Paso a paso: cómo ver desde México la Luna Azul que iluminará la noche de Halloween

Nuestro satélite estará en fase llena por segunda vez en el mes de octubre

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(Foto: Archivo)
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Este 31 de octubre, en la noche de Halloween, ocurrirá en el cielo un fenómeno poco frecuente. Tras ocultarse el Sol, una Luna Azul adornará la oscuridad del firmamento. Sin embargo, no será tan tenebrosa como a muchos les gustaría.

Según la NASA, en la actualidad se conoce como “Luna Azul” a la segunda Luna llena que aparece en el plazo de un mes. Este evento se produce aproximadamente cada dos años y medio.

“Usualmente los meses solo tienen una Luna llena, pero a veces una segunda se cuela. Las fases llenas están separadas por 29 días, mientras que la mayoría de los meses tiene 30 o 31 días de duración, por lo que es posible que quepan dos lunas llenas en un solo mes. Esto ocurre cada dos años y medio en promedio”, explicó la agencia espacial estadounidense.

La primera vez que nuestro satélite estuvo en fase llena fue el día 1 de octubre, durante la Luna de Cosecha, y la segunda llegará perfecta para ambientar la noche más aterradora del año. Aunque para decepción de muchos, no será de color azul.

De acuerdo a la NASA, la fecha del fenómeno no afecta en absoluto a su tonalidad, y lo más probable es que ese día nuestro satélite luzca su gris perla habitual. A pesar de esto, seguirá siendo un evento astronómico mágico que se podrá ver desde México. Aquí te dejamos las claves, paso a paso.

Paso 1: Fecha y hora

(Foto: REUTERS/Eduardo Muñoz)
(Foto: REUTERS/Eduardo Muñoz)

La Luna Azul brillará en el cielo el 31 de octubre, y según el Comité Nacional Noche de las Estrellas, y la Red de Planetarios de Quintana Roo, “el mejor momento para mirarla y fotografiarla será después del atardecer, cuando comience su ascenso por el horizonte este”.

En la Ciudad de México, el satélite se dejará ver en el firmamento desde las 08:48; 09:49 tiempo de Quintana Roo. Se calcula que el evento no volverá a coincidir con una noche de Halloween hasta el 2039.

Paso 2: Lugar

Observar el fenómeno es muy sencillo, ya que se podrá contemplar a simple vista, desde casi cualquier parte, sin la ayuda de un telescopio o binoculares. No obstante, como ocurre con todos los fenómenos astronómicos, para apreciar mejor su belleza, se recomienda evitar la contaminación lumínica de las ciudades, y dirigirse hacia un lugar con cielos oscuros. Para verla elevarse en el horizonte, se sugiere también evitar estructuras u obstáculos que entorpezcan la vista.

Paso 3: Hacia dónde mirar

Desde el Comité Nacional Noche de Estrellas, aconsejan avistar la Luna Azul justo después del atardecer, para seguir su ascenso por la bóveda celeste. En ese momento, deberás dirigir tu mirada hacia el este. Si no sabes ubicarlo, utiliza la brújula de tu smartphone o apps como SkySafari para Android, o SkyView para IOS, que te ayudan a identificar los puntos cardinales.

¿Existen las Lunas de color azul?

(Foto: Reuters/Archivo)
(Foto: Reuters/Archivo)

Aunque probablemente el satélite terrestre se verá gris perla este 31 de octubre, eso no significa que las Lunas azules nunca hayan existido. A lo largo de la historia, numerosas poblaciones aseguraron haberla visto de ese color, pero la explicación es distinta.

“Hubo un tiempo, no hace mucho, cuando la gente veía lunas azules casi todas las noches. Lunas llenas, medias lunas, lunas crecientes: todas eran azules, excepto algunas noches en las que eran verdes”, explica la NASA en su relato.

Un ejemplo fue en 1883. Ese año, una gran explosión sacudió a la India. El volcán Krakatoa había entrado en erupción. A 600 kilómetros de distancia, los pobladores escucharon el estruendo, que los científicos comparan con la detonación de una bomba nuclear de 100 megatones. Las columnas de ceniza que salieron del cráter se elevaron hacia la parte superior de la atmósfera, y la Luna se tiñó de azul.

El cambio de color del satélite se debió precisamente a la estructura de estas cenizas, compuestas de partículas de aproximadamente un micrón (una millonésima parte de un metro) de ancho. Este tamaño impide filtrar la luz roja, y deja pasar únicamente otros colores.

“La clave para tener un luna azul es tener en el aire muchas partículas un poco más anchas que la longitud de onda de la luz roja (0,7 micrones) y que no haya otros tamaños presentes. Esto es raro, pero los volcanes a veces escupen tales nubes”, explica la NASA.

Así, durante años, los rayos blancos del satélite que brillaban a través de las nubes de ceniza “emergían azules y a veces verdes”. El sol en ocasiones parecía lavanda, mientras que por primera vez, se divisaron en el cielo nubes noctilucentes, de un tono azul eléctrico.

(Foto: REUTERS/Darren Whiteside)
(Foto: REUTERS/Darren Whiteside)

Después de aquello, otros volcanes hicieron que la Luna volviera a cambiar su característico gris perla. Es el caso del Chichón, localizado en el estado de Chiapas, México, que explotó en 1983. También del Monte Santa Helena, en el estado de Washington, EEUU, que entró en erupción en 1980, o el Mount Pinatubo, en las Islas Filipinas, que lo hizo en 1991.

Además de la erupción de los volcanes hay otro fenómeno que puede hacer que el satélite se tiña de azul: los incendios forestales.

De acuerdo a Sue Ann Bowling, profesora de física de la Universidad de Alaska, el 23 de septiembre de 1950 varias hectáreas que habían estado ardiendo de forma silenciosa en Alberta, se convirtieron en incendios “importantes y muy humeantes”.

“Los vientos llevaron el humo hacia el este y el sur con una velocidad inusual, y las condiciones del fuego produjeron grandes cantidades de gotitas aceitosas del tamaño justo (aproximadamente 1 micrón de diámetro) para dispersar la luz roja y amarilla. Dondequiera que el humo se despejara lo suficiente, el sol era visible. Era lavanda o azul. Ontario y gran parte de la costa este de EEUU se vieron afectados por el día siguiente, pero el humo continuó. Dos días después, los observadores en Inglaterra informaron un sol índigo en los cielos atenuados por el humo, seguida de una luna igualmente azul esa noche”, recordó la experta, según recoge la agencia espacial.

De esta forma, la Luna el próximo 31 de octubre sólo sería azul si se produce antes alguno de estos siniestros. Y dado el precio que hay que pagar, mejor que permanezca siempre en su precioso gris perla.

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