¿Quién piensa en el presidente?

Ahora todo el mundo le recuerda a nuestro mandatario su fiereza al confrontar a Trump cuando era candidato, sus promesas de ponerlo en su sitio y hasta el libro aquel que lo puso nervioso

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Mayra Portillo (Foto: Twitter@PortillogMayra)
Mayra Portillo (Foto: Twitter@PortillogMayra)

Pobre presidente, está desesperado.

La impertinente sociedad mexicana está poniéndose difícil, no ha dado tregua ante sus patrióticas intenciones de apoderarse de las afores y del INE, algo está dejando de funcionar con la retórica amorosa y paternal, “A mí me pidió el pueblo que yo cuidara el presupuesto”, “el pueblo me confió sus dineros”,  “Me voy a convertir en el guardián de las elecciones”. Hagan conciencia sobre lo injusto y frustrante que debe ser dejar de escuchar ovaciones y aplausos ante tan emotivas declaraciones.

Por otra parte, los niños con cáncer se han convertido en otro gran problema. Inexplicablemente, la gente se enteró sobre el desabasto de quimioterapias y reclaman como si todos fueran padres de uno de esos niños, además, se trataba de un problema temporal, claro que se perderían algunas vidas pero, la gente muere todos los días. Por si fuera poco se presenta la pandemia, Dios, la gente está insoportable con el tema, ¿qué esperaban?, ¿que los obligaran a usar cubrebocas? ¿pruebas masivas? 

Pero no sólo eso, encima, esta gente conservadora exige respuestas sobre algunos detallitos en las declaraciones patrimoniales de los funcionarios, no parecen tener nada mejor qué hacer que andar opinando sobre las empresas proveedoras del gobierno, que si el hermano de éste, el hijo de aquel o el compadre de aquella, que si las empresas se crearon días antes de cada contrato, que si son adjudicaciones directas… dudando del gobierno más honesto. 

Qué cosa tan fea andar acusando a Ana Gabriela de robar millones, meterse con John de esa manera por una cédula profesional, bueno, dos… con Irma Eréndira, caray, tan ocupada que está siendo implacable, no ha encontrado el tiempo de explicar sobre sus propiedades y, el pobre Zoé, ni bien acaba de luchar por su vida que ya le exigen cuentas. Pero el colmo es que se atrevan a increpar a la mismísima esposa del presidente, eso no tiene nombre, ¿no se enteran que ella no es funcionaria pública?, ¡pero si renunció, incluso, a ser primera dama! Solo usa medios del estado para promover su disco y, a veces le gusta dar consejos a la ciudadanía sobre la educación y alimentación de los hijos en televisión nacional, pedir ocasionalmente la cabeza de alguna institución… como cualquier mexicana.

Malagradecidos. Quién iba a pensar que más de la mitad del país tenía intereses ocultos.

Claro, ahora todo el mundo le recuerda a nuestro mandatario su fiereza al confrontar a Donald Trump cuando era candidato, sus promesas de ponerlo en su sitio y hasta el libro aquel que lo puso nervioso, “Oye, Trump”, pero ¿quién fue a Washington a poner la cara? Él, nadie más. Hay que ver qué más quiere ese santo señor de nuestro presidente, no parece bastarle el haberlo puesto a cazar inmigrantes y hacerlos permanecer en territorio mexicano, traicionando su compromiso de liderazgo latinoamericano.

Y mientras él hace todo esto por nosotros, si dejó de pertenecerse para ser de la nación, nadie se ha puesto a pensar que, si sigue perdiendo popularidad y encima no consigue aparecer en la boleta electoral en 2021, si en 2024 no consigue Morena la continuidad presidencial o, por lo menos el PRI que, siendo justos, siempre contó con él (la maestra fue liberada apenas llegó AMLO al poder, a Peña nadie lo ha tocado. Eso es tener palabra.), ¿quién cuidará las espaldas de Andrés Manuel?

*Diseñadora y tuitera

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