 49,326 contagios acumulados y 6,896 defunciones por COVID-19.

Según datos de El Universal, México cerró el 2020 con 2,470 defunciones de personal de salud reconocidas a causa del COVID-19.

El primer deceso de un enfermero por el nuevo coronavirus en el país ocurrió el 29 de marzo del 2020 en el Hospital General La Raza del IMSS en la Ciudad de México.

El COVID-19 ha tomado la vida de más de 150,000 personas (Foto: ARchivo/Cuartoscuro)
El COVID-19 ha tomado la vida de más de 150,000 personas (Foto: ARchivo/Cuartoscuro)

Era un hombre de 53 años de edad, al que sus compañeros recordaron como “un gran amigo y excelente persona”.

De acuerdo con Milenio, una de cada tres muertes de enfermeras y enfermeros se dio en hospitales localizados en la Ciudad de México (50), Estado de México (28) y Veracruz (22).

Las entidades que les siguen por el número de fallecimientos son: Jalisco, Puebla y Tabasco con 13 casos respectivamente, tras ellos están Aguascalientes, Baja California, Coahuila, Nuevo León, Sonora y Tamaulipas con 10 muertes cada uno.

Respecto al sexo de las víctimas se informa que 210 eran mujeres y 83 eran hombres, asimismo, la prevalencia de edad indicó que el 67% de ellos tenían más de 45 años de edad.

Por otro lado, la mayoría de las pérdidas humanas se registraron en unidades del IMSS, seguidos por hospitales operados por la Secretaría de Salud y finalmente, en nosocomios del Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE).

La mayoría de decesos de enfermeros se registraron en el IMSS (Foto: Archivo)
La mayoría de decesos de enfermeros se registraron en el IMSS (Foto: Archivo)

El personal médico ha sido uno de los sectores afectados desde el inicio de la pandemia. Cabe recordar que al inicio denunciaron que no había insumos suficientes para atender a los pacientes contagiados con el nuevo coronavirus.

Posteriormente, muchos comenzaron a comprar sus propios equipos de protección como cubrebocas, goggles, caretas y otro tipo de materiales para evitar contagiarse ya que las autoridades aún no se los proporcionaban.

Por si fuera poco, muchos de ellos tuvieron que soportar ser agredidos en la calle, pues cuando la gente les veía pasar pensaban que eran focos de infección. A algunos les lanzaron cloro, a otros los agredieron verbalmente, a algunos les negaron el transporte y en otros casos más extremos, fueron golpeados o quemaron las fachadas de sus casas.

A pesar de ello, los trabajadores de la salud siguieron al pie del cañón atendiendo a pacientes con COVID-19 para ayudarlos a recuperarse, poniendo en riesgo su propia salud y la de sus familiares al estar expuestos a la enfermedad.

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