Problemas vecinales: una aplicación intenta poner fin a las discusiones en condominios

Antti Kulppi, creador de la herramienta platicó con Infobae México sobre los problemas de vivir en un edificio y cómo pueden resolverse

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Antti Kulppi, creador de la herramienta platicó con Infobae México sobre los problemas de vivir en un edificio y cómo pueden resolverse

Antti Kulppi vivió en varios departamentos y en todos su experiencia era la misma, la cuota de mantenimiento era la cuenta más cara que pagaba, superior al recibo de la luz, agua u otro servicio básico, y al mismo tiempo era de la que menos información tenía, por eso le parecía injusta.

En su paso por los edificios donde vivió se dio cuenta que no era el único en desacuerdo. Pero en lugar de frustrarse, Kulppi creó una aplicación móvil enfocada en transparentar los gastos de la administración condominal en países de América Latina.

Comunidad Feliz nació en Chile con el objetivo de asistir la administración, con el tiempo ha diversificado sus funciones. Se divide en tres ejes, el primero es el de mantenimiento, donde además de transparentar los gastos del condominio, permite pagar desde ahí la cuota del mantenimiento y manda notificaciones con los anuncios del administrador.

El segundo eje es el social, desde el cual los residentes pueden votar para tomar decisiones, organizar un proyecto nuevo para el edificio y comunicarse entre sí para resolver algún problema o hacer un proyecto. El último es el de seguridad, desde donde se tiene control de quién entra y quién sale.

Antti Kulppi, creador y CEO de Comunidad Feliz (Foto: Fernando Guarneros/Infobae)
Antti Kulppi, creador y CEO de Comunidad Feliz (Foto: Fernando Guarneros/Infobae)

Actualmente, atienden a 1.500 edificios y condominios. Tienen presencia en México, donde instalaron oficinas, Ecuador, El Salvador, Guatemala, Bolivia, Perú y Chile. En total atienden a alrededor de 300.000 viviendas.

En México, las principales ciudades se densifican cada vez más. El crecimiento de la población, la falta de espacio y el deseo de vivir cerca del lugar de trabajo hacen que cada vez más personas busquen departamentos en lugares céntricos. En la Ciudad de México, colonias como Roma, Condesa, Doctores o Escandón se han gentrificado, las personas llegan a pagar rentas superiores a los 20.000 pesos por departamentos de dos habitaciones y el mantenimiento tiene el mismo costo.

Vivir en edificio tiene sus complicaciones y dinámicas propias. Las personas tienen desacuerdos con sus vecinos, no todos se involucran en los problemas o necesidades del edificio de la misma manera y a veces hay desconfianza hacia el administrador.

Con esta herramienta, Kulppi tuvo la idea de hacer más accesible la información de los fondos del edificio y facilitar la organización. El nombre surgió de un condominio ideal: lugares donde las personas están felices de vivir ahí y se involucran con lo que pasa en su lugar de vivienda.

La plataforma tiene presencia en siete países de Latinoamérica (Foto: Cortesía)
La plataforma tiene presencia en siete países de Latinoamérica (Foto: Cortesía)

El emprendedor chileno quiere impulsar una cultura condominal donde exista confianza, todos los vecinos estén informados, conozcan a las personas encargadas de la vigilancia y los representantes les notifican sobre qué están haciendo.

Además, toman decisiones en conjunto y las más importantes son sometidas a votación; la cuenta bancaria calza con todos los gastos que se hicieron en el edificio, tiene fondos de reserva que utilizan en proyectos para mejorar su lugar de vivienda y son una comunidad feliz.

Ejes de mantenimiento y social

Las decisiones que son tomadas en las juntas vecinales en ocasiones no representan a todos los que se verán afectados. Ese fue el caso de un edificio donde prohibieron que los niños jugaran en las áreas verdes. Un vecino inconforme se acercó al equipo de Comunidad Feliz en busca de una solución a este problema.

Comunidad feliz tiene servicio en línea y a través de una aplicación disponible para Android y iOS (Foto: Cortesía)
Comunidad feliz tiene servicio en línea y a través de una aplicación disponible para Android y iOS (Foto: Cortesía)

Kulppi cuenta que con la aplicación realizaron una votación sobre el tema. Preguntaron si querían que los niños continuaran jugando en las áreas verdes y el 80% contestó estar de acuerdo. Después hicieron todos los procedimiento legales para anular la primera decisión ante un notario.

No todos los casos son sencillos porque depende de la disponibilidad de las personas a contratar la aplicación, con un costo de 260 pesos al mes por dos edificios, las reglas del condominio y las leyes de cada país.

La legislación entre países cambia mucho. En el caso de México, la administración condominal se ve entorpecida porque no tiene personalidad jurídica y por esta razón no puede abrir una cuenta bancaria desde donde se gestionen los recursos.

Kulppi explica que vivir en un edificio sin cuenta bancaria dificulta la transparencia porque todo el dinero va a la cuenta de una persona, casi siempre la del administrador y por lo general los fondos no alcanzan porque hay poco control y gestión de los gastos.

(Foto: David Polo/Cuartoscuro)
(Foto: David Polo/Cuartoscuro)

Cuando los edificios tienen una cuenta bancaria, un comité conformado por vecinos aprueban cheques al administrador, él gestiona y entrega los comprobantes de los gastos. Este proceso de control sobre el dinero y los gastos es difícil de establecer en México, pero la aplicación se ha adecuado para transparentar lo mejor posible.

La aplicación tiene una serie de muros para saber en qué se gastan los fondos. Hay una sección para que el comité de vecinos vea en qué se está gastando y hay otra enfocada en reducir la morosidad de la cuota de mantenimiento, porque envía recordatorios del plazo de pago y este se puede hacer con tarjeta de crédito, una ayuda a quienes tienen meses retrasados.

También busca cambiar la cultura del condominio, que las personas estén más informadas e involucradas, porque si la gente sabe en qué se gasta su dinero está más dispuesta a pagar una cuota mensual, explicó Kulppi.

Un servicio particularmente popular en México es el de facturación. Las personas quieren un comprobante de pago por la cuota de mantenimiento y esto es posible a través de la aplicación porque están conectados con el Sistema de Administración Tributaria (SAT).

Eje de seguridad

Vista del conjunto habitacional de Tlatelolco.
(Foto: Enrique Ordóñez/Cuartoscuro)
Vista del conjunto habitacional de Tlatelolco. (Foto: Enrique Ordóñez/Cuartoscuro)

La aplicación tiene un apartado enfocado al vigilante del edificio, desde donde lleva un registro de todas las visitas. Cuando llega un invitado, el sistema de la aplicación avisa al vecino que alguien llegó a su departamento.

También cuentan con un aparato que registra la credencial del Instituto Nacional Electoral (INE) para tener un control de las personas que ingresan al condominio. De igual manera, la herramienta permite organizar listas de invitados para eventos, así el vigilante agiliza el acceso y cuenta con la información requerida para proporcionar a las autoridades si llegara a ocurrir un percance. Todos los datos se guarda en la nube.

La información se almacena en servidores que están en Estados Unidos y a los datos guardados en la nube sólo pueden acceder los administradores o los presidentes del comité de vecinos.

La aplicación tiene 60 configuraciones diferentes para adaptarse a las reglas de cada condominio. Un asesor de Comunidad Feliz le hace preguntas al administrador para programar la aplicación en función de sus necesidades. Se puede acceder a ella en línea o descargarla desde iOS o Android.

El equipo de Comunidad Feliz acompaña a los administradores en todo el proceso de digitalización de la información, que no podría resultar tan fácil para persona mayores de 50 años, promedio de edad de los encargados del edificio.

A los ingenieros especializados en cómo implementar el sistema se suma que la aplicación está diseñada para una navegación intuitiva. Con la mezcla de esos dos factores los administradores han aceptado los cambios digitales y logran dar el salto a trabajar en la nube.

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