Sydney Reilly, el as de los espías de Scotland Yard que planeaba matar a Lenin... ¿y fue el verdadero James Bond?

Se cree que nació en Odessa en 1873, pero los datos certeros de su vida se mezclan con las penumbras. Muchos creen que fue la inspiración del célebre personaje de Ian Fleming

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Sydney Reilly, nacido en Rusia, fue uno de los más destacados espías británicos
Sydney Reilly, nacido en Rusia, fue uno de los más destacados espías británicos

Situación imaginaria, pero posible.

Un guionista le lleva un proyecto a un director de cine. La historia de un espía ruso leal al Reino Unido, a Alemania y a Japón, de James Bond, dueño de once pasaportes y dominio de seis idiomas, con un objetivo supremo: asesinar a Lenin. El director le baja el proyecto del Cielo al duro suelo, y de ahí al tacho de basura: "Eso no te lo cree nadie". Fin de la conversación.

Y sin embargo, fue total, absoluta y asombrosamente cierto.

Vio la primera luz, se supone, en 1873 y en Odessa cuando era del Imperio ruso: la ciudad y el puerto de la gesta del acorazado Potemkin, año 1905. Pero acerca de su vida fabuló al galope: dijo que era hijo de un marinero mercante irlandés, de un cura también de la verde Irlanda, y de un terrateniente aristocrático muy influyente en la corte de Alejandro III de Rusia. Otro que tire y pegue: se aceptan más versiones…

Según la policía secreta soviética, acaso nació como Zigmund Markovich Rozenblum en 1874, hijo de Markus, médico, y de una dama de familia noble pero venida a menos. O también, hijo único de Pauline y Gregory Rosemblum, rico matrimonio judío. Y un par de versiones más…

Antes de cumplir 20 años cayó preso por doble agente: mensajero del grupo revolucionario Amigos de la Ilustración, e informante de la policía. Una vez libre, y enterado de la muerte de su madre, se embarcó en un buque británico y recaló en Brasil bajo el nombre de Pedro, trabajador todo terreno: cargó bolsas en el puerto, reparó caminos con una cuadrilla, sudó en plantaciones, y por fin trepó en un buque con miembros de la Inteligencia británica… como cocinero.

En ese punto empieza la leyenda. Se supone que nativos enfurecidos atacaron a la tripulación, y cuando estaban a punto de matar al capitán, Charles Fothergill, nuestro camaleónico héroe empuñó la pistola de un oficial y mató a los salvajes "con increíble puntería", según los testigos. Premio por su arrojo: 1.500 libras, pasaporte británico y pasaje a la Rubia Albión, donde eligió llamarse Sidney Rosenblum.

Se cree que Reilly nació en Odessa alrededor de 1873, aunque las versiones sobre su identidad real difieren
Se cree que Reilly nació en Odessa alrededor de 1873, aunque las versiones sobre su identidad real difieren

Aventura contradictoria: otras evidencias juran que llegó a Londres desde Francia con los bolsillos llenos. Al parecer, él y su cómplice polaco Yan Voitek mataron a cuchillo limpio, en un tren de París a Fontainebleau, a dos anarquistas italianos, y les robaron una fuerte suma destinada a financiar actos revolucionarios.

Pero en este carrousel de dudosos giros, Sidney –que odiaba a los bolcheviques– mantuvo hasta su último día un objetivo fijo y obsesivo: asesinar a Lenin.

El año 1896 lo encuentra en Londres como vendedor de medicamentos y creador de la Ozone Preparations Company…, y al mismo tiempo, informante pago de la poderosa red de Inteligencia dirigida por William Melville, jefazo de una división especial de Scotland Yard.

Un año después conoce a Margaret Callaghan Thomas, consumidora de sus mágicos remedios y mujer del Reverendo Hugh Thomas. Adivine el segundo acto, lector…

¿Acertó?

Si no, conozca la verdad. El 4 de marzo de 1898, el Reverendo cambió su testamento a favor de Margaret –ya amante del espía–, y el 12 estaba muerto. Causa: "una gripe genérica". Convincente diagnóstico para encubrir su asesinato…

Lo enterraron 36 horas después, y ella heredó 800.000 libras. Un fortunón. Por supuesto, la feliz pareja se casó.

Entretanto, el jefe Melville creó un nuevo nombre para su agente: Sidney George Reilly. Vida nueva para el escurridizo gato…

Reilly, a la derecha de la imagen, el día de su boda con la actriz Pepita Bobadilla en 1923
Reilly, a la derecha de la imagen, el día de su boda con la actriz Pepita Bobadilla en 1923

Tan escurridizo y ubicuo al mismo tiempo, que no tardó en ofrecer sus servicios a la Inteligencia del Japón, aceptados por el general Akashi Motojiro, pragmático si los hubo:

–Prefiero a los espías que lo hacen por dinero en lugar de los que juran amar a mi país.

Mientras trabajaba para Gran Bretaña y Japón ganando fortunas, hacia 1909 tomó un altísimo riesgo: husmear en los planes del kaiser, que hacía crecer la maquinaria de guerra de la Alemania imperial, e informar a sus jefes británicos.

¿Cómo lo hizo? Simuló ser un experto operario de astilleros del Báltico bajo el nombre de Karl Hanh, aprendió a soldar, y lo emplearon como tal en la planta Krupp Gun Works, en Essen, y no tardó en unirse a la brigada de bomberos para descubrir la planta de extintores e hidrantes. Rompió el cerrojo de la oficina que custodiaba los planes, pero el capataz lo pescó con las manos en la masa. Problema menor para Reilly: lo estanguló, se refugió en una casa segura de Dortmund y a otra cosa.

Pero aún le faltaba su acto más peligroso y supremo: asesinar a Vladimir Lenin y deponer al gobierno bolchevique.

En algún punto, Melville dudó de la capacidad de Reilly. Sobre todo cuando un informe secreto –espías investigando a espías– lo calificó como "ambicioso sin límites, envidioso de la vida de los ricos, mujeriego (se casó cuatro veces), y jugador compulsivo. En suma, lo consideramos poco fiable e inadecuado para sus misiones".

Pero Reilly caminaba siempre un paso adelante. Ganó la confianza de Winston Churchill y de Mansfield Cumming, primer jefe de la organización que luego sería el mítico MI6. Por lo tanto, luz verde para infiltrarse en Rusia y matar a Lenin…

Viajó de incógnito. Usó uno o más de su decena de identidades. Consiguió un imposible: credencial de la Cheka, la primera organización política y militar soviética, destinada a "suprimir por cualquier medio todo acto contrarrevolucionario o desviacionista. Para ello, detener, torturar y ejecutar de modo sumarísimo a todo culpable o sospechoso".

Reilly estaba sobre el cráter de un volcán…

Reilly tenía como misión asesinar a Lenin y acabar con la experiencia bolchevique
Reilly tenía como misión asesinar a Lenin y acabar con la experiencia bolchevique

Pero una vez más, tuvo la suerte del gato. En agosto de 1918, Fanya Kaplan, ex anarquista y luego fiel al Partido Revolucionario Socialista, esperó que Lenin saliera de la fábrica de armas moscovita Michelson, y lo baleó tres veces con una pistola Browning antes de que el histórico líder subiera a su auto. Una de las balas rozó el corazón y se alojó en un pulmón, y otra pasó cerca de la yugular.

Más allá de las sospechas –¿Reilly dirigió a la Kaplan?–, quedó liberado: luego de ese sangriento episodio, el cerco tendido en torno de Lenin fue inexpugnable…

Para entonces, grueso prontuario atesoraba sus éxitos. En la Guerra Boer simuló ser un comerciantes de armas ruso para espiar los envíos de armas holandesas a los boers. Logró información secreta sobre las defensas militares rusas en Manchuria para la policía secreta japonesa. Consiguió concesiones petroleras persas para el Almirantazgo británico. Sedujo a la mujer de un ministro ruso para sonsacarle información sobre los envíos de armas alemanas a Rusia. Y como premio, el 22 de enero de 1919 recibió la Cruz Militar del Reino Unido "por servicios distinguidos en relación con operaciones militares en campo enemigo".

Siempre se lo supuso inspirador de Ian Fleming para la creación de su personaje James Bond. Pero Fleming fue espía, y experto en no mostrar todas sus cartas. Cuando le preguntaron si Reilly fue su modelo para Bond, dijo:

–James Bond es sólo una tontería que soñé. No es Reilly.

Pero apostar a tantos ganadores signó su derrota. El jueves 5 de noviembre de 1925, a sus 52 años, detenido por agentes de la OGPU, sucesora de la Cheka, lo fusilaron en un bosque no lejano de Moscú. Todo indica que la sentencia de muerte fue firmada por Joseph Stalin.

Quedan sobre él dos testimonios clave. Christopher Andrew, profesor de la Universidad de Cambridge, escribió en su libro de 1985 "Servicio Secreto de su Majestad": "El agente más notable, aunque no el más confiable, fue Sidney Reilly, la figura dominante en la mitología del espionaje británico moderno. Poseía más poder, autoridad e influencia que cualquier otro espía. Era un experto asesino por envenamiento, puñaladas, balazos y estrangulamiento. Tuvo once pasaportes, y siempre una mujer para acompañarlo".

Robin Bruce Lockhart, diplomático, periodista y autor del libro "Ace of Spies", escribió en su página 59: "Reilly fue arrojado de un avión, muchas veces, detrás de las líneas alemanas. A veces disfrazado de campesino, o de oficial o soldado alemán, cuando usualmente llevaba documentos falsificados para indicar que había sido herido y estaba en licencia por enfermedad desde el frente. De esta manera pudo moverse por toda Alemania con total libertad".

Su amante Ethel Lilian Boole Voynich –tuvieron una volcánica relación en Italia–, publicó en 1897 la novela "The Gadfly". Palabra que significa "Tábano". Y eso fue Reilly, con sus luces, sombras, ambiciones, asesinatos, mil caras, traiciones: un tábano. Insecto del que presuntamente Sócrates dijo: "Dios me puso sobre vuestra ciudad como un tábano sobre un noble caballo para picarlo y mantenerlo despierto".

Y sentencia que usó Natalio Botana y su mítico diario Crítica (1913 a 1962) como lema, debajo del logo, y el dibujo del bicho en cuestión posado sobre el perfil de una ciudad.

Una de esas simetrías que amaba Borges…