En plena corte, mientras esperaban al juez, Telby Fields decidió matar el tiempo de una forma muy particular: vendiendo droga. Sin embargo, un guardia de seguridad se percató de lo que intentaba hacer.
La mujer de 24 años estaba sentada en la última fila de una sala penal de Kentucky el pasado lunes 2 de julio para enfrentar cargos por amenaza terrorista, de acuerdo con el reporte policial que cita el Lexington Herald-Leader.
En medio de la sesión, les ofreció metanfetaminas a tres personas, según denunciaron las autoridades.
Un guardia de seguridad la escuchó, y se lo advirtió al detective Neil Adams, de la policía del Condado de Magoffin.
Adams esperó a la finalización de la sesión, y siguió a Fields cuando se dirigía al estacionamiento de la corte. Allí la esperaba un auto con dos hombres, uno al volante y otro en el asiento del pasajero.
La mujer entró y se sentó en el asiento trasero. En cuestión de pocos minutos el detective y un policía se acercaron al vehículo y les pidieron a los hombres salir del auto.
El que estaba en el asiento del pasajero, Collin Tenhunfeld, abrió la puerta y echó a correr. Aunque el agente de la policía pudo agarrarle la camisa, logró desprenderse y se lanzó desde una altura de casi cuatro metros a un arroyo de poca profundidad.
Sin embargo, el celular quedó en el auto, y las autoridades lograron identificarlo. Pusieron las imágenes en la página de Facebook del Salyersville Independent, y horas más tarde fue capturado.
La policía encontró en el auto unos 35 gramos de metanfetamina, instrumentos para pesar y cientos de bolsas de nylon, de acuerdo con la estación de televisión local WYMT.
La mujer, Tenhunfeld y Cole Gaylord, que ocupaba el asiento del chofer, enfrentan ahora cargos de tráfico de drogas.
El sheriff del Condado de Magoffin, Carson Montgomery, informó que los hombres son de Indiana.
"Eso es lo que me irrita, que vengan aquí de otro estado creyendo que van a poder vender metanfetamina y salirse con la suya, pero no les va a funcionar", criticó Montgomery.
La metanfetamina es una sustancia controlada, y las leyes de Kentucky contemplan una multa de hasta 10,000 dólares y un máximo de 10 años de prisión para quien sea hallado culpable de venderla.
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