Dime qué calzas y te diré quién eres: el museo de los zapatos célebres, de la Reina Isabel II a Shaquille O'Neal y Verónica Castro

Un pequeño museo oculto en el centro de la ciudad de México podría ser el paraíso para las mujeres. Diseñado como una zapatería gigante, guarda en sus vitrinas cientos de ejemplares de calzado que se ha usado a través de la historia

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El museo del zapato es el único en su tipo en América Latina y el tercero más grande del mundo.

Pocos imaginarían que la horma sobre la que se confeccionaron los zapatos para la coronación de la Reina Isabell II adornan la vitrina de un pequeño museo en la capital mexicana.

Pero la horma y dos zapatos que pertenecieron a la monarca no están solos. Junto a ellos se encuentran 4.997 piezas de calzado que pertenecieron a famosos intelectuales, artistas, faraones y damas de sociedad a lo largo de la historia.

Se trata del Museo del Calzado El Borceguí, en la Ciudad de México, considerado el tercero en su ramo más importante del mundo y el único en América Latina.

Zapatos que usaban los niños en China para alejar a los malos espíritus.
Zapatos que usaban los niños en China para alejar a los malos espíritus.

Dar a conocer la historia a través de los pies fue uno de los objetivos del empresario mexicano José Villamayor Castro, fallecido en 1988. Su familia fundó hace 151 años las zapaterías El Borceguí, las más antiguas de México. Gracias a este negocio logró hacerse de interesantes piezas de calzado de distintas épocas y países, que formaban parte de su colección personal y de su esposa.

Al fallecer Villamayor, la familia decide donar la colección para poner a disposición del público la historia del mundo a través de los distintos tipos de calzado.

De la colección en exhibición, 70% son originales y 30% son réplicas, como las de las sandalias que usaban los faraones egipcios con plataforma de oro.

Zapatillas usadas en los primero años del siglo XX en México.
Zapatillas usadas en los primero años del siglo XX en México.

La información disponible en este lugar oculto en el centro de la ciudad, arriba de unas pequeñas escaleras señala que la historia del calzado empieza en el siglo III AC con una sandalia que tenía hojas de maíz.

"Nadie sabe a ciencia cierta cómo o cuándo nació el zapato, pero sí que ha sido un símbolo de poder", platica a Infobae Norma Ponce, directora del museo.

Así lo entendió Luis XV, Rey de Francia, quien sólo medía 1,60 metros de estatura y para sentir que su poder era mas grande usó por primera vez zapatos de tacón. Años después las mujeres adoptaron este tipo de calzado.

La horma para los zapatos de coronación de la Reina Isabel II.
La horma para los zapatos de coronación de la Reina Isabel II.

Los pies y las victorias

 Ponce asegura que este museo no sólo busca hacerle un homenaje a Villamayor sino también poner a disposición del público las piezas que han dirigido a los grandes líderes a sus victorias.

Como es el caso de la horma en la que se confeccionaron los zapatos para la coronación de la Reina de Inglaterra Isabel II, en 1953, que llegó a través de una donación del Museo del Calzado Ballys, en Suiza, que pertenece a la empresa del mismo nombre y se encarga de confeccionar el calzado de distintas casas reales europeas. También intervino la Embajada de Reino Unido en México.

Enfrente de la vitrina dedicada a la reina, se encuentra otra con zapatos de intelectuales como el mexicano Carlos Fuentes, autor de una serie de obras de literarias que se han convertido en clásicos como Gringo Viejo, llevada al cine.

Las sandalias de Channel donadas por la protagonista de Los Ricos También Lloran.
Las sandalias de Channel donadas por la protagonista de Los Ricos También Lloran.

A su lado, está presente la actriz Verónica Castro con unas sandalias Channel negras de tacón alto adornadas con una enorme piedra al centro y autografiadas en la suela.

Las vitrinas del museo revelan que también hubo una época en la que los zapatos eran usados como un instrumentos para esclavizar a la mujer, como en la antigua china, donde había unos confeccionados para deformar el pie y evitar que creciera. El pie pequeño era símbolo de estatus, pero también dificultaba el caminar. No podía crecer más allá de 7 centímetros.

"Era una forma para mantenerse puros, si no podían caminar, las mujeres nunca iban a cruzar la frontera y a relacionarse con gente que no fuera china", relata Ponce. A estos zapatos se las llamó Gian-Li.

También tenía una connotación sexual por la forma que tomaba el pie cuando se deformaba.

Con estas pequeñas zapatillas se deformaban los pues de las mujeres chinas.
Con estas pequeñas zapatillas se deformaban los pues de las mujeres chinas.

En las vitrinas de este museo que está diseñado como si fuera el aparador de una gran zapatería se puede observar el pesado calzado que se usaba con las armaduras diseñado también de metal, con punta larga o redonda.

Una de las excentricidades que tiene este museo es un par de zapatos diseñados con plumas de emú – un ave no voladora nativa de Australia- que absorben la humedad. Es muy usado por los presos australianos porque por su materia prima no deja huellas, lo cual resulta útil si planean fugarse de la cárcel.

Aunque no se trata de ningún zapato, una caja de latón para bolear zapatos donada por Turquía es uno de los grandes atractivos que reciben a los visitantes, pues aparte de su elegancia, en sus distintos compartimentos se puede guardar todo lo necesario para una boleada.

Los extraños zapatos de plumas de emú.
Los extraños zapatos de plumas de emú.

No podía faltar una sección dedicada al clásico huarache mexicano en el que hay ejemplares de los modelos que se han usado en los distintos estados del país a través de la historia.

Los que atraen las miradas

Las piezas originales son las que corresponden principalmente a los siglos XVIII, XIX y XX, el resto son réplicas.

La Agencia Espacial Estadounidense (NASA, por sus siglas en inglés) donó hace unos años la réplica de unas botas como las que llevan los astronautas en sus misiones. En este caso no son auténticas porque las que calzan tradicionalmente se quedan flotando como basura espacial.

Pero el zapato que se lleva todas las miradas son unos tenis de botín donados por el ex jugador de la NBA Shaquille O'Neal.

Los enormes tenis del basquetbolista de la NBA.
Los enormes tenis del basquetbolista de la NBA.

La estrella, el octavo mejor anotador de todos los tiempos la historia del basquetbol norteamericano, tiene el pie más grande de toda la exhibición. O'Neal mide 2,16 metros y su pie mide 43 centímetros, si se el compara con los 23 centímetros que mide el de la Reina Isabel, la diferencia es enorme.

La entrada al museo es gratuita, sus seis secciones pasan también por los atrevidos años veinte en los que las faldas empezaron a ser más cortas y el zapato a adquirir mayor importancia porque ya estaba a la vista de todos.

También muestra modelos de los años treinta cuando por primera vez, en el caso de la mujer, se empezaron a diseñar modelos que dejaban a la vista los dedos y los talones. Las grandes plataformas de los años sesenta y setenta también ocupan un lugar y ahí termina todo, porque según la directora del museo, a partir de entonces no ha existido mucha innovación, ya que los diseñadores se han concretado a reciclar modelos del pasado.

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