Se acerca la fecha de la toma de posesión de Jair Bolsonaro y el presidente electo de Brasil es todavía una incógnita tanto en los círculos del poder político y diplomático de Washington como en el mercado financiero de Wall Street, donde esperan con ansiedad sus primeras medidas de gobierno para poder interpretar con más claridad el nuevo escenario regional.
La tarea no es fácil. Como con una figura de muchas caras, cada observador en la capital norteamericana y en Nueva York parece encontrar en Bolsonaro algo distinto, desde el socio político y comercial ideal, inclinado hacia el liberalismo económico y las privatizaciones, al imprevisible nacionalista sin mayores contemplaciones por asuntos delicados como la institucionalidad democrática, la política exterior, los derechos humanos o el cuidado del medio ambiente.
Nadie se arriesga a profetizar todavía cuál Bolsonaro se impondrá finalmente. O si una vez instalado en el poder el nuevo mandatario será todos ellos a la vez.
Brasil es la segunda potencia regional detrás de Estados Unidos y ese dato es clave para los analistas que ponen el foco en la cambiante realidad latinoamericana. Desde una perspectiva geopolítica, lo primero que resaltan es la sintonía que, a priori, todo indica tendrá Bolsonaro con la administración de Donald Trump, al que se lo suele comparar. "La Casa Blanca está feliz con la elección de Bolsonaro", resumió para Infobae Benjamin Gedan, experto en América latina del Wilson Center de Washington.
El gobierno norteamericano ve al presidente electo de Brasil como un líder cercano ideológicamente, con el cual Trump ya adelantó que cooperará en materia "comercial, militar y todo lo demás". En ese combo entran asuntos diversos, algunos de ellos polémicos, pero todos prioritarios para EEUU. "La administración Trump ve con muy buenos ojos la llegada de Bolsonaro al poder, especialmente por sus posiciones sobre Israel, el cambio climático y la influencia de China en la región", detalló Juan Carlos Hidalgo, especialista en asuntos latinoamericanos del Cato Institute.
También los inversores albergan expectativas positivas, en buena medida por la orientación ultraliberal de quien estará al frente de la economía de Brasil. "Están entusiasmados por las promesas de Paulo Guedes y el resto del equipo económico entrante de impulsar una reforma impositiva y avanzar en la privatizaciones y la liberación del intercambio comercial", observó Gedan.
La situación hoy, desde la perspectiva del mercado, "está lejos de ser ideal", afirmó a Infobae Alejo Czerwonko, director de estrategia para mercados emergentes de UBS, en Nueva York. Bolsonaro, dijo, "hereda una economía con fuertes desequilibrios fiscales que deben ser reparados y un gobierno que interviene fuerte en la economía, con regulaciones que ponen límites a una mayor productividad y a la actividad privada".
El horizonte sin embargo luce más prometedor, añadió el analista de UBS. El de Bolsonaro será un gobierno "claramente promercado, que buscará recortar y simplificar el sistema impositivo, acelerar las privatizaciones, promover las asociaciones público-privadas, mejorar el funcionamiento de las agencias reguladoras, abrir la economía y formalizar la independencia del Banco Central, entre otras medidas", sostuvo Czerwonko.
El mayor interrogante entre los inversores de Wall Street es si Bolsonaro logrará efectivamente reformar el sistema previsional brasileño, tal como prometió durante la campaña, algo que consideran será crucial para lograr el equilibrio de las cuentas públicas.
Pero así como ha logrado seducir y generar expectativas económicas positivas entre los estrategas de los grandes bancos neoyorquinos, en otros frentes de la gestión Bolsonaro todavía despierta inquietud.
"Hay razones válidas para preocuparse por las políticas que pueda impulsar. Sus comentarios en la campaña y después también sugieren una contradicción con valores básicos en materia de derechos humanos y de libertades públicas", advirtió Jose Miguel Vivanco, director de Human Rights Watch para América latina.
Resaltó, sin embargo, la elección del juez Sergio Moro, de reconocido prestigio por su investigación del Lava Jato, como futuro ministro de Justicia y Seguridad pública de Brasil. Moro, según Vivanco, "ha cuestionado algunos aspectos preocupantes de las promesas de Bolsonaro en materia de seguridad y lucha contra la delincuencia", de modo que hay un interrogante abierto en esa materia, que se resolverá recién después del 1° de enero, una vez que asuma el nuevo gobierno.
Con Bolsonaro podría operar aquello de que una cosa es la campaña y otra la gestión. "Como con todo líder populista, la incógnita permanece en cuanto a si procederá a materialzar su agenda y retórica de campaña una vez en el poder o si moderará sus posiciones y actuará de manera más consensuada y presidencial", observó Hidalgo.
"Desde su elección hemos visto que ha moderado su retórica en algunas áreas, aunque hay señales claras de que tiene intenciones de implementar su agenda económica, ambiental y de política exterior", completó el experto del Cato Institute de Washington.
La pregunta es dónde trazará la administración Trump la línea de tolerancia si el peor Bolsonaro finalmente se impone.
Como señaló Gedan, el presidente electo de Brasil "podría resultar un socio imperfecto" para Estados Unidos, con consecuencias que podrían tener alcance regional. "Si por ejemplo lesiona las instituciones democráticas brasileñas o reprime a la oposición -observó el especialista-, Bolsonaro se convertirá en un lastre para el combate que lidera el gobierno norteamericano contra abusos similares en Venezuela".
MÁS SOBRE ESTE TEMA: