Samantha Vivier, de 22 años, ha sido arrestada una semana después de que encontraran el cuerpo sin vida de su bebé recién nacido en el interior de los sanitarios de mujeres de un almacén de Amazon en el suroeste de Phoenix, Arizona.
La joven ha sido acusada de deshacerse de forma ilegal de restos humanos. Aunque tendrá que afrontar un juicio penal, el fiscal solicitó que se le concediera la libertad provisional, alegando que la procesada cooperó con las autoridades desde los inicios de la investigación, y que reconoció desde un principio ser la madre de la pequeña.
El Departamento de Policía de Phoenix localizó a Vivier el pasado 17 de enero, un día después de que empleados de Amazon reportaran a emergencias el hallazgo de un bebé muerto en los baños de los trabajadores.
Aunque en un primer momento se negaron a responder preguntas claves sobre la identidad de la madre, el portavoz del departamento, Vince Lewis, aseveró que ella estaba colaborando con los agentes que llevaban la investigación.
Hoy la policía confirmó que la joven trabajaba en los almacenes de Amazon. A través de un comunicado, explicaron que durante el interrogatorio del martes pasado, la acusada aseguró que no sabía que estaba embarazada, y que "entró en pánico" cuando dio a luz en los sanitarios de las instalaciones. Además, destacaron que no hay evidencias de que Vivier dañara a su hija después de nacer.
Según los documentos de la corte, el parto se produjo entorno a las 11:30 horas del 16 de enero, cuando la procesada hizo una pausa para salir a almorzar. Después de tener al bebé, pidió a otro trabajador de la compañía toallas de papel y una bolsa de plástico para limpiar el piso del baño.
Tras comprobar que la niña no reaccionaba, la puso dentro del bote de basura y se fue del almacén para cambiarse de ropa.
Unas horas más tarde, a mediodía, un conserje que limpiaba los sanitarios se percató de que el cubo de residuos pesaba más de lo habitual. Entonces encontró al bebé y se puso en contacto con emergencias.
Cuando prestó declaración, Vivier dijo que subió siete kilos, pero que nunca sintió a un bebé moverse en su barriga, y que no visitó a ningún médico en ese tiempo. Confesó que se asustó mucho después del nacimiento porque no quería que el padre del bebé se enterara.
Aunque defiende que nunca hizo daño al pequeño y que este nació muerto, las autoridades explicaron que habrá que esperar a que se revelen los resultados de la autopsia.