El plan de infraestructuras de Joe Biden recibió el apoyo del Senado estadounidense en una votación clave

La apertura del debate fue aprobada con el respaldo de 17 republicanos tras arduas negociaciones sobre los planes estimados en un billón de dólares

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El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, junto al líder de la mayoría demócrata en el Senado, Chuck Schumer (EFE)
El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, junto al líder de la mayoría demócrata en el Senado, Chuck Schumer (EFE)

El plan de infraestructuras del presidente estadounidense, Joe Biden, recibió este miércoles el respaldo del Senado, que votó a favor de debatir la iniciativa después de semanas de tira y afloja entre demócratas y republicanos.

El resultado muestra la voluntad de los dos partidos de aprobar uno de los planes más importantes de Biden, que busca invertir aproximadamente un billón de dólares a lo largo de 8 años en la reconstrucción de puentes, ferrocarriles, puertos y aeropuertos del país.

En concreto, el plan de Biden superó un voto de procedimiento con 67 votos a favor y 32 en contra, lo que significa que el debate se centrará ahora en el contenido de la iniciativa.

Fue necesario que varios senadores republicanos votaran a favor del proyecto porque los demócratas tienen una estrecha mayoría de 50 escaños, una cifra insuficiente para aprobar la medida por sí solos. En la mayoría de casos, se necesitan 60 votos.

Hoy por la mañana los republicanos anunciaron que habían llegado a un acuerdo con los demócratas y la Casa Blanca para desbloquear el plan de infraestructuras. Y es que, hace solo una semana, los republicanos del Senado bloquearon de manera unánime el plan de Biden y ni siquiera accedieron a debatir la iniciativa durante una votación clave.

En un comunicado, Biden dio este miércoles la bienvenida al acuerdo y consideró que muestra al mundo que la democracia estadounidense puede funcionar y hacer “grandes cosas”.

Una calle cerrada debido a trabajos en Jersey City, Nueva Jersey, EEUU, 31 de marzo del 2021. REUTERS/Eduardo Munoz
Una calle cerrada debido a trabajos en Jersey City, Nueva Jersey, EEUU, 31 de marzo del 2021. REUTERS/Eduardo Munoz

Hace un mes, Biden y un grupo de 22 senadores demócratas y republicanos anunciaron a bombo y platillo fuera de la Casa Blanca que habían llegado a un acuerdo, pero más tarde las negociaciones se complicaron, especialmente por las reticencias de los republicanos sobre cómo se financiará la inversión en infraestructuras.

El acuerdo incluye 110.000 millones de dólares para carreteras, 73.000 millones para gastos en redes eléctricas, 66.000 millones para ferrocarriles, 65.000 millones para ampliar el acceso a la banda ancha, 55.000 millones para agua potable, 50.000 millones para temas ambientales, 39.000 millones para transporte público y 25.000 millones de dólares en aeropuertos, dijo la Casa Blanca, lo que se llama “infraestructura física”.

Fuera del pacto quedó la llamada “infraestructura humana”, que es necesaria, por ejemplo, para reabrir los centros de educación para niños que han cerrado durante la pandemia, así como para combatir la pobreza, la crisis climática y expandir “Medicare”, un programa de cobertura sanitaria para las personas mayores de 65 años.

Esos puntos han sido incluidos en un paquete de gasto social de 3,5 billones de dólares que los demócratas quieren impulsar en solitario a través de una fórmula legislativa conocida como reconciliación, que permite aprobar un proyecto de ley con mayoría simple de 50 votos, en vez de los 60 que hacen falta normalmente.

Abordando una preocupación sobre el financiamiento entre los legisladores republicanos, incluido el líder de la minoría del Senado, Mitch McConnell, el senador opositor Rob Portman dijo que el paquete que avanza en la Cámara está “más que pagado” y agregó: “Esperamos seguir adelante y tener un debate saludable”.

Funcionarios dijeron que el paquete se financiaría mediante una combinación de medidas. La más grande es redirigir 205.000 millones de dólares en fondos de ayuda para el COVID-19. Otra son recuperar 50.000 millones en beneficios de desempleo pagados fraudulentamente durante la pandemia y lograr que los estados devuelvan los fondos federales de desempleo no utilizados, recaudando otros 50.000 millones de dólares.

(Con información de EFE y Reuters)

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