La importancia del uso de mascarillas se acaba de hacer mucho más clara, de acuerdo con un estudio hecho por los Centros de Control y Prevención de Enfermedades (CDC por sus siglas en inglés).
Esto debido a que en mayo pasado una estética en el condado de Springfield-Greene, Misuri tuvo dos trabajadores enfermos con COVID-19. A pesar de que atendieron a 139 clientes, ninguno de ellos mostró síntomas debido a que tanto clientes como trabajadores utilizaron cubrebocas.
“Entre 67 clientes evaluados para SARS-CoV-2, todos los resultados de las pruebas fueron negativos. La adhesión a la política de cobertura facial de la comunidad y la empresa probablemente mitigó la propagación del SARS-CoV-2”, explica el estudio.
Este estudio concuerda con lo que varios científicos han dicho durante los últimos meses: las mascarillas son parte esencial de un kit de prevención del coronavirus.
“Si transmitimos este mensaje a las personas de manera consistente, podríamos contener la enfermedad”, dijo al diario The New York Times, Juan B. Gutiérrez, biólogo-matemático de la Universidad de Texas en San Antonio, quien modela la transmisión del coronavirus, pero no participó en el estudio.
Ambos estilistas se enfermaron a mediados de mayo, pero continuaron trabajando hasta una semana después, cuando los síntomas comenzaron a presentarse. Los negocios apenas estaban empezando a reabrir y, de acuerdo con lo que dijo al diario Robin Trotman, médico especialista en enfermedades infecciosas y autor del estudio, los casos del condado eran bastante bajos. “Hubo días en los que solamente tuvimos máximo dos casos”, compartió.
De acuerdo con Kendra Findley, investigadora del Departamento de Salud del Condado esta fue la razón por la cual la primera estilista que se contagió, atribuyó sus síntomas a alergias. A pesar de las recomendaciones y mientras esperaba los resultados de la prueba, ella fue a trabajar.
La segunda persona en el salón de belleza se enfermó tan solo unos días después de su colega y después de que sus pruebas arrojaron resultados positivos, fueron enviados a una cuarentena obligada.
Pero para ese entonces ya habían tenido contacto con más de 100 personas que buscaron servicios de corte de cabello, así como en el rostro. En estos, los trabajadores se tenían que acercar a tan solo unos centímetro de la gente por más de 20 minutos, lo que daba suficiente tiempo al virus de transmitirse, de no ser por las mascarillas.
“Esto realmente muestra el poder de los revestimientos faciales, especialmente en entornos interiores”, compartió a la publicación Nadia Abuelezam, epidemióloga de enfermedades infecciosas en el Boston College.
Después de que el público asistiera a la estética, oficiales de salud rastrearon a 139 personas y les pidieron que se aislaran por 14 días. Aunado a esto, ofrecieron pruebas gratuitas de COVID-19, solamente 67 personas aceptaron. Ninguno presentó síntomas en esos días, mientras que las pruebas fueron negativas.
En una entrevista para el estudio realizado, 104 de los clientes revelaron que utilizaron mascarillas durante su visita a la estética. Aunque algunos pocos pudieron usar equipo de protección tipo N95, la mayoría de la gente (incluidos los trabajadores de la estética) usaron mascarillas hechas de tela.
Aunque este material no sea tan confiable como las N95, fueron esenciales para evitar la propagación del virus. “Si no hubieran estado usando esas máscaras, hubiéramos esperado una situación totalmente diferente”, aseveró el doctor Gutiérrez.
Sin embargo, este estudio solamente prueba que durante un periodo relativamente corto de interacción, y con el equipo correcto, el contagio se puede disminuir. No obstante, aún falta saber acerca de la exposición a largo plazo.
“Se trata de una exposición a corto plazo, en interiores. No podemos generalizar estos resultados a una situación en la que las personas pasan períodos prolongados juntos en el interior”, añadió la doctora Abuelezam.
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