Alcaldes de "ciudades santuario" cuestionaron la propuesta de Trump de trasladar indocumentados: "Son personas, no peones"

Los gobernantes de Nueva York, Los Ángeles, Chicago y otras localidades que se han negado a entregar indocumentados a las autoridades federales para su deportación respondieron a "la amenaza" que hizo este viernes el mandatario de EEUU

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Bill de Blasio, Erick Garcetti y Sam Liccardo
Bill de Blasio, Erick Garcetti y Sam Liccardo

Alcaldes de "ciudades santuario" criticaron este viernes al presidente Donald Trump por amenazar con la posibilidad de enviar a indocumentados detenidos en la frontera sur a estas urbes que rechazan colaborar en materia migratoria, área de competencia federal.

La Casa Blanca ya había despertado criticas después que funcionarios divulgaran que en febrero pasado se contempló la idea y la ola de rechazos aumentó después de que Trump reconociera este viernes que estudia "en serio" esa posibilidad porque los demócratas no quieren cambiar las "peligrosas" leyes migratorias del país.

Los ataques estarían dirigidos en especial a California, estado que ha presentado batalla contra las políticas de la administración Trump en materia migratoria y donde las reacciones no se hicieron esperar este viernes.

La alcaldesa de Okland, Libby Schaaf, quién está en la mira de Trump por haber avisado a su comunidad sobre una redada de las autoridades de Inmigración, calificó de "abuso de poder indignante el utilizar a los seres humanos para resolver" los asuntos políticos.

El alcalde de Los Ángeles, Erick Garcetti, se sumó a las críticas y le aclaró al mandatario que los inmigrantes "son personas, no peones".

Por su parte, el alcalde de San José, Sam Liccardo, optó por dar la bienvenida a cualquier familia que esté dispuesta a soportar dificultades extraordinarias y correr "grandes riesgos por ser parte de nuestro gran país".

Liccardo está enfrentando los ataques contra la ciudad santuario, después que el mes pasado se acusara de asesinato a Carlos Eduardo Arévalo Carranza. El indocumentado salvadoreño, que había sido solicitado nueve veces por los agentes del Servicio de Control de Inmigración y Ciudadanía (ICE), se vio favorecido por las medidas que prohíben la colaboración entre las autoridades locales y los funcionarios de inmigración.

El alcalde de Nueva York, Bill de Blasio, se sumó a las críticas y declaró en un comunicado que Trump ha demostrado de nuevo que la "única constante" en su política migratoria es la "crueldad". "La ciudad de Nueva York siempre será la ciudad definitiva de los inmigrantes: las amenazas vacías del presidente no lo cambiarán", dijo.

Rahm Emanuel, alcalde de Chicago, aseguró que lo que Trump no comprende es que Estados Unidos en sí mismo es un "país santuario". "Las ciudades pequeñas, medianas y grandes de todo el país se identifican repentinamente y rápidamente como ciudades santuario debido al abandono de los valores, los ideales y el destino cultural de los estadounidenses bajo la vigilancia del presidente Trump", señaló en un comunicado.

En este sentido, Emanuel dijo que la suya es una "ciudad acogedora" y que los inmigrantes de todas las religiones, nacionalidades y etnias ayudan a hacer de ella la urbe "más estadounidense de Estados Unidos".

El alcalde de Filadelfia, Jim Kenney, coincidió con Liccardo al decir que su ciudad estaría preparada para recibir a estos inmigrantes tal como la he hecho por "décadas".

A los líderes de las grandes ciudades, pequeñas comunidades que absorben una gran cantidad de estos inmigrantes como la ciudad de Maywood en el condado de Los Ángeles, se unieron a las críticas.

El alcalde, Eddie De La Riva, aseguró a EFE que con esa medida no se castigaría a las ciudades y recordó que el país fue construido por extranjeros que buscaron en Estados Unidos una nueva vida.

Donald Trump en la frontera de EEUU con México (Reuters)
Donald Trump en la frontera de EEUU con México (Reuters)

El plan de Trump, según The Washington Post, consistiría en transportar a los inmigrantes bajo custodia de las agencias migratorias a las ciudades o circunscripciones santuario, que optan por proteger a los indocumentados y se niegan a informar a las autoridades federales del estatus legal de las personas arrestadas.

Esa idea se estudió tanto en noviembre como en febrero, y la Casa Blanca argumentó ante el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE, en inglés) que su intención era tanto aliviar el problema de falta de espacio en los centros de detención, como enviar un mensaje a los demócratas.

Precisamente, el Partido Demócrata, en boca del director de medios hispanos de su comité nacional, Enrique Gutiérrez, dijo en un comunicado que el presidente volvió a demostrar de nuevo a qué "extremos" está dispuesto a llegar con su agenda antiinmigrante.

"El simple hecho de que están considerando esta propuesta para una retribución política es horroroso y muestra lo peligroso que es esta administración", aseguró.

Las declaraciones de Gutiérrez coinciden con la reacción del Caucus Hispano del Congreso de Estados Unidos (CHC, por su sigla en inglés), formado íntegramente por demócratas, que lamentó la "crueldad" que muestra Trump con estos planteamientos.

En su opinión, los "vulnerables" inmigrantes que llegan a la frontera no deberían utilizarse como "peones políticos para avivar el miedo y la división" en el país.

Con información de EFE

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