La industria automotriz y el estado de California se unen para desafiar los nuevos estándares anticontaminantes en EEUU

Los esfuerzos del gobierno para flexiblizar las reglas de contaminación impuestas en la era Obama encuentra oposición en la misma industria que está siendo desregulada

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La propuesta de la Administración Trump debilitaría significativamente los estándares anticontaminantes emitidos por el ex presidente Barack Obama. (Getty Images)
La propuesta de la Administración Trump debilitaría significativamente los estándares anticontaminantes emitidos por el ex presidente Barack Obama. (Getty Images)

La Casa Blanca, sorprendida por un pacto entre California y cuatro fabricantes de automóviles para oponerse a los nuevos estándares de emisiones de gas impuestos por la Administración Trump, ha montado un esfuerzo para evitar que más personas se unan al movimiento opositor.

Toyota, Fiat Chrysler y General Motors fueron convocadas por un asesor de alto rango de Trump a una reunión en la Casa Blanca el mes pasado, donde los presionó para que se mantuvieran a favor de la propia iniciativa del presidente, de acuerdo a The New York Times.

Los esfuerzos del gobierno no están demostrando ser suficientes para promover su agenda. Otra empresa, Mercedes-Benz, también se está preparando para unirse al acuerdo de California, según el diario neoyorquino.

Donald Trump, "enfurecido" por el acuerdo de California, ha exigido a sus funcionarios acelerar el proceso. Su propuesta, sin embargo, se opone a los deseos de muchos fabricantes de automóviles, que temen que los agresivos recortes de regulaciones desaten una batalla legal entre California y el gobierno federal que podría dividir el mercado automovilístico de Estados Unidos.

Los esfuerzos de la administración para suspender las reglas de contaminación de la era Obama podrían ser irrelevantes si una mayoría de fabricantes de automóviles se unen a California antes de que el plan pueda implementarse. Esto podría evitar uno de los retrocesos de mayor alcance provocados por las políticas de cambio climático de Trump.

Además de Mercedes-Benz, otro fabricante de automóviles prominente -uno de los tres convocados el mes pasado a la Casa Blanca- tiene la intención de hacer caso omiso del proyecto de Trump y atenerse a los estándares federales de emisiones más estrictos que existen en la actualidad por lo menos durante los próximos cuatro años, de acuerdo con los ejecutivos de la compañía.

Juntos, los seis fabricantes que hasta ahora planean no adherirse a las nuevas reglas de Trump representan más del 40 por ciento de todos los automóviles vendidos en los Estados Unidos.

"Se llega a un punto en el que, si hay suficientes compañías con California, entonces lo que la administración Trump está haciendo es discutible", dijo Alan Krupnick, economista de Resources for the Future, una organización no partidista de investigación sobre energía y medio ambiente.

Un alto funcionario de la administración dijo que el pacto de California es un intento de obligar a los estadounidenses a comprar vehículos caros que no quieren ni necesitan.

La propuesta de la administración Trump debilitaría significativamente los estándares de contaminación de los vehículos establecidos por el presidente Barack Obama en 2012, que siguen siendo la política más grande promulgada por los Estados Unidos para reducir las emisiones de dióxido de carbono que calientan el planeta. Denominadas "CAFE" (Corporate Average Fuel Economy), las normas vigentes hasta ahora preveían aumentos graduales de la autonomía de los vehículos hasta alcanzar un objetivo de 54,5 millas por galón de gasolina (unos 100 kilómetros por cada 4,32 litros) en 2025.

Los nuevos estándares limitan el objetivo a 37 millas por galón después de 2021 y están en línea con la voluntad de Trump de desmantelar la mayor parte del "plan climático" establecido por su predecesor para mantener bajos los precios de los automóviles. El mandatario afirma que las normas del gobierno de Obama han contribuido a elevar el precio promedio de los automóviles, ahora de 35.000 dólares, o sea, 2.340 dólares más, lo que lleva a los consumidores a no cambiar de vehículo.

Las nuevas normas también apuntan a eliminar la exención para ciertos estados, como California, de establecer reglas aún más estrictas que el resto del país en esta materia.

Sorprendentemente, los fabricantes de automóviles se han opuesto a la propuesta de Trump principalmente porque California y otros 13 estados planean demandar al gobierno y continuar haciendo cumplir sus reglas actuales, más estrictas. Esto podría conducir a una situación peligrosa para los fabricantes: años de incertidumbre regulatoria y una división de la industria.

La semana pasada, funcionarios de California dijeron que esperaban que más fabricantes de automóviles se unieran a su pacto, que obliga a los fabricantes de automóviles a construir vehículos a un estándar casi tan estricto como las reglas de la era de Obama. "Muchas compañías nos han dicho -más de una o dos- que suscribirán al acuerdo tan pronto como se sientan libres de hacerlo", dijo Mary Nichols, la máxima autoridad de aire limpio en California.

Mary Nichols de la California Air Resources Board
Mary Nichols de la California Air Resources Board

En la administración Trump, tres altos funcionarios políticos involucrados en el proceso han renunciado a sus cargos recientemente. Otro alto funcionario con años de experiencia en la materia fue transferido a otra oficina. Eso significa que el proceso está siendo dirigido ahora por Francis Brooke, un asesor de la Casa Blanca de 29 años de edad con experiencia limitada en políticas de cambio climático. Dada la falta de personal experimentado, las personas que trabajan en el plan dicen que es poco probable que se implemente antes de octubre.

La Casa Blanca calificó de "irrelevantes" los cambios del personal y aseguró que las nuevas normas estaban a punto de cumplirse a pesar de la oposición de la propia industria que está siendo regulada. William K. Reilly, quien dirigió la E.P.A. en la primera administración de George Bush, dijo que la decisión de Trump es extraordinariamente inusual.

"No creo que haya ningún precedente para que una industria importante diga: 'Estamos preparados para tener una regulación más estricta', y que la Casa Blanca diga: 'No, nosotros sabemos más'", dijo.

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